CAPÍTULO 5:

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CAPITULO 5:

Llegamos al puente localizado a las afueras de la ciudad y bajamos por las pequeñas y estropeadas escaleras de piedra que nos llevaban a orillas del río.

Allí estábamos.

Nos miramos los unos a los otros. No sabíamos que hacer o que decir.

-¿Enserio haremos esto...? -Preguntó Eva insegura.

-Tenemos que hacerlo. -Dijo Tom mirando hacia el río.

-Ella era nuestra amiga... -Comentó Eva con voz temblorosa.

"No llores."

Tom miró a Eva.

-Ha sido un accidente. Nadie tiene la culpa pero si alguien se entera iremos a la cárcel. -Negó con la cabeza. -Y no queremos eso.

Eva no respondió. Dirigió su mirada al suelo dando a entender que la conversación había terminado para ella.

Tom llevaba razón.

Tom se acercó a la orilla del río.

-Flotará. -Les comenté. Todos me miraron y yo me encogí de hombros. Tom se volteó, me miró y se acerco a mí -Los pulmones están llenos de aire, el cuerpo flotará.

-¿Y que sugieres...? -Preguntó Michael, temiendo mi respuesta.

-O los vaciamos o le metemos piedras o algo que pese dentro del cuerpo. Pero creo que es mas rápido y cómodo lo primero.

-¿Vaciarlos? -Preguntó Eva. -¿Cómo?

-Perforar.

Las caras que pusieron todos y cada uno de ellos al oír mi respuesta juro que me causó risa. Aunque no reí.

Tom suspiró pesadamente.

-¿Tenéis algo con lo que hacerlo? -Nos miró a cada uno de los que estábamos allí. Todos negamos con la cabeza menos Dylan, quien buscó en su mochila para sacar un destornillador.

-Yo, bueno...

-Eso servirá. -Dije yo.

-Definitivamente estamos locos... ¿Que estamos haciendo...? -Dijo Eva al borde de las lágrimas.

Juro que como vuelva a llorar le golpearé.

Tom dejó el cuerpo envuelto en plástico sobre la arena y cogió el destornillador de las manos de Dylan. Miró el cuerpo.

-Ya hemos llegado hasta aquí. -Dijo mientras levantaba su vista hacia Eva. -Y hoy nadie vio a Elena desde que se fue porque se encontraba mal. -Se arrodilló junto al cuerpo. -Y nadie ira a la cárcel esta noche. -Cogió con firmeza el destornillador y lo clavó en el cuerpo a la altura del pecho.
Dos perforaciones.
Casi ni sangró.

"Habrá perdido toda la sangre" Pensé.

Tom volvió a tomar el cuerpo y se adentró un poco en la orilla. Todos le miramos expectantes, impacientes.

Tom tomó impulso y lanzó el cuerpo lo mas lejos que pudo. Acto seguido salió del agua y, como todos, contempló como el cuerpo comenzó a descender hasta que poco a poco fue desapareciendo en la profundidad del río (aunque tampoco era mucha).

Ya no se veía el cuerpo pero aún así nos quedamos mirando el lugar donde había sido lanzado.

Pasaron unos cuantos minutos hasta que Tom se volteó, dándonos la cara. Nos miró por un segundo y luego bajó la vista al suelo.

Todo estaba silencioso.
Solo el sonido de un grillo trasnochador resonaba a lo largo de todo el paseo.

-Y... ¿ahora...? -Preguntó Dylan. Como con temor a oír la respuesta.

-Ahora nada. -Tom le miró fríamente. Como si le guardase rencor por algo que él había hecho. Luego dirigió su vista a Eva, a Michael y por último a mi. -Anoche salimos y dimos un paseo. A la media hora de haber salido Elena dijo que no se encontraba bien así que se fue a casa. Nosotros nos quedamos un rato mas y luego volvimos a casa. ¿Entendido?

Todos asentimos.

-Como uno de nosotros falle, la jodemos todos. -Nos señaló con el dedo índice de forma ¿amenazante? -Así que no falléis.

Después del discurso tan alentador que Tom acababa de darnos y sin decir palabra, cada uno se dirigió a sus respectivas casas.

Eva fue la última en marcharse. Se quedó unos segundos observando el río. Vi a Dylan acercarse a ella y decirle algo que no logré entender. La chica se giró hacia él y lo abrazó fuertemente.

-¿Vamos? -Me giré y vi como Michael me miraba. Se le veía cansado. Asentí y comenzamos a andar.

Michael vivía un poco mas allá de mi barrio. A las afueras. Así que fuimos juntos.

En todo el trayecto desde el río hasta mi casa (unos 35 o 40 minutos) no dijimos una palabra.

Creo que todo lo pasado esta noche ha dejado a Michael conmocionado.

Yo, simplemente, prefiero el silencio.

Llegamos a la puerta de mi casa. Me despedí de Michael con un leve movimiento de mi mano en el aire a lo que el respondió con un movimiento, casi imperceptible, de cabeza. Después, continuó su camino a casa.

Saqué mi móvil y miré la hora.

Las 04:39.

Que temprano.

Introduje la llave en la cerradura y abrí. Entré lo más en silencio posible y me quedé parada en la oscuridad de la entrada. Agudicé el oído pero no se oía nada.

"Menos mal".

Cerré con cuidado la puerta y subí hasta mi cuarto. Una vez allí me senté en la cama mirando al frente.

Acababa de presenciar un asesinato.

Y acababa de encubrir dicho asesinato.

Creo que la droga seguía causando un mínimo efecto en mi puesto que no me afectó la larga noche que acabábamos de pasar mis "amigos" y yo.

Me levanté sin ganas y me deshice de mi ropa despacio. Estaba cansada.

Me puse el pijama y abrí las sabanas de mi cama.

Me introduje en esta e inmediatamente una sonrisa se dibujó en mi cara. Cerré los ojos.

"Mi camita..."

Y casi sin darme cuenta ya estaba sumida en un profundo sueño.

Necesitaba dormir.

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