II

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Kisoo había quedado completamente perplejo con las palabras de Park, igualmente no dejaba de ser demasiado estúpido para él. Su madre le dio con orgullo ese nombre, y lo llevaría hasta el día en que muriera.

—Has tenido una mala cara desde que te llamó ese idiota. ¿Qué fue lo que paso? — Kisoo miró con fastidio a su compañero, el mismo que decidió usar un ridículo apodo desde que estaban como prisioneros.

—Suho, no estoy de humor para tus preguntas. — Luego de unos minutos de silencio termino jadeando con fastidio y contarle lo sucedido, al contrario. — Dijo que tenía cara de Kyungsoo, ¿puedes creer eso?

Si hubieran estado en el campo de batalla, y él tuviera en su poder algún arma filosa lo más seguro es que le habría cortado la garganta de un tajo luego de haber sido humillado de tal forma. ¿Tener cara de Kyungsoo? ¿Quién se creía?

—No me mates, pero creo lo mismo. Deberías de usar ese nombre de ahora en adelante. El tipo tiene buen gusto.

Suho termino recibiendo algunos golpes de Kisoo, y para evitar una tragedia el de grandes ojos decidió esperar hasta que el sol se ocultará, escabullirse por las tiendas de acampar para llegar a ese sitio que le ayudaba a calmar sus penas.

Podría actuar muy rudo delante de las personas, podría fingir no sentir dolor, miedo, remordimiento o toda esa serie de malos sentimientos. Pero, todo era mentira... odiaba la guerra, odiaba saber que lo único que le esperaba en su país para medio subsistir era mantener un renombre como héroe en batalla.

Un sucio héroe que había matado a decenas de personas sin dudarlo un segundo, se sentía miserable.

No tenía razón para vivir, su hermano había sido asesinado delante de sus ojos y lo único que le permitía superar la cruel realidad era un baile que aprendió de un americano de piel oscura. ¿No era absurdo? Lo era.

Sus pies golpearon el suelo, sus ojos se cerraron mientras dejaba que la música producida por su danza le llenará de vitalidad. Sus brazos se estiraron, giro complacido con sus movimientos. Pensaba en la vida fuera de ese lugar, pensaba en la familia que jamás iba a tener, pensaba en el ridículo nombre que le dio Park.

Park Chanyeol, lo conocía muy bien. Sabía que era de los pocos oficiales que hacían algo para evitar que los niños de ese sitio fueran tratados con rudeza. Era el mismo tipo amable que limpiaba las heridas de los enfermos de manera personal, no podría engañar a nadie al cambiar la voz o usar otras ropas. Desde la luna era notoria la amabilidad y buen corazón de Chanyeol.

—Bailas muy bien. — Su corazón se aceleró, detuvo sus movimientos y al abrir los ojos vio a ese mismo hombre el cual llevaba un rato en su cabeza. —No te detengas, estoy fascinado con la manera en la que te ves tan perfecto.

Frunció las cejas, iba a salir corriendo y nunca volver al sitio. Pero teniendo en cuenta que Chanyeol no era como los otros militares, ni como sus otros compañeros prefirió no guiarse por sus instintos, sino por su corazón. Por ridículo que sonara eso en su propia cabeza.

Su respiración se agito cuando el alto se acercó hasta él, tomo sus manos y miró hacia el suelo. Casi rogándole en silencio que le enseñara a bailar. Una cosa es lo que intentará aparentar, y otra era lo que verdaderamente pensaba.

—Enséñame a bailar, Kyungsoo.

White Noise || ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora