Parte 4

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Los días pasaban, y con ellos la relación de Changbin con la pareja se iba afianzado cada vez más; se volvieron más cercanos de lo que ya eran, y el trato antes meramente formal y profesional que tenían ahora parecía haberse convertido en algo similar al que se tendría con una pareja. Luego de aquella libidinosa noche, en la que los 3 conocieron sus cuerpos de una forma más profunda y personal, tanto Jisung como Minho, comenzaron a ser más cariñosos con él; le brindaban toda su atención, eran detallistas, e incluso parecían celarlo. Básicamente lo trataban como si fuera su novio. Aunque, para ser sinceros, eso no le incomodaba ni le molestaba en absoluto, de hecho; le gustaba, le hacía sentir querido.

―Hyung ¿Qué haces? ―preguntó Changbin al entrar a la cocina.

Eran las 9 am, tenían libre hasta la tarde, pero Minho estaba despierto, y parecía demasiado concentrado preparando algo.

―Oh. ¿Ya despertaste? Pensé que dormirías hasta tarde con Hannie ―comentó Minho al verlo.

El mayor tenía puesto un delantal con estampado de gatitos, y en sus manos reposaba una cuchilla. Al parecer estaba cortando verduras.

―Esa era la intención, pero me desperté para ir al baño y ya no pude volver a dormirme ―explicó el morocho ―. ¿Estás cocinando? ―preguntó, acercándose a él.

―Estoy haciendo jjimdak para el almuerzo. Últimamente no hemos comido de forma saludable, por la apretada agenda que tuvimos la semana pasada. Así que quise aprovechar que hoy tenemos libre para preparar algo nutritivo.

Changbin simplemente asintió y se sentó para observarlo. Le hubiera gustado ayudarle a cocinar, pero aún seguía siendo un inexperto, y su torpeza combinada con una cuchilla no sonaba como una buena idea. Es por eso que se limitó a observar a su mayor.

Hombros anchos, espalda amplia, cintura marcada, brazos musculosos y venosos al igual que los dorsos de sus manos, y lo que más de fascinaba a Changbin; su bonito trasero y los gruesos muslos que parecían incitarlo a morderlos. Lee Minho era tan atractivo, que haber tenido sexo con él parecía un sueño.

― ¿Mh? ¿Qué tanto miras? ―preguntó Minho, al darse cuenta de la intensa mirada.

Changbin salió del trance y apartó la mirada, avergonzado.

―Estaba pensando...―paró al darse cuenta de lo que iba a decir ―. En nada ―terminó por decir.

Pero Minho no se encontraba convencido con esa respuesta tan vaga. Así que dejó lo que estaba haciendo, y tras limpiar sus manos se dirigió hasta Seo, para luego tomar asiento sobre sus muslos.

― ¿En qué pensabas? Changbinnie ―interrogó con suavidad, usando aquél tono de voz que al otro le parecía tan tierno ―. ¿Acaso pensabas en mí? ―los brazos del mayor encontraron lugar alrededor del cuello ajeno.

Una vez más, Changbin volvía a entrar en trance, hipnotizado por la belleza del chico. Esos ojos grandes y redondos se le hacían tan bonitos, tenían un brillo singular que le hacían recordar a una galaxia.

―P-pensaba...en lo lindo que hyung es ―admitió con pena, pero sosteniéndole la mirada.

Minho sonrió y unió sus frentes, encantado con la respuesta dada. Y a continuación unió sus labios, primero de forma casta, dejando pequeños piquitos en los belfos del otro.

―Tú también eres lindo, Binnie. Muy lindo ―alagó de igual forma.

Y como si se trataran de imanes, volvieron a unirse, ahora en un fogoso beso. Las inquietas manos de Changbin se pasearon desde la cintura hasta llegar al trasero de Minho, deteniéndose ahí para apretar y masajear de forma lenta, pero fuerte a la vez.

Changbin's Secret «MinBinSung»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora