The Eras Dream (NoMin)

1989

Limpiar no era tan aburrido si estabas con la persona correcta, Jeno sacaba la basura mientras Jaemin lavaba los trastes que habían usado, había sobrado la mitad del pastel y se veía perfecto, Jaemin sonrió con ternura cuando lo metió al refrigerador.

—La luz quedó encendida. —Jaemin se percató.

—Oh, quizá sea una señal para bailar frente a la luz del refrigerador.

Jaemin sonrió y Jeno corrió a poner una canción. Si algún día se casaban deseaba bailar tanto esa canción con Jaemin.

Lover.

Porque con Jaemin podrían dejar las luces de Navidad encendidas hasta enero, porque ese era su hogar, no sabían si se habían conocido por veinte segundos o por veinte años.

Jeno quería estar así de cerca con Jaemin, por y para siempre, salir y llevarlo a casa.

Jaemin siempre sería su amado.

Jaemin era el amor de su vida.

Lo tomó de la cintura y comenzó a bailar con él, Jaemin siempre sabía moverse, hubo un tiempo en el que Jaemin tuvo mucha desconfianza por su peso, pero después se metió al gimnasio y empezó a crecer, tenía músculos bonitos y lo hizo muy atractivo.

Jaemin rebozaba de confianza solo porque Jeno era quien lo sostenía.

Ellos no dejaban de bailar en la sala de estar, mientras la luz del refri seguía brillando, mientras dos almas perdidas que se encontraban en los ojos del otro. Era al lugar donde pertenecían, donde siempre desearon estar.

—¿Te imaginas bailar esto como un vals de boda? —Preguntó Jaemin.

Y Jeno sonrió, sus ojos de repente se cristalizaron, y bajó su mirada apoyándola en el hombro de Jaemin.

—No me imaginaría bailar otra cosa, pero mientras seas tú quien lo baile conmigo, no me importa la canción. —Jeno sonrió.

—¿En serio quieres casarte conmigo? —Jaemin sonrió.

—¿Por qué estaría contigo si no? —Jeno estaba seguro de lo que quería.

—También me quiero casar contigo, mi amor. —Jaemin fue cursi mientras acariciaba la espalda de Jeno.

Jeno se irguió y vio a Jaemin, bajo esa tenue luz, Jaemin siempre lucía como un ser misterioso, casi inalcanzable, Jaemin era demasiado para Jeno, pero Jeno también quería siempre estar a la par de Jaemin, no podía siquiera imaginar no haber coincidido, lo amaba demasiado.

Lo suyo era de ese amor que te penetra en cada parte de la piel, donde extrañas coincidencias siempre los unen, donde sus costumbres coinciden tan bien que empiezas a pensar en la otra persona como un hogar.

Eso era Jeno para Jaemin, y eso era Jaemin para Jeno.

—¿A dónde te gustaría ir de Luna de miel? —Preguntó Jeno.

—París. —Jaemin negó con la cabeza. —Los recuerdos que nos trajo Renjun me hicieron querer conocerlo.

—De hecho Taylor tiene una canción sobre esto. —Jeno sonrió.

Cuando terminó la canción, dejaron de bailar, Lee puso la siguiente canción y se sentó en su sofá, esperando a que Jaemin viniera, y Jaemin, como un gatito en busca de su hogar, se sentó sobre las piernas de Jeno y lo abrazó por el cuello.

—Lo sé. —Jaemin sonrió. —También podemos tomar un vino barato creyendo que es champán.

—Quisiera lavarte el cerebro para que me ames para siempre. —Cantó un pedazo.