"Realmente... es... agotador lid-lidiar contigo cada maldito Halloween..." su voz salía entrecortada mientras la sangre creaba un charco a su alrededor.
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DISCLAIMER;
╰➤ HALLOWEEN FANFICTION
╰➤ Posterior a la primer entrega...
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Pov Caleb
Desesperado por recuperar el aire que había escapado de mi cuerpo, tomé grandes caladas de aire sin llegar a hacer mucho ruido. Michael no se le veía como a una persona muy paciente y lo que menos quería en aquel momento era molestarlo.
Su mirada recorría mi cuerpo con cierta curiosidad en sus ojos. Luego de verme, pasó su vista a su propio cuerpo, en especial a aquellas partes con vendajes que eran cubiertas por el overol que usaba como vestuario frecuente. Finalizó su viaje observando directamente a mis ojos, casi haciendo que yo descifrara el mensaje que quería dar.
"Yo... yo te ayudé con eso" solté luego de haber intentado adivinar lo que dijo.
Pude ver un movimiento leve, casi como un asentimiento antes de que se levantase y se acercara a la puerta de mi cuarto, dispuesto a salir, sin antes voltear a darme una última mirada con aquellos ojos helados y cerrando la puerta detrás suyo.
"De nada" bufé casi en murmuro.
Inevitablemente, aquel corpulento hombre volvió a entrar y se acercó rápidamente a mi.
"¡L-lo siento!" Exclamé ansioso cuando sus manos buscaron desesperadamente agarrar nuevamente mi cuello. Esas palabras fueron una forma de pausarlo, ya que esperó a que yo siguiera hablando y de esta forma evitara que me apresara nuevamente entre sus manos "O-obviamente te ayudaría con tus h-heridas si fuese necesario, e-es increíble ayudar a... alguien tan genial c-como tú" Mentía.
Michael dejó caer sus brazos apoyándolas en mi cama, parece que había servido la mentira como para evitar que volviese a intentar asesinarme.
Pero un pequeño brillo en sus ojos apareció después de haber escuchado aquello.
Pov omnisciente
Michael estaba confuso.
Era como si un sentimiento que pensaba que años antes había desaparecido, volviera a surgir en él.
Similar a lo que sentía cuando recordaba aquellos días donde únicamente era un niño y su madre era una de las pocas personas que realmente se preocupaba por él.
"¿T-todo bien grandote?" La ansiedad carcomía el interior del más joven, quien con su corazón a mil buscaba con su mirada una forma de escapar.
Finalmente, después de observar su rostro detenidamente, tomó al joven del brazo y lo jaloneó fuera del cuarto, haciendo que este soltara diversas quejas y ruidos desesperados.
Lo soltó cuando parecía haber encontrado algo de su interés.
Eran unas tablas de madera apiladas unas sobre otras junto a un martillo y una bolsa de clavos. Aún quedaban unas reparaciones que hacer en la casa de Caleb, pero por no tener tiempo en su agenda, había aplazado los arreglos que debía hacer sólo.