Revalink One-Shot's.!

Citas a ciegas (+18)

Todo había empezado con cartas, simples hojas de papel amarillas hechas de fibras de madera o de telas dependiendo de la región donde provenga, estaban bañadas de tinta negra o azul formando palabras y dobladas con delicadeza dentro de pequeños sobres con el estampado de centro de correos, Revali se enorgullece que orni fuera el responsable de entregar cada una de las cartas desde tiempos ancestrales con total control y maestría, sin embargo...

"¿Por qué esto debe ser tan informal?" Revali había entregado una carta con solo información personal a cierta princesa de sonrisa destellante y escamas rojas.

"Es por qué se va a escanear la información con ayuda de la tecnología de Prunia para seleccionar un participante con tus misma cualidades" Ella río un poco ¿Traviesa? Cuando la carta al fin tocaron sus pequeñas manos y la guardó en su bolsa.

"Explicame ¿Cómo accedí a esto?" Revali aún dudaba de esto, cada fibra de su ser le gritaba por arrebatar la bolsa del hombro de la princesa y rescatar su dignidad pero se detuvo un momento solo por qué sería encarcelado al tocar a alguien de la realeza zora, eso y su curiosidad.

La princesa meditó unos momentos su respuesta y luego volvió a reír mientras cruzaba sus brazos por su regazo, a simple vista parecía actuar normal pero algo en Revali le decía que esa sonrisa escondía peligro y esos ojos dorados brillaban como un niño a punto de hacer una travesura, definitivamente tramaba algo.

"Bueno, es un proyecto nuevo que estoy iniciando, a las personas le está costando seguir con su vida después que la calamidad golpeó el reino, solo quiero ayudarlos encontrar un poco de paz y algo en que pasar su tiempo dejando todo esa situación por unos momentos atrás..." Cierto, no culpaba a los demás incluso el como guerrero y capitán orni le costaba recuperar el ritmo de una vida cotidiana pero ¿Cómo hacerlo? Desde que salió del huevo la calamidad ya era una amenaza inminente, a los cinco años su padre ya le había colocado un arco de golondrina en sus inexpertas manos, a los nueve ya sabía preparar sus propias flechas con sus primeras plumas de muda y a los doce ya era el guerrero más nato de toda la aldea, sin duda esta nueva era donde ya no se necesitaban guerreros como él era un poco más complicada y más si le sumaba a las pesadillas constantes que lo perseguían en varias noches.

"De acuerdo pero solo por ayudarte princesa y una vez que esto este debidamente establecido retiraré mi solicitud" Mipha dió una suave palmada de complacencia antes de ir nadando de vuelta al río para iniciar su viaje, espera ¿El papel no se moja con el agua? Rodó los ojos sin darle importancia y volvió a su pueblo.

Fue toda una sorpresa cuando a la semana el cartero le entregó una carta de correspondencia con los datos del proyecto nuevo de Mipha.

"Amor por letras"
Correspondencia de citas a ciegas.

Aún que Mipha habia borrado todo rastro sobre ella como la directora del proyecto o alguna otra persona, a simple vista era una carta normal aspirando a algo curioso, pasaba a desapercibido al menos si ignorabas el color rosa pastel del papel y el aroma de princesas silenciosas ¿Podría estar Zelda también detrás del dichoso proyecto? Mala idea, esas dos desde que salen han hecho un dúo diabólico real, ni el mismo Rey había logrado detenerlas llenando de alianzas políticas y comerciales su relación, ahora estaban comprometidas, muy pronto el reino de Hyrule sería un imperio, uno que Revali deseaba lejos de Orni.

Sin esperar más entregó una rupia azul al cartero quien alzó la ceja ante la incredulidad '¿Qué? No soy rico' Quiso decirle pero su mirada fue suficiente y se fue, muchos pensaban que después que terminó su tarea de campeón se hizo rico y ocultaba su dinero debajo de las tablas del rango de vuelo pero no es verdad, de hecho tuvo que poner varios de sus ahorros durante las campañas de guerra y en el estado en que terminó el reino no podía exigir un pago, aún que la princesa prometió una remuneración de todo eso él no esperaba nada, ahora con su posición de héroe orni, muchos arqueros o coleccionista morían por uno de sus arcos hechos a mano, pero si quería una jubilación tranquila tenía que ahorrar.