Where This Dream Come From

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Una noche Elliott se despierta sobresaltado, al tratar de sentarse siente un tirón de su cabello, al buscar el origen, encuentra a Oliver dormido, sosteniendo su mechón. Tiene una expresión relajada, pero su agarre es firme. Los recuerdos de su sueño ya se desvanecen, solo recuerda la playa, la imagen de su cabello cortado en sus manos, la presencia de alguien que le miraba desde un ángulo bajo y una tristeza profunda. Se calma al tiempo que se convence de no darle importancia. Ha tenido sueños parecidos desde que se mudó a pueblo Pelicano, el mar siempre ha estado en sus sueños de cualquier forma, desde que era joven y fue parte de lo que lo motivó a dejar la ciudad.

Elliott piensa que los sueños son solo una amalgama entre recuerdos, fantasías y miedos, nunca tienen mucho sentido, es solo su mente poniéndose creativa mientras descansa. Ese pensamiento lo tranquiliza y vuelve a dormir junto a su esposo.

Cuando se convierte en una pesadilla recurrente, tiene suerte de no despertar a Oliver cada vez que el sueño lo sobresalta, algunas veces lo inundan la tristeza y las lágrimas logran resbalar por sus mejillas, aun si todo lo que puede recordar es el sonido de las olas, el cielo nocturno, su cabello cortado y Oliver aparentemente; aunque infiere que se trata de su esposo, no está del todo seguro, puede que sea solo lo que su mente conecta por la proximidad.

Una mañana finalmente decide hablar con Oliver, le cuenta al menos la conclusión que le tiene tan angustiado.

—Tengo una pesadilla recurrente en la que me rapas el pelo... jamás harías algo así, ¿verdad?

Después de mucho tiempo soportando comentarios del tipo "no es de hombres tener el cabello largo", su melena no solo es vanidad, es un símbolo de su libertad, de ser quien es, de la forma en que quiere serlo. La idea de que sea Oliver quien le haga algo así le provoca la misma angustia con la que se despierta.

—Por supuesto que no, mi vida, santo dios, son pesadillas solamente. Yo también las tengo cariño, no tienes que preocuparte, yo te lo juro, nunca haría eso— Oliver envuelve a su esposo con sus brazos lo mejor que puede, Elliott devuelve el gesto, el castaño esta mayormente divertido por la ocurrencia, sin embargo, se percata de que el semblante sombrío no abandona el rostro del pelirrojo, así que busca tranquilizarlo —Además, sabes que adoro tu cabello—declara mientras acaricia la mejilla de Elliott, poniendo un mechón detrás de su oreja — y bueno... fue de las primeras cosas que me atrajeron de ti. Va a sonar horrible, pero siento que no estaríamos aquí, en nuestro hogar, si no fuera por tu cabello de príncipe.

Enternecido por sus palabras Elliot no pudo más que besar a su marido, algo en su mirada desmorona sus miedos.

—Confió en ti.

Esa noche Oliver se ofrece a peinar a Elliott, quien acepta encantado. El castaño se toma su tiempo desenredando los pequeños nudos que se formaron a lo largo del día, aún permanece el olor a granada y Oliver no puede evitar suspirar.

Esa noche Elliott sueña con la playa, el cielo claro y el anhelo de encontrarse con alguien.

————

Es verano de nuevo y la oportunidad de darse a conocer como autor le da a Elliott un subidón de alegría. Oliver se emociona genuinamente por él hasta que el hecho de que pasarán una semana separados lo entristece. Elliott lo consuela y le promete escribir todos los días. Oliver casi quiere pedirle que no vaya, pero sería egoísta, sabe muy bien que su esposo dudaría seriamente si se lo pidiera y prefiere no ponerlo en esa posición.

"Es solo una semana" piensa mientras lo ve partir. Pasa el día solo, dando vueltas por la granja y al final se interna en la mina con la esperanza de que el tiempo avance con más prisa.

Se han casado en primavera y apenas es verano, pero no tener a Elliott cerca, la casa vacía, sin el olor del café por las mañanas y sin dormir en sus brazos, derriba el ánimo de Oliver. Se va a dormir temprano, esperando que los siete días pasen más rápido para reunirse con su marido.

El romance de Oliver y ElliottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora