Mi lindo Capricho ~ Temporada || ~ MEMORIAS DE NIEBLA

CAPITULO VII - Escapar

Él chico de la sonrisa y él ojiverde se apartaron del grupo junto con Splendorman, raro, ya que anteriormente parecían íntimos enemigos. Se alejo sin importarle que yo aún estuviese en un cuarto repleto de los ojos más tetricos y las caras, ni se diga.

Me sentía traicionada, me sentía evadida, creía con todo mi ser que Splendorman confiaba en mí, estaba segura de nuestra amistad, el sabía cada cosa de mi, toda mi vida, toda mi historia con... Su hermano.

Quede en shock cuando por fin mi mente proceso la noticia, parecía una piedra, petrificada en medio de todos, no quería llorar, no debía llorar, no frente a ellos.

Maldito Slender te odio, te odio a ti y a tu no cara, odio tus mentiras, ¡me mentiste! Dijiste que nunca me dejarías sola, dijiste que siempre estarías para mí.

Flashback

Caminaba al rededor de su habitación tratando de entender como es que varias capas de polvo se acumularon sobre la chimenea, la cama era vieja, las cobijas no tanto pero si lo suficiente como para ir perdiendo el color.

Viendo todo con un poco de detalle recordé mi antigua casa, dónde solía vivir con mi madre, mi cuarto repleto de Pósters de distintos cantantes, actores y una que otra foto de la escuela. Cuántas noches pase en vela escuchando música con mis audífonos viendo hacia mi venta el espectáculo que se formaba en el cielo, las estrellas lo iluminaban pero la música no era precisamente alegre, lloraba recordando aquel amor imposible, aquel amor que no pudo ser, por la edad, por mi decisión o por qué el chico era un idiota.

No sabía en dónde se encontraba El hombre delgado, salía una que otra noche a buscar leña seca, era difícil encontrarla, no era experta pero en verano es más difícil que eso pase. Extrañamente l cabaña guardaba muy bien el frío que cada noche dejaba sobre ella.

Luego de 10 largas noches decidí que le daría una oportunidad, intente escapar la otra noche y fue un fiasco total, termine en cuartos que no debí ver, la casa era un completo desastre, abri la puerta poco a poco, asegurandome de que él hombre aún no hubiese llegado. Inspeccione el pasillo, revise lo largo y lo ancho, varias puertas se encontraban a los lados y al frente, la suya estaba justo en el medio, existía un segundo piso pero estás puertas estaban marcadas con el mismo símbolo que yo tenía en la muñeca.