Everything About You | Tom Kaulitz

everywhere.

Me encontraba en unos de esos restaurantes de lujo, donde los mesas siempre estaban bien decoradas y los meseros era sumamente profesionales y serios. No es como si tuviera una fuerte convicción por estos lugares, pero para Isabella, mi manager, era imposible pensar en un lugar con menos "nivel" a este. Era una chica muy elegante, a la cual el lujo la apasionaba. De todos modos, no era el tipo de mujer que siempre andaba alardeando lo que tenía, ella era más un lujo silencioso, no de adorar llamar la atención.

―Me fui un mes de vacaciones y sucede todo esto. ¿Algo para decirme?―Intentó mantener la calma mientras cortaba un pedazo de su bife.

Bella se había ido de vacaciones a Grecia por un mes, luego de haber tenido agendas tan sobresaturadas por meses. La verdad se lo merecía, siempre trabajo muy duro en mantener mi imagen. Hasta cuando se fue de vacaciones se aseguro de que mis actividades se mantuvieran en orden mientras ella no estaba. Durante su descanso no había estado muy pendiente de las noticias ni de su celular, es por eso que solo se había enterado de todo lo sucedido un rato antes.
Amy, a quien había invitado porque no quería pasar aquella cena de quejas pasivas-agresivas sola, me miraba de reojo.

―Accidentes.―Tragué con dificultad un pedazo de pollo.

―¿Y me puedes explicar por qué sucedieron esos "accidentes"?―Me miró fijo a los ojos con una sonrisa que transmitía todo menos alegría.

―No fue culpa mía. Fue culpa de los medios. ¿Verdad, Amy?―Le choqué el hombro para que saliera de su trance, abriendo mis ojos indicándole que diga algo.

―Ah, sí, sí. Señorita Isabella, no fue culpa de Jessica. Sabes que ella es muy bien comportada, solo sacaron todo de contexto.―Le afirmó muy segura Amy.

Bella agarró su copa de vino tinto y la llevo hasta sus labios para beber un pequeño trago con los ojos cerrados. Al dejar la copa los abrió nuevamente y suspiró mirándonos a ambas. Supongo que estaba intentando no perder la paciencia. Luego de unos segundos de plena observación de su parte, volvió a hablarnos.

―Quedas perdonada, pero no vuelvas a meterte en problemas como estos, que luego la gente te odia por estupideces.

Suspiré con alivio, pero al mismo tiempo me frustré un poco al pensar que lo que decía Isabella era verdad. A veces ser una figura pública era cansador, cada movimiento, cada cerrar y abrir de ojos, cada respiración era juzgada por cientos de personas que gran parte de ellas se dedicaban a hacer nada. Yo también bebí un poco de vino para despejar aquel agobio.

―Gracias.

―¿Cómo te fue en Grecia?― Preguntó Amy intentando de cortar la tensión en el ambiente.

―Fue divino. Algún día deberíamos ir todas.―Contestó más alivianada.

―¡Sí! Sería genial. La pasaríamos muy bien.―Hablé con una emoción y alegría que pareció contagiarsele al resto.

Seguimos comiendo mientras pensábamos como sería nuestro viaje, que usaríamos y que lugares visitariamos. Apesar de que fuese una más de esas ideas que sueles planear con tus amigas sabiendo que jamás las harian, me emocionaba bastante poder hacerlo en algún futuro bastante lejano.
Hablamos por un largo rato y planeabamos quedarnos un rato más por lo que pedimos un postre cada una. Yo pedí un cheesecake, Isabella un
tiramisú y Amy unas bochas de helado de vainilla y chocolate.

Ya teníamos nuestros postres servidos en la mesa. Me parecía impresionante como cuidaban cada detalle de la comida, aunque no fuese la primera vez que veía algo así. En cambio, Bella no parecía nada impactada. Sólo miró el tiramisú con deseo y lo saboreó con su cuchara.
Seguíamos conversando de trivialidades mientras disfrutábamos cada una de sus postres. Mientras charlabamos me puse a observar cada detalle del lugar, que cada vez que lo miraba se volvía más lindo. En esas miradas curiosas al lugar, divisé un pelo negro bastante alborotado, seguido de otras tres figuras. Al instante reconocí quienes eran. Por alguna razón, se encontraban en cada lugar al que iba.