La comida de la disculpa

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Después de pensar mucho en cómo había reaccionado antes, Lena se dio cuenta de que no tenía intención de hacerle pasar un mal rato a la secretaria. Entonces, cuando la empleada de Kara se disculpó con ella como si su vida dependiera de que ella la perdonara, simplemente asintió y dijo: "Está bien. ¿En qué piso está su oficina?". Luego, se encogió de hombros y agregó: "Puedo llegar hasta allí sola". Sonaba mucho más amigable que antes, lo que fue suficiente para tranquilizar a Linda de que la misteriosa joven no tenía intenciones de hacerla perder el trabajo.

Pero ella negó con la cabeza e insistió: "No, señorita. La misma Sra. Zor-El me pidió que la acompañara arriba". En el Grupo Zor-El, ningún empleado se atrevía a desafiar lo que decía la CEO, mejor dicho, lo que Kara quisiera, lo conseguiría de una manera u otra, y como podía percibir su nerviosismo en la voz de Linda, Lena se daba cuenta de que ella le temía a Kara como todos ahí, lo que no la sorprendía en absoluto

La mujer tenía una expresión dura la mayor parte del tiempo, y eso hacía que fuera sorprendente si alguien afirmara lo contrario y dijera que Kara no podía lastimar ni a una mosca.

En opinión de Lena, la mayoría de la gente le temía a Kara como Jack y ella misma. Los dos generalmente eran buscapleitos, algo que no debía ser ignorado. Pero, frente a Kara, rápidamente se ponían tan tímidos como ratones.

La secretaria parecía decidida a hacer lo que tenía que hacer, así que Lena asintió y la siguió hasta el piso 66.

Era espacioso pero no había ruidos, quizás porque ya muchos empleados se habían retirado y por eso Lena sintió que el lugar era tan silencioso como un cementerio a medianoche. Junto a la oficina de la CEO había un área pequeña con varios escritorios, y en la puerta había un cartel en que se podía leer claramente "Oficina de los Secretarios de la CEO".

Por el contrario de lo que ella había supuesto, cinco personas seguían trabajando en la oficina y, a través del cristal, podía ver un sexto asiento que estaba libre en ese momento. A Lena le costó mucho esfuerzo no hacer evidente su sorpresa. Kara, la CEO del Grupo Zor-El, tenía, ¡seis secretarios! Entonces se le ocurrió que, como era la jefa de una empresa tan grande, Kara probablemente tenía un montón de trabajo que manejar todos los días y era lógico que necesitara tantos secretarios.

Un hombre que llevaba gafas se levantó de la silla y se acercó cuando vio a Linda con esta muchacha que aún no conocía. "Hola, Linda, ¿y ella es...?". Aunque no podía identificarla, Lena le era bastante familiar.

Con sus veintipico de años, parecía una estudiante modelo de la universidad. Esa sonrisa dibujada en su rostro lo hacía ver como nada más que una buena persona.

Linda le dirigió a Lena una mirada incómoda y se volvió hacia el hombre; respondió de forma cortés: "Adam, esta señora está aquí por la Sra. Zor-El".

A pesar de los esfuerzos de Linda por presentarla, Adam estaba demasiado distraído por la sonrisa hechizante de Lena como para prestar atención. Pero pronto, volvió a comportarse de manera profesional. "Hola, señorita, encantado de conocerla. Por favor, venga conmigo", dijo, haciendo un gesto cortés con la mano hacia la oficina de la CEO. Lena sonreía sutilmente mientras seguía a Adam y Linda se quedaba atrás.

La joven se dio cuenta de que la mujer se sentía aliviada de dejarla con Adam.

Al llegar a la puerta, el secretario la golpeó ligeramente. "Entra", se oyó la voz profunda y fría de Kara.

Por instinto, Lena apretó la lonchera con fuerza, no iba a arrepentirse justo a la mitad del último paso de su plan.

¿Se sentiría molesta de verla? O más bien había una posibilidad de que Kara se enojara tanto que pudiera de inmediato firmar los papeles del divorcio; o quizás por el contrario, podría estar de tan buen humor que podría aceptar alegremente poner fin a este matrimonio.

Amor Ardiente  (AU) (G¡P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora