Y entre tu simiente y la simiente suya...

1.5K 224 29
                                    

La librería está solitaria, en ella solo pueden escucharse los segundos marcados por el reloj de pared y pasos ansiosos que iban y venían

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

La librería está solitaria, en ella solo pueden escucharse los segundos marcados por el reloj de pared y pasos ansiosos que iban y venían. 

Aziraphale no dejaba de repetir en su mente la voz de Crowley proclamando confiado el no querer hablar con él, se detiene y traga un poco de saliva y se susurra:

—Crowley debió sentirse fatal ante mis respuestas —Ahora lo entiende. 

Si tuviera tan solo otra oportunidad, ¡una sola!, la tomaría definitivamente y se disculparía tanto como pudiera. 
Retoma sus pasos hacia la ventana, como se había hecho costumbre en estos días. Ya habían pasado tres horas desde que aquella mujer lo había sacado del local y Crowley aún no salía. 

¡Oh, dios!, se sentía tan avergonzado por pensar que Crowley y ellas estaban haciendo otros actos que no eran precisamente la costura. ¡No sabía que ellas de verdad eran costureras! Se hizo la nota mental de no juzgar a la gente antes de conocerla realmente.

Pero Aziraphale no fue el único en desconocer esta información, puesto que justamente hace nueve días, un tipo molesto y ebrio había llegado con las costureras exigiendo el otro tipo de "servicio", ellas se negaron y el tipo agredió a una de ellas. Crowley que con todo animo por abajo después de su ultima conversación con el ángel, saliendo de la librería pasó cerca del local de costura, notando el agravio. No es sorpresa que Crowley haya defendido a las mujeres y procediera a correr al tipo del lugar.

Ellas dijeron: "No está en horarios. Por el día cosemos, por la noche...otra cosa será".

Las costureras agradecieron y después de ello, por una razón que Crowley no prestó atención realmente, conversaron y se agradaron mutuamente. En ellas encontró a las confidentes perfectas para platicarles su problema reciente con Aziraphale. Ellas tuvieron una brillante idea después. 

Por supuesto, Aziraphale desconoce eso, así como desconoce como es posible que Crowley se vea tan tentador en estos momentos. 

—¡Oh, Todapoderosa, dame fuerzas! —Exclama en cuanto ve a aquel demonio salir del local con un traje formal de corte italiano a telas negras mate; el saco tenía los hombros ligeramente marcados haciendo lucir mejor su espalda (se dio cuenta de ello cuando dio vuelta para abrir la puerta de su Bentley), las mangas eran "tradicionales" dejando el puño de la camisa de tela roja a la vista, adornada por una corbata negra. Las solapas eras delgadas y la parte de la cintura estaba entallada, el largo final estaba unos pocos centímetros por debajo de la cadera, dejando ver bien la redondez de... —¡Basta! reprende sus propios pensamientos.

Crowley está a punto de subir al Bentley y Aziraphale sabe que no es tan rápido para alcanzarlo y que si aparece "milagrosamente" a su lado sería muy sospechoso al entorno. Por eso hace un pequeño milagro y detiene la puerta del auto, frustrando a Crowley. 

Aziraphale aprovecha el tiempo y se apresura para llegar con él. Crowley puede usar un "milagrito demoníaco" para poder liberar la puerta, pero está más que consiente que esto es obra de Aziraphale, y solo se deja llevar.

🍎 El castigo de la serpienteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora