#5 : Heeseung.

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Lee Heeseung

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Lee Heeseung. 17 de septiembre, 2022. Seúl, Corea del Sur.

Estaba más que asegurado que Lee Heeseung fuera a toparse con Huening Kai, especialmente Yuna porque le pidió a Yunjin que le prestara la mini van de su abuela y esta sólo accedió si su nieta la manejaba por lo que la americana sí o sí debía acompañarla a la estación. Y Heeseung, siendo el peligro para la tranquilidad que era, se les coló porque planeaba sorprender a su amiguito de Busan.

Ni él ni Yuna le habían contado que en realidad ellos eran parte del mismo grupo de amigos, menos que eran amigos de Jungwon, por lo que se sorprendería en serio.

—Yah, yah. —Yunjin llamó la atención de ambos, su mirada clavada en su celular—. Jungwon me escribió. Me dijo que están por llegar a la entrada número catorce.

Los pies de Heeseung fueron los primeros en moverse. Ni siquiera él sabía porque estaba tan emocionado de ver a Huening, sólo sabía que lo estaba. Llevaba hablando con ese chico por dos semanas, pero su existencia realmente se había vuelto parte de su rutina, como un Pou al que bañas y alimentas y que te hace sonreír con su risita. El menor a veces ni siquiera tenía tema de conversación, a veces su chat entero se basaba en links de Tiktok  sobre cosas que al otro le parecían interesantes, a veces era un completo intenso que le deja mil mensajes en la bandeja y otras veces le mandaba un video al azar de lo que está haciendo para desaparecer por un par de horas.

Lo chistoso que, cuando el último caso se daba, él se volvía el intenso que dejaba un mensaje tras otro.

No lo sabía. Había algo en el chico, lo llevaba conociendo por poco tiempo, pero sentía que había algo en él que le daba la impresión de conocerlo durante toda la vida.

—¿Dónde debería esconderme? —se preguntó Heeseung en lo que llegaban los tres a la puerta de desembarque.

—Uhm, quédense unos metros no tan cerca, por allá, y finjan que están hablando, como si no viniesen conmigo. —la menor de los tres dio la idea, señalando con su dedo una de las columnas de cemento cerca a ellos que usualmente tenían máquinas para chequear el horario de los viajes alrededor. Yunjin quiso recordarles que ella no era parte de su juego, pero Yuna empezó a echarlos con las manos—. Ahora, ahora. Hueningie dice que ya bajaron.

Sin tener otra opción, la rubia se dejó jalar de la muñeca por su amigo y ambos quedaron a dos metros de distancia de Shin, parados con el frente diagonalmente a ella para poder mirarla mientras su amigo la obligaba a fingir que había algo interesante que ver en su celular. Esa cosa interesante era una foto del gato arisco del hawaiano.

Ambos vieron al grupo por el rabillo de sus ojos; Jungwon y Kai, ambos, se soltaron de quienes los sostenían entre sus brazos, en el caso del peliazul era su novio y en el caso del azabache era su exnovio, y se acercaron corriendo al darse cuenta de que Yuna estaba allí, su atención siendo llamada por los gritos nivelados de bienvenida que emitía la castaña con entusiasmo. Los dos chicos se miraron el uno al otro en lo que procesaban que estaban saludando a la misma persona y aquello le hizo tanta gracia a Heeseung que tuvo que reprimir su risa.

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