[ 𝑽𝑰 ]

39 7 1
                                    


𝑃𝑎𝑙𝑎𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑞𝑢𝑒 𝑠𝑒 𝑠𝑖𝑛𝑡𝑖𝑒𝑟𝑜𝑛.


Se sentía fatal.

Amaneció con un gran dolor de cabeza, le dolía un poco la garganta y tenía más pereza que nunca, pero debía alistarse aún que le costará tanto.

Fue a darse una larga ducha de agua caliente, cuando terminó, pareciendo rejuvenecido se vistió con un traje esta vez de color marrón, un traje muy bonito y casual a la vez, que sin duda se amoldaba de una forma muy atractiva a su cuerpo.

¿Qué no se le veía bien a Kim Seokjin?

Por último se tomó una pastilla para el dolor de cabeza y salió de nuevo con prisa pues ya se le hacía tarde.

Cuando llegó inmediatamente pidió el café de su jefe.

Faltaban 5 minutos para que llegara, y mientras se atormentaba a si mismo por haber tomado tanto, se sentó frente a su escritorio, tapando su cara entre sus manos tratando de encontrar que era eso que de una extraña manera le provocaba un pendiente. Seguramente no era nada malo, pero el necesitaba hacer un recuento de lo que había pasado ayer.

Sabía perfectamente que había hecho algo, y ya había recordado que era. Se beso con dos personas.

No se sentía mal por ello, pues recordaba bien que uno le había encantado, y bastante para admitirlo; le preocupaba que lo haya hecho en público, o haya hecho algún escándalo pero cuando llegó nadie lo había visto de forma rara, todo estaba normal, excepto por el hecho de que no sólo era él quien tenía cara de muerto, incluso podía escuchar los quejidos dolorosos de otros.

— No miento, me sorprende verte aquí — levanto su mirar y se enderezó apenas vió que era su jefe, sonriendole -— creí que no tendrías ni las fuerzas ni la voluntad de levantarte de cama, después de lo ebrio que te fuiste ayer

— Son mis primeros días trabajando aquí señor, ya es demasiado humillante haber llegado tarde el primer día como para faltar el tercero ¿no?

— Tienes mucha razón

— Ya pedí su café, en cuanto me lo traigan se lo llevaré

— Bien, lo espero en mi oficina —  dijo por último y en cuanto Seokjin lo vio cerrar la puerta de su Oficina, se volvió a desparramar en su escritorio.

Claro que el no habría ido a trabajar, pero debía mantener su orgullo intacto y no permitir más errores con el azabache. Porque ¿quién querría ir a trabajar con una resaca tan horrible?

La cabeza y el cuerpo le dolía, tenía tanto sueño y las náuseas empezaron a hacer presencia.

En poco tiempo, una señora de la cafetería ya le había traído el café de Namjoon, agradeció por el y empezó a llevarlo para haya.

Obviamente esta vez sí pidió permiso y luego de recibir el consentimiento por su parte, entró.

— Su café señor

— Te vez terrible Seokjin — recibió una mirada muy ofendida del nombrado — no me malinterpretes cariño — el pelinegro dejo de verlo en cuanto recibió el apodo.

— Señor no es bueno que me llamé de esa forma

— ¿No te gusta?... — se burló de su timidez repentina, él pelinegro lo volvió a ver con reproche — dejando eso de lado, ¿de verdad puedes seguir trabajando?

— Aún que no pueda, debo, solo necesito... — y con el atrevimiento que lo caracteriza antes de terminar su oración, bajo la atenta mirada de Namjoon le dio un sorbo a su café — necesito uno de estos

ꕥDéjame Amarteꕥ [NamJin] ♥︎Donde viven las historias. Descúbrelo ahora