Capitulo 7: "Perseguido por la presa" Marcos

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No escuchaba ningún ruido. Todo parecía estar en silencio. Las hojas de los árboles caían ante mí y yo las veía como si el tiempo se detuviera. Sentía el roce del viento en mi cuerpo, como si nos hubiésemos hecho uno con él. Mi caballo y yo sí éramos uno. Corríamos por los matorrales y no se escuchaban sus cascos aplanando el lecho del bosque. Mis ojos veían hacia el frente, no le quitaba la vista de encima. El galopar de mi caballo debía significar su muerte. El caballo aceleraba cada vez más, y yo solo podía ver aquella mancha oscura alejarse en la distancia, confundiéndose con las sombras del bosque.
Me encontraba sumido en la excitación de la carrera cuando mi presa desapareció. Entonces las hojas empezaron a caer más aprisa, tanto que ya no las podía ver. El viento me estorbaba y me era incómodo. Mi caballo pisaba el suelo con fuerza y mis ojos se cerraron para exhalar un grito de impotencia.
Mi presa había escapado.
Regrese por el mismo camino hasta reunirme con mis compañeros, los que me acompañaban desde Sender.
—¡Señor!-me llamo uno—, ¿está usted bien?
No lo mire, seguí sobre mi caballo hasta llegar al camino real.
—¡Marcos!-me llamó Patric al verme—, ¿te has vuelto loco?
—Dile a los hombres que desmonten el campamento, nos vamos-le dije sin más.
—¿Desmontar?, pero si acabamos de terminar. Y qué locura es esa de perseguir a un lobo negro tú solo por el bosque.
—Era una hembra-le decía mientras me mojaba el rostro para limpiar el sudor—, la más grande que he visto nunca.
—¿Una hembra…?, ¿estás seguro?
Solo lo miré
—Eso es extraño, las hembras no suelen ser solitarias ¿De qué tamaño dices que era?
—No debe ser menor de 8 metros
—¡8 metros!, tú me estás tomando el pelo.
Seguí mirándolo sin responder
—Eso es una locura, ya no hay lobos tan grandes. Cuanto más 6 metros. Los lobos gigantes están extintos incluso en el Sur. No ha habido un avistamiento desde la edad de Oro de los reyes.
—Si hubo uno-le dije mirándolo a los ojos.
Él me devolvió la mirada
—¿Te refieres a hace 13 años?
Asentí con la cabeza
—¿Crees que sea la misma loba que echaron de la ciudad hace 13 Años?
—No lo creo, estoy seguro.
—¿Cómo puedes estar tan seguro?
—Porque la vi…
Después de decir esto recogí mis cosas y ayudé a desmontar el campamento.
La próxima hora se terminó de recoger todo y seguimos nuestro camino.
Se supone que debíamos esperar al Rey en ese punto, pero el gobernador es un tonto obstinado. No pienso correr riesgos. A fin de cuentas, el Rey ya debe de estar a medio día de nosotros.
Los lobos son un peligro potencial. Son los máximos depredadores en la tierra de Der. Son los animales más rápidos y ágiles del continente, y ahora tenemos a una gigante, y a saber que más nos encontramos. Pero esa loba en especial. La recuerdo, la recuerdo como si fuera ayer.
Estaba sobre el tejado de mi casa cuando vi esa sombra negra recorrer las calles. Era oscuro, pero cuando paso por el puente Norte pude ver en su frente ese lunar blanco, como el de la Luna llena. Dejo la cesta en el suelo y se fue. Esa noche pude ver por primera vez los ojos más bonitos que había visto en mi vida. Ojos dorados como el Sol. Todavía lo recuerdo como si fuese ayer.
—¡Marcos!-me llamo Patric haciéndome despertar.
—¿Qué sucede?-le pregunte.
—La cabaña-me dijo señalando una pequeña casa de madera en medio del campo.
Mire y enseguida vi el problema.
—Vamos-les dije.
—¿Qué crees que pudo haber pasado Patric?-pregunte mientras examinaba los cuerpos.
—Lobos, mataron a estos animales y se fueron de regreso al bosque, ¿vez la hierba de la planicie achatada?, ese es el rastro.
«Estos animales no tienen miedo al hombre»
—Podemos seguirlos si quieres-me dijo Patric.
—No-respondí—, tenemos una misión, terminémosla.
—¡Señor!-llamo uno de los guardias.
—¿Qué ocurre?-pregunte.
—Debe entrar en la casa.
Si el escenario de afuera era desagradable, cuanto más este de dentro.
En la cabaña había cinco cuerpos tendidos en el suelo, un hombre, su mujer e hijos. Todos muertos y con sus entrañas por todo el suelo.
—Señor-me dijo el guardia—, tenemos que dar caza a esos malditos animales.
—Esto no lo hicieron los lobos-dijo Patric que se había postrado junto a los cadáveres.
—¿Que vez?-pregunte.
—Cortes, son cortes de cuchillos, Marcos-me respondió.
—Señor-me llamó otro guardia junto a una mesa.
Me extendía un pedazo de papel
Todos me veían mientras lo sostenía. Lo abrí y comencé a leer en voz alta…

Tu Rey tiene los días contados, ríndanse y únanse a nosotros, y solo él morirá…

Firmaba con una mancha de sangre.

Estrujé el papel con el puño serrado y salí al exterior. Todos me siguieron.
—Marcos-me llamo Patric señalando a los animales—. Estos cadáveres tienen el mismo tiempo de muertos que los de la casa. Está claro que los de adentro no los mataron los lobos, pero todo ocurrió al mismo tiempo.
Solo pude serrar los ojos y pensar en mi hermano y en mi padre.
—Reúne a todos, nos vamos.
«Si lo que estoy pensando es cierto…, que el Señor nos ayude»
Seguimos avanzando por el Camino Real hasta que nos atrapó la noche.
Cabalgábamos una escolta de tan solo 10 Hombres a caballo. Había decidido adelantarme a las compañías que se estaban preparando para escoltar al Rey hasta la ciudad, pero nunca me imaginé que estuviésemos tratando con lobos tan gigantes.
—Marcos-llamo Patric—. Los hombres están cansados, debemos descansar.
Mire hacia atrás y vi sus caras llenas de sueño.
—Pues que se los coman los lobos-contesté.
—Los lobos le temen al fuego. Recogimos suficiente leña mientras estabas de cacería. Podemos hacer una hoguera y montar una guardia.
Le miré fijamente a los ojos.
—Esos lobos atacaron una granja al mismo tiempo que hombres masacraban una familia entera, y todo con el fin de enviarle amenazas al Rey. No me parece casualidad.
—¿Crees que haya sido eso lo que pasó…?
—No se nada Patric, ahora mismo solo puedo pensar en poner a nuestro Señor a buen recaudo.
—Te entiendo, pero los hom…
—Cuida…!, ahhh…!-gritó uno de los hombres al interponerse ante una saeta que iba dirigida directo hacia mí y Patric.
Justo entonces una masa negra en la oscuridad salto sobre otro de mis hombres y derribo su caballo haciéndole caer también. Lo siguiente que escuche fue su grito de dolor y huesos crujiendo. De pronto vibraron más saetas en el aire.
—Emboscada!!!- grité casi al instante, y todos los caballos comenzaron a correr.
Escuchamos los aullidos a nuestras espaldas y pude visualizar sombras negras corriendo a nuestra par entre los árboles junto al camino.
Mire hacia atrás durante la carrera y vi a Patric siguiéndome de cerca, pero las sombras gigantes seguían saliendo del bosque, derribando a mis hombres, y veía como sus partes volaban por el aire.
Al mismo tiempo sentía el silbido de las saetas, y otro de mis hombres a mi costado, gritando de dolor.
La carrera ya había durado 10 minutos y había perdido a más de la mitad de mis hombres.
«No puede ser…, están juntos, están juntos»
Solo podía pensar una y otra vez en el hecho de que el problema no eran precisamente un asunto de la naturaleza.
«Tengo que llegar con mi padre y mi hermano al campamento del Rey. Debo advertirle al Rey»
Escuche el grito de otro hombre al caer de su caballo.
«Lidia…-pensé, y fue lo último que pude pensar»
De pronto los aullidos dejaron de escucharse. Las saetas ya no estaban volando en el aire. Levante la vista y pude ver la luz al final del camino. Pero no, no estaba muerto. Había llegado al Campamento del Rey.

"Las huérfanas de Sender"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora