Capítulo 4

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Ya habían pasado algunos años en la universidad ahora tenía 16 años y solo faltaban unos cuantos meses para terminar los estudios, eso implicaba que después de casi 5 años volvería a ver al duque de nuevo, realmente no poseía nada de ganas de salir de aquí, pero todavía tenía que cobrar venganza, ese era mi único objetivo.

Estaba alistándome en mi habitación cuando escuché 3 golpes en mi puerta, no tenía que preguntar quién era, ya lo sabía, abrí la puerta, ni siquiera espero a que estuviera bien abierto para entrar.

- ¿Qué haces aquí Sebastian?, apenas sale el sol. – dije señalando a la ventana.

- Vamos, ¿acaso no te gusta que yo sea lo primero que miras al despertar? – se acostó en mi cama y tomo el libro que estaba medio abierto, empezó a ojearlo.

- Para nada, preferiría ver un millón de cosas antes que, a ti, ¿Qué haces aquí tan temprano?

- Oye, me lastimas, vine porque no tenía nada que hacer, ¿Oye que es este libro? – me di la vuelta y observe cuidadosamente el libro que tenía en sus manos, rápidamente se lo arrebate, no sabía porque estaba fuera estaba seguro de que lo había guardado, se lo arrebate rápidamente y lo guarde debidamente.

- Olvida lo que acabas de ver, por el bien de nuestra amistad. – me miro directamente a los ojos y yo intente mantenerme lo más serio posible, que no se notaran ni una pizca de mis nervios, la habitación quedo en silencio por un tiempo, hasta que Sebastian habló.

- Esta bien, pero con una condición.

- ¿Ahora qué?

- Escapémonos hoy. -quede sorprendido por sus palabras, ¿Escaparnos?, ¿A dónde?, al parecer estas preguntas eran notable en mi cara, pues no paso mucho antes de que Sebastian me respondió. – Nos escaparemos hoy antes de ir a clases, solo será hoy, escuche que hay un festival en un pueblo cercano, podemos ir caminando sin necesidad de tener un carruaje, tenemos que hacer algo antes de graduarnos.

Lo pensé cuidadosamente, hasta ahora había sido un "Ejemplo" para mis compañeros y seguramente el duque estaba orgulloso de eso, no falta decir que acepté la propuesta.

Tuve que volver a cambiarme y ponerme ropa menos lujosa, para pasar desapercibidos, en realidad salir de la universidad sería fácil si lo realizábamos bien, solo era ir a la cocina y darle una o dos monedas de plata a algún sirviente para que no digiera nada, ese era la forma más fácil.

Salimos de la universidad y caminamos una hora para llegar al pueblo, aunque el sol había salido no hace mucho la gente del pueblo estaba activa, el lugar estaba lleno de decoraciones y flores de distintos colores, nunca había visto un lugar tan animado como este.

Al parecer mi entusiasmo era evidente en mi cara, pues sebastian tenía una sonrisa de satisfacción, lo ignore obviamente, ¿Quién le daría la razón a él?, cuando lo haga será porque de verdad cometí un error.

Como era temprano decidimos irnos a algún restaurante o una cafetería para pasar el tiempo, pudimos encontrar un restaurante pequeño pero acogedor, pasamos unas cuantas horas ahí, platicamos y vimos a la gente pasar, de repente escuche como un niño lloraba mi vista se dirigió a él, estaba con su padre, él intentaba calmarlo pero siempre fallaba, pronto y en el momento más oportuno llego una señora, posiblemente su madre, el niño se agarró de su falda y su madre lo tomo en sus brazos, hecho que hizo que dejara de llorar, aunque su padre fallo en consolarlo, le coloco su mano en la espalda y le dio unas palmaditas.

Por un momento, el cual fue muy corto, imagine un mundo en donde esa familia era mi padre y mi madre, en un mundo donde ella era feliz, en donde todos éramos felices y convivíamos en familia, pero después volví a la realidad, mi madre ya no estaba y odiaba con toda mi alma a mi padre, si es que se podría llamar padre, por más triste, cruel y fría que era mi realidad, era la única que conocía y en donde tendría que vivir, siempre en la oscuridad.

Las Mentiras del duqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora