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Hinata observó con nervios la residencia de Naruto, preguntándose en silencio si él estaría allí. Los sellos que rodeaban la casa le impedían utilizar su Byakugan para confirmarlo. — Tranquilízate— se dijo a sí misma, dándose suaves toquecitos en las mejillas. — Mientras pasaba por una tienda, vi esto. Creo que sería un buen regalo para Yuri— agregó, haciendo como si Naruto estuviera frente a ella. Evitar que su nerviosismo la dominara en presencia del rubio era su principal objetivo.

Con paso firme, se acercó a la puerta y tocó. No pasaron ni dos minutos antes de que Naruto la abriera el cual al verla le regalo una enorme sonrisa — Hinata, qué alegría verte— exclamó, sin saber que esa sonrisa había borrado de la mente de Hinata el plan que había preparado.

— Yo... bueno... creí que esto quedaría bien en ti— dijo Hinata, entregándole el conjunto de ropa de bebé que había comprado como pretexto para visitarlo.

Naruto observó la ropa con cierta confusión. — Creo que esto luciría mejor en Yuri que en mí— comentó, un tanto perplejo. Hinata asintió rápidamente. — "Qué rara"— pensó Naruto, antes de sacudir la cabeza. — ¿Quieres pasar?— le ofreció, a lo que Hinata volvió a asentir. Él se apartó, permitiéndole entrar.

Ambos avanzaron hacia la sala donde Yuri estaba jugando en su cochecito con varios juguetes. Hinata se acercó a la niña, notando que esta no apartaba la mirada de ella, claramente intrigada por la peculiar apariencia de los ojos de la Hyuga.

Hinata se aproximó al cochecito y dirigió su mirada a Naruto. — ¿Puedo cargarla?— preguntó, obteniendo un gesto afirmativo por parte de él, levantó suavemente a la pequeña Yuri del cochecito. — Hola, Yuri— saludó con ternura mientras la sostenía en brazos. — ¿Cómo has estado?— pregunto, la bebé no apartaba sus ojos de los de Hinata, mostrando un claro interés en la peculiaridad de sus ojos, intentó alcanzarlos con sus manitas mientras que Hinata alejaba su rostro de manera juguetona.

Naruto sonrió amigablemente y compartió en voz baja, — No quiero aburrirte con mis problemas...— Se acercó a Hinata sosteniendo una bandeja con té y agregó — Estoy seguro de que tú también tienes los tuyos— Había escuchado que Hiashi estaba teniendo problemas con los ancianos del clan debido a su negativa a poner el sello maldito en los Hyuga más jóvenes.

Hinata frunció el ceño mientras volvía a colocar al bebé en su cochecito. — Si esto funciona, esta podría ser la última generación que lo lleve— murmuró con un tono apenado. Había cierta tristeza en sus palabras, ya que los ancianos habían tenido que recurrir a amenazarla a ella y a su hermana para que su padre tomara medidas.

Naruto le entregó una taza de té y trató de consolarla, — Estoy seguro de que lo lograrán.— Sus palabras buscaban reconfortarla, Hinata le dedicó una sonrisa agradecida, aunque sabía que sería un desafío, una tradición tan arraigada no desaparecería de la noche a la mañana, y especialmente esta parecía resistirse a evolucionar — ... ¿Cómo han ido tus misiones?— le pregunto intentado desviar la charla hacia un tema que no afectara a su amiga

Hinata sonrió agradecida y empezó a contarle la última misión en la que estuvo en compañía de su equipo.

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Bajo la sombra de un árbol, cuatro hombres se habían congregado, todos con expresiones de molestia en sus rostros. El más alto del grupo retiró un cigarro de sus labios y lo lanzó al suelo con frustración. — La condenada mocosa nunca está sola— declaró en voz baja, soltando un gruñido de exasperación.

El hombre a su lado soltó una risa irónica. — La casa está tan protegida con sellos que ni una mosca podría entrar, si no está con su padre, está con la sannin o con su pupila de cabello oscuros y si no está con ellas, está con esa Yamanaka— comentó con desdén, su mirada se posó en el hombre frente a él con una mezcla de enojo — Aun no entiendo por qué no la atacamos cuando estaba bajo el cuidado de esa Yamanaka— añadió, cuestionando la decisión mientras fruncía el ceño.

— Estoy de acuerdo, los cuatro podríamos haberla reducido— dijo con una expresión retorcida en su rostro, imaginando las posibilidades una vez la hubieran capturado. — La quería... y podría haberla tenido, si no fuera por tu intervención— afirmó con un tono de frustración, clavando su mirada en el hombre frente a él.

El hombre al que iban dirigidas las quejas observó el cielo, y luego fijó su mirada en sus compañeros. — Parece que soy el único que todavía tiene sentido común...— murmuró ironía — Antes era un ninja de Iwa, participé en la guerra... déjenme decirles que los ninjas de esta aldea son unos monstruos— continuó con una risa carente de alegría. — Esa chica en la que tú sueñas con ultrajar, se metió en la mente de uno de los Uchiha que controlaba una bestia capaz de aplastarte sin siquiera notarlo— agregó, los otros tres hombres no creyeron sus palabras, pero a él no le importaba. Había aceptado el trabajo solo por el dinero, el cual ya debería estar en manos de su esposa, quien probablemente ya lo habría escondido en algún pequeño pueblo, lo que le sucediera en ese momento le resultaba intrascendente.

— Supongo que también te han lavado el cerebro— comentó otro con rudeza, desestimando las palabras anteriores. — Esos son solo cuentos que los que pelearon en la guerra inventan para engrandecerse— añadió con escepticismo, el hombre que había advertido previamente simplemente soltó un suspiro — Mañana, atacaremos, además de la niña, nos llevaremos a esa rubia por todas las molestias que hemos pasado— declaró provocando que dos de ellos sonrieran ansiosos por divertirse.

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Naruto se secó algunas lágrimas que habían escapado por la risa. — ¿En serio?— dijo, intentando calmarse sin éxito mientras las risas seguían saliendo.

Hinata asintió con una sonrisa. — Sí, así es. Ella, uh, Yuna, ese es su nombre, se fijó en Shino apenas llegamos al pueblo, parecían tener demasiada química— explicó con un ligero rubor en sus mejillas. — al día siguiente no podíamos encontrar a Shino mientras lo buscábamos, escuchamos un grito que decía '¡Te mataré!', resulta que el padre de Yuna los había encontrado en la cama y confundió la expresión seria de Shino con burla, el hombre tomó un palo de escoba y persiguió a Shino por casi una hora— , relató mientras recordaba la divertida anécdota.

Naruto suspiró con una sonrisa. — Me habría encantado estar presente— , murmuró, sintiéndose feliz por su amigo al saber que había encontrado a alguien que lo amaba—

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