Para estremecer dos corazones

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Título alternativo; Romance te puedo dar, como la canción de Dragon Ball

Los días lluviosos eran como una bendición para Elliott, una buena excusa para no salir de casa y escribir por horas con el sonido de las gotas cayendo en su propio estruendo. Sin embargo, podría ser una condena cuando se veía en la necesidad de tomar un descanso y no podía salir a despejarse como normalmente lo haría.

Un día lluvioso en particular, Elliott estaba en su escritorio frustrado mientras garabateaba una idea a medias, tratando de hilar una historia, decidiendo el rumbo y definiendo personajes que no le terminaban gustando del todo.

Un par de golpes en la puerta lo sorprendió, no tenía puesto el cerrojo así que gritó "adelante" lo suficientemente alto para que se escuchara a través de la lluvia. Esperaba que fuera Leah o Willy.

Se sorprendió mucho al ver que entraba Oliver, empapado y tímido por no querer mojar el interior de la cabaña, pero Elliott, agradecido por la distracción, se levantó para recibir al chico. Lo animó a pasar alegremente, Oliver le dio una sonrisa y una disculpa por interrumpir lo que sea que estuviera haciendo el pelirrojo.

Desde la situación en la danza floral han tenido pocas oportunidades de conversar, el primer día del verano coincidieron junto al río cerca del taller de Leah. Elliott saludó felizmente a Oliver y comenzó a hablar del buen clima, pero Oliver se veía decaído. El pelirrojo se disculpó por ser hablador, Oliver de inmediato le aclaró que no era falta de interés en lo que decía, si no que estaba asimilando el cambio de estación con todo lo que eso implicaba y Elliott trató de animarlo por la pérdida de sus cultivos.

El escritor no pensó mucho en esa conversación luego de que Oliver se fuera, hasta que volvió un tiempo después sorprendiendo al pelirrojo obsequiandole una almeja, era un detalle espontáneo y un poco desconcertante. Él mismo podría salir a la playa y encontrar muchas iguales, aun así, Elliott la conservó en su bolsillo todo el día, y al final la dejó junto a otras que Oliver también le había dado. El encuentro se sintió lo suficiente ameno para dejarles en claro que no había resentimientos por la propuesta y el rechazo, como ambos temían.

Ahora que el nuevo granjero estaba en la cabaña, Elliott no podía evitar sentirse nervioso, pero un poco feliz.

—Te doy la bienvenida a mi humilde bueno... cabaña— Elliott esperaba no denotar su nerviosismo, darle un recorrido por la cabaña sería un corto paseo, pero no sabía qué más podría decir o hacer, siendo la primera vez que recibía a Oliver en su casa quería dar una buena impresión— este es mi escritorio, aquí pasó la mayor parte de tiempo.

En tanto, Oliver estaba impresionado por el recibimiento y enternecido de que Elliott le mostrara su casa, su lugar de trabajo. Despertó en Oliver tanta ternura que no pudo evitar que se mostrará en su rostro con una sonrisa amplia. La implicación de una bienvenida tan cálida estaba haciendo que las polillas en el estómago de Oliver quisieran revolotear. Esperaba ver como continuaba la conversación.

—Desde que tengo memoria he querido ser escritor ¿te lo había dicho? — Elliott preguntó pensando que no estaba del todo sobrio la noche en que charlaron, así que no estaba seguro si se le escapó. La gente solía llamarlo presuntuoso por presentarse como escritor, así que algunas veces cuando conocía gente nueva evadía por completo del tema de su oficio.

Oliver no esperaba que iniciara una conversación así, pero estaba contento con ello.

—No, pero cuando era chiquito también quise ser escritor— Oliver soltó una risa apagada—, pero bueno... pasaron cosas.

—Sí, lo entiendo— el pelirrojo le dio una sonrisa en simpatía—, por eso vivo aquí solo, pensé que una vida solitaria junto al mar me ayudaría a centrarme en mis aspiraciones literarias.

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⏰ Última actualización: Dec 04, 2023 ⏰

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El romance de Oliver y ElliottDonde viven las historias. Descúbrelo ahora