Niall era hijo de un empresario muy importante, para él era más que obvio que seguiría el legado de su padre junto a su hermano, pero cuando se dio cuenta de todas las responsabilidades, lo aburrido de un escritorio y lo monótono que era, se arrepintió.
Así que decidió desaparecer de Irlanda e irse a un lugar en el que Greg nunca pudiera encontrarlo.
Viajó a un lugar olvidado de América, en el que nadie supiera quién era y para asegurarse de eso cambio su pelo castaño por rubio, dejó sus trajes de diseñador y comenzó a usar jeans y chaquetas de pana.
Y aunque estaba huyendo respiraba mejor que nunca, con una libertad que nunca sintió antes por la responsabilidad de una empresa familiar como la de él.
Sacó el fideicomiso que sus padres le dejaron al morir y rentó un pequeño departamento en un vecindario que parecía todo menos seguro.
Tenía dinero pero quería trabajar, aunque se rehusaba a tener un empleo aburrido y monótono, un escritorio era su peor enemigo.
De esa forma su vecino lo convenció de entrar a la pandilla a la que pertenecía, y la verdad sea dicha, Zayn era muy bueno persuadiendo.
No supo que esperar al principio, luego le gustó la adrenalina que le producía hacer las cosas ilegales que realizaba estando en la pandilla.
Niall tuvo muchos problemas con el líder del grupo, él estaba acostumbrado a mandar y a mover a cientos de personas, así que cuando Alexander intentó ordenarle, simplemente perdió la compostura y sacó todo lo que aprendió en las miles de clases de karate y boxeo que tomó junto a su hermano a lo largo de su vida y le dio su merecido.
Se ganó el respeto del grupo y con el tiempo se convirtió en el líder, porque no solo era fuerte para su tamaño, sino que también era una mente maestra que los llevó a hacer bastantes negocios importantes.
Todo iba de maravilla hasta que el rumor de otro grupo llegó a sus oídos. En un primer momento no le tomó la importancia que requería, pues sabía que su pandilla era la más grande de la zona, pero empezaron a tener problemas con sus clientes y después con sus distribuidores. Así que llegó al colmo de su paciencia y enfrentó al otro líder, Harry era el mayor dolor de huevos que Niall había tenido en sus cortos 22 años.
Él no entendía de razones, y era tan terco como una mula, Niall tenía tantas ganas de darle su merecido pero Harry no era tan estúpido como para andar solo, siempre iba acompañado de un mastodonte y de un arma.
— Eres un cobarde — siempre le decía, Harry solo se burlaba.
— Yo lo llamo ser precavido.
— ¿Acaso no crees poder conmigo?
Harry solo lo miraba de arriba a abajo y soltaba una risita de esas que desesperaban a Niall y se largaba, como si no le estuviera quitando sus clientes, distribuidores, su territorio, todo. Al rubio le daban ganas de matarlo, pero sabía muy bien que nunca tendría el coraje de quitarle la vida a alguien. Harry también lo sabía y lo usaba en su contra.
— Yo digo que lo embosquemos y lo rapemos después de una buena paliza.
— Eso fácilmente se saldría de control, piensa, Zayn. Harry nunca anda solo.
— Es porque te tiene miedo.
Niall solo negó y volvió a sentarse en su sillón de cuero negro, quería que deliberadamente una idea llegara a su mente, hasta que en efecto, algo llegó a su cabeza.
— Averigüa en dónde vive, si tiene familia y su itinerario, por favor, Z.
Su amigo así lo hizo y con una rapidez que lo sorprendió de sobremanera.