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Kagome estaba muy desanimada en el trabajo y no era muy común con ella, todos sus compañeros estaban extrañados con el comportamiento de Kagome ya que les contestaba seco o simplemente los ignoraba. Kagome se daba cuenta de sus actos, pero no le daba importancia, solo seguía encerrada en su oficina y concentrándose en su trabajo, pero en su mente pensaba una y otra vez las malditas palabras de Bankotsu.

Todo el día evitaba a Inuyasha y cuando tenía que infórmale algo, le pedía algunos de sus compañeros que le dijera. Sabía que tenían que hablar, pero parecía que Inuyasha no estaba dispuesta a escucharla.

- Kagome. - uno de sus compañeros abrió su puerta, Kagome solo levantó la vista sin muchas ganas. - perdón por no tocar. - se disculpa apenado. - pero el señor Taisho quiere verla. - eso si no se lo esperaba Kagome, apartó la vista rápido y siguió con su trabajo pendiente.

-En un momento iré, gracias. - El compañero de retiró cerrando la puerta con cuidado, temiendo que algún ruido fuerte la ponga de malas.

Kagome suspiró, ahora ella no tenía ganas de verlo, pero era su trabajo así que no le quedó de otra más que ir con su jefe.
Estaba afuera de la oficina de Inuyasha y estaba algo nerviosa, pero agarro valor y se adentró.

- ¿Me llamabas? - pregunta seca Kagome.

- ¿Por qué no venías tú a decirme las novedades de la empresa? ¿Acaso me evitabas, señorita Higurashi? – Inuyasha lo dijo con un tono seco e indiferente, lo que hizo que a Kagome le doliera aún más, pero ella mantuvo la misma postura.

-Estaba ocupada en algo más importante. -

-Aun así, es tu trabajo venir a decirme y no a los demás. - levantó algo la voz. Kagome sentía que se le empeñaba los ojos, pero todavía seguía con la postura.

-Se me junto trabajo. -

-Ese novio tuyo te está rebajando. - bien esa era la gota que derramó el vaso.

- ¿En serio crees que es mi pareja? - pregunta Kagome sin creer lo que le dice.

- ¿Es que acaso no lo son? ¡Yo escuché perfectamente que ese tipo era tu pareja, y no me digas que no porque estabas muy feliz de verlo! Cuando Akito presenció esa escena, tuve que llevármelo porque estábamos destrozados... ¡No sabes las ganas que tuve de golpear a ese tipejo! – Inuyasha se levantó de su lugar, con el rostro torcido por la ira y el resentimiento, acercándose a Kagome. Ella lo miraba en silencio, sin decir nada. ¿Tanto así le había afectado?

-Inuyasha no es lo que crees ... te lo iba a decir, pero tú ya te habías ido y Bankotsu me detuvo. - Inuyasha se cruzó los brazos sin creerle.

—Qué gran pareja te conseguiste, Srta. Higurashi —dijo Inuyasha con un tono ácido. Kagome, harta de su actitud, sacó su teléfono y comenzó a buscar una foto en su galería.

—¿En serio no me crees? —preguntó Kagome, con la voz quebrada por el dolor, mientras le mostraba la foto de ella con Bankotsu.

—No quiero ver una foto tuya con tu noviecito —respondió Inuyasha, volteando la cara con desprecio para no ver la imagen. Kagome sintió cómo una pequeña lágrima se deslizaba por su mejilla; no podía creer que Inuyasha pensara así de ella.

—¡BANKOTSU ES MI PRIMO! —gritó Kagome, acercándose a él para que viera la fotografía. Inuyasha miró la imagen y notó que realmente había un parecido entre ellos; junto a ellos en la foto, parecían estar sus padres y sus tíos.

Kagome retiró su celular rápidamente, y ambos se quedaron mirándose, sorprendidos por lo cerca que estaban. Inuyasha se dio cuenta de su error, sintiéndose un completo idiota por haber pensado que Kagome podría ser como las otras mujeres que solo buscaban su dinero. Una pequeña sonrisa de alivio se formó en su rostro.

Amor MioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora