Marcas Permanentes [ChanBaek]

Cambios, Cambios y Mas Cambios...

  "BaekHyun"

—Si pudiera cumplir un deseo ahora mismo elegiría morirme— Dije con furia y tristeza frente al espejo, estaba parado allí con solo unos boxers, mirando cada maldito defecto de mi cuerpo. Quería morirme, desaparecer, no soportaba seguir con esta farsa llamada vida.

Mire por el rabillo del ojo y vi aquella pequeña caja bajo la cama, llena de navajas y cuchillos. Por un momento pensé en acabar con todo esto, darle fin al sufrimiento que llevaba conmigo,  pero soy lo suficientemente cobarde como para hacerlo.

Recordé cuando era un pequeño, que vivia sin ni una preocupación. Era perfecto...

Pero lo bueno siempre tiene que terminar. Todo empezó aquel día. Mi primer día de clases en la nueva escuela. Me había mudado a un nuevo vecindario. Lo recuerdo como si fuera ayer, ese día fue el peor de mi vida, estuve todo el día sentado en una esquina del jardín sin moverme, llorando desconsoladamente, desde ese día me llamaban Marica. Solo por llorar por mi madre.

Los insultos seguían pese a que yo iba creciendo, cada vez eran peores y mas hirientes, yo decidia ignorarlos, ya que no me podían hacer más daño del que ya me habían hecho.

Mi primer error, pensar que nadie me podía lastimar más.

Ahora me encuentro aquí, mirando cada uno de mis cortes, cada uno con una historia diferente. Una más dolorosa que la otra. No sabía con exactitud cuando había comenzado con todo esto, pero de lo que estaba seguro era que estaba en un pozo sin fondo. Aún con 17 años, no lograba encontrar la salida.

Hoy fue el primer día de clases. Quinto año fue igual de deprimente que los años anteriores, todos me observaban con sus miradas despreciables, y por ser el "nuevo" me rechazaban. Lo único que encontraba en todos lados eran ojos llenos de lastima. Queria salir de allí.

Las primeras clases pasaron rapido, para mi buena suerte. Aunque no les prestaba ni un poco de atención a ninguna, necesitaba dormir. 
Al llegar la hora del almuerzo, luego de las dos primeras horas, me aleje lo suficiente para no escuchar ningún insulto mas o recibir miradas de desprecio y llore. Así como siempre lo hacia. Tal vez por cansancio o por la angustia que guardaba hace años conmigo, miraba mis vendas sucias, y lloraba cada vez con mas dolor. Me odiaba y odiaba tener que pasar por esto una y otra vez.

Estuve así unos cinco minutos hasta que no se por que motivo levante la mirada y encontré unos ojos mirándome, era alguien bastante alto comparado a mi. Estaba muy bien vestido como para ser un alumno. Al observarlo bien, descubrí que era el mismo hombre que estaba al lado de la nueva casa.

Me miraba tratando de entender lo que me estaba pasando, mientras mas observaba, mas abria sus grandes ojos. Tenia la mirada perdida en mis brazos, acompañada de una cara de asombro. No quería tener que dar explicación alguna, así que me levante y con pasos apresurados salí de ese lugar, alejándome de él.

Me dirigí al baño para lavarme la cara, así no parecía un loco. Al terminar, camine unos cuantos pasos cuando lo vi nuevamente. Nos estabamos por cruzar asi que decidí hacer algo respecto a lo que había sucedido recien.
Cuando estaba por cruzar por enfrente mio, lo tome del brazo. Él me miro un poco asustado, cuando reconoció quien era, su mirada cambio a una de sorpresa.

—N-no se te ocurra hablar con nadie acerca de lo que has visto hoy— le dije, acompañado de una mirada seria. No quería parecer débil frente a él.

—Deberías hablar con alguien sobre eso— Dijo mientras señalaba mis brazos. No me esperaba eso.

—No, no puedo hacerlo— Respondi  —Nadie entendería por qué o cuál es el motivo de mis cortes.

Estaba acostumbrado a no ser entendido.

—Haz lo que quieras— dijo —Debo retirarme y supongo que tu tienes clases también, así que vete. 
Su indiferencia me dolió. No voy a mentir. No se por qué, tal vez esperaba una respuesta distinta. Era un iluso. Él ni siquiera me conocía, ni yo tampoco. No debí haber esperado más.

Observe como se alejaba de mi, me senti mal pero decidi ignorarlo, almenos ahora sabia que no hablaria de lo que habia visto. Comence a caminar, hasta llegar al aula correspondiente para mi siguiente clase. Matemática. Perfecto

La clase avanzaba y me sorprendí mucho al darme cuenta de que en las ultimas dos horas, mientras el profesor explicaba, yo solo podía pensar en aquel profesor. No podía olvidar como sus ojos se habían clavado en mi, algo de el me llamaba la atención. Pero también pensaba en la forma en la que me había tratado. Seguro creía que era un niño iluso.

Igual que todos.

Ya en el horario de salida, lo vi hablando con una profesora, el me vio y me sonrío tímidamente. Baje la cabeza totalmente avergonzado hasta que salí a las afueras del gran edificio.

Camine hasta la parada del bus que me llevaría hasta mi casa. Me senté a esperarlo, me puse los auriculares  y me hundí en un mundo donde no hay insultos, no hay dolor, ni tampoco hombres altos que regalan sonrisas a cualquiera.

Algo raro habia en mi. Un sentimiento que no conocía.