White Noise || ChanSoo [Terminada]

Prólogo

No hay muchas cosas que logren sorprender a un militar en tiempo de guerra, muertos, enfermos, huérfanos. Todo era demasiado gris y frío, su sonrisa se había perdido desde hacía mucho tiempo.

Eran tiempos difíciles, demasiado odio y dolor cubriendo cada rincón del país. Y eso le afectaba a él, un “común” surcoreano de alta estatura y complexión atlética. Nunca deseo ser militar... Su sueño era el de ser maestro, rodeado de pequeños niños, canciones infantiles y libros de dibujos, pero cualquier lugar y trabajo eran mejor que estar ahí después de todo. ¿A quién le podría agradar tal miseria? Él la odiaba.

Estuvo como teniente coronel en varios campos de concentración de norcoreanos en territorio del sur, bajo las órdenes del mayor general americano. Vio cosas terribles, por lo que no se sorprendió cuando lo nombraron coronel del sexto frente justo en la frontera, según los superiores el nombramiento se dio por su alta habilidad en el campo de batalla, aunque él sospechaba que era solo para mantenerlo lo más alejado posible de soldados de bajo rango.

Llevaba exactamente dos meses en ese lugar, delante de los subordinados era tenaz, estricto y serio. Pero detrás de todo eso se escondía un hombre amable y sensible que no podía evitar compadecerse de quienes sin duda seguían siendo sus hermanos coreanos, les daba comida, abrigo y curaba sus heridas.

Sabía con quién ser amable y con quien no, pues en las revisiones periódicas si algún estadounidense se enteraba de lo que estaba haciendo sería juzgado como traidor. Pero, Chanyeol creía que eso no era suficiente, y supo que debía hacer un sacrificio mayor cuando por casualidades de la vida vio como un norcoreano de cejas pobladas, grandes ojos y labios rosados bailaba claqué en la oscuridad de la noche.

Belleza, majestuosidad, pulcritud y masculinidad era lo que hacía de tal danza la forma de arte más perfecta que Chanyeol hubiese visto. Fue atrayente, hermoso, perfecto. Su corazón palpitó con emoción, sus manos sudaron y sus labios se curvaron hacia arriba. ¿Qué fue ese extraño sentimiento naciendo en su pecho? ¿Cuál era la necesidad de tocarlo con sus dedos, atraerlo a su cuerpo y sacarlo de ese sitio? No lo sabía.

Un norcoreano bailando claqué a mitad de la noche en el solitario patio trasero del campo y un militar surcoreano totalmente confundido por el sentimiento de plenitud que inundaba su alma al ver desde la distancia a ese joven de cejas pobladas.