Estoy tan tranquila, sentada en el bordillo de la puerta de una casa, fumándome un cigarro que conseguí robándoselo a una de las monjas, cuando de repente, siento que algo, o más bien alguien tira de mí, hasta ponerme de pie.
Cuando me quiero dar cuenta, tengo a la madre Tessa delante de mí y con cara de pocos amigos.
-¡¿Se puede saber que haces?!,¡Llevo horas buscándote!-dice alterada.
En lugar de responderle, me quito su mano de encima.
-Ahhhh! ¿Qué es eso?- dice mientras me quita el cigarro de la mano- ¡Sabes de sobra que no puedes tomar drogas!- vuelve a agarrarme del brazo, pero esta vez más fuerte.
¡Pues si que está enfadada!
-No estoy en el orfanato, así que, realmente puedo hacer lo que quiera- digo, intentando sonar lo más tranquila posible mientras intento quitárselo sutilmente, cosa que fallo.
-Si te lo recuerdo, estás bajo nuestra tutela, así que no, no puedes hacer lo que quieras- dice con tono de superioridad.
La monja ya me esta empezando a tocar las narices, así que esta vez, quiero contraatacar.
-¡Tengo dieciocho! Ya soy mayor para hacer lo que me salga de los huevos!- digo empezando a alterarme.
-¡Ahh!,¡ a mí no me eleves la voz!, ¡y controla tu vocabulario!- dice enfadada
-¡Nah! Devuélveme el cigarro!, ya volveré cuando me lo acabe- digo seriamente
Ignoro a la monja, que empieza a berrear, y fijo la vista en el cielo, admirando la luna, que tiene la sonrisa de cheshire, tan bonita como siempre. Me pongo a pensar ¿qué hubiera sido de mí si mi madre no hubiese muerto? , ¿sería más fel...?
De repente siento un ardor excesivo en el dorso de la mano.
-¡Aaaah!- se me escapa un quejido-¡¿Qué haces?!-digo apartando la mano.
¡La dichosa monja ha apagado el cigarro en mi mano!
-¡Vamos para el orfanato que te vas a enterar señorita!- me grita en la cara y a su vez, se va a paso aligerado, esperando que yo obedezca.
Suelto un bufido, pero obedezco y voy tras ella.*********
Un rato después de que llegáramos al orfanato la monja me llevó a su despacho.
-¿Y ahora que harás m...?- no me dio tiempo a terminar la frase, porque la monja me pega tal bofetón que casi caigo al suelo.
-¡Eres la vergüenza de este centro!,¡estoy harta de tus tonterías!- dice la monja, que me mira con repulsión.
-¡Y yo estoy harta de vosotros! ¡Sobre todo de ti!-le grito en la cara, lo cuál ella responde con otro bofetón.
-¡Estarás castigada por lo menos un mes!, te irás al cuarto oscuro a pasar la noche, y ya veremos si el día también.
Como odio esa sala , es una habitación con una cama roñosa, y sin ventanas, de ahí lo de oscuro. Depende de lo que hagas tienes unas consecuencias u otras y te puedes quedar varios días.
Es un castigo bastante duro si sobre todo te da miedo la oscuridad.
-A parte de quedarte en el cuarto oscuro, te quedarás sin desayuno y cena- dictamina la monja.
-¡¿Qué?! No, eso no, ¿quieres matarme de hambre?- digo sobándome la cara por el bofetón anterior.
-¡Así aprenderás a no escaparte!
-¡Pero si no me escapé! ¡Solo salí a tomar el aire!
-Si claro durante dos horas y a 4 kilómetros- dice ella, sabiendo que lleva la razón.
Obviamente no se la voy a dar.
-¿Sabes qué? No me iré al estúpido cuarto oscuro, porque ¡me largo!- digo yendo hacia la puerta.
Justo antes de rozar el pomo, la monja me agarra del pelo, tirando hacia atrás.
-¡No puedes irte!, no tienes un lugar donde pasar la noche y eres pobre, así que déjate de tonterías.
-Me da igual, ¡me voy!- digo, zafándome de su agarre y marchándome.
Desde ese momento, percibo que ya nada volverá a ser igual.*******
Estoy deambulando por las calles, sin comida ni dinero, así que decido adentrarme en un supermercado, para intentar robar comida o si surge la ocasión, robar una cartera.
Cuando entro, encuentro a un objetivo, un hombre de cerca de unos cincuenta años, el cuál lleva su cartera sobresaliendo del bolsillo trasero del pantalón, la ocasión perfecta.
Me acerco como quien no quiere la cosa, y se la intento quitar sigilosamente, pero el hombre se gira bruscamente, así que hago lo único que sé hacer, salir corriendo por todo el supermercado, cartera en mano.
-¡Eh ladrona!- grita el hombre corriendo detrás de mí.
Por suerte, después de estar corriendo durante más de cinco minutos, dejo de oír sus pasos, y me giro para saber si me sigue persiguiendo, cuando sin querer, me choco contra un cuerpo masculino.
Levanto la mirada, aterrada, creyendo que es el señor al que he robado. Pero no, es un chico alto, con el pelo de color verde bosque y de ojos negros. Es guapísimo...
-¡Lo siento!¿Estás bien?- pregunta sacándome de mi ensimismamiento.
-¡No no! Perdóname tú a mí- digo avergonzada.
Se me queda mirando fijamente.
Será por la ropa que llevo, que está hecha un asco.
-Bueno me voy - dice rompiendo el contacto visual que habíamos creado.
Un rato después, cuando me cercioro de que el hombre se ha ido, me compro algo de comida y me salgo.
Decido comprarme un cigarrillo, y empiezo a deambular por las calles, decidiendo que hacer con mi vida. Ahora soy libre, sin monjas manipuladoras, sin niños petardos...
Pero tengo que ordenar mi mente y empezar a ser productiva, quizá podría ponerme a trabajar de cajera en algún supermercado, aunque tendría que pasar algunas noches durmiendo en la calle.
Cuando me quiero dar cuenta, me adentro en un callejón sin salida.
En el fondo hay unas escalerillas para subir a un piso, también dos contenedores de basura. Todo está casi a oscuras, pero lo que me hace ver, es un cartel, que tiene un símbolo de un ojo dentro de una nube, hecho con luces de neón.
¡De perdidos al río! Ya me buscaré la vida en otro momento.
Así que muy decidida, me adentro en el callejón para que me lean las cartas.
****
Cuándo entro, la tienda está casi a oscuras. En ella hay una alfombra rosa, muebles de madera con objetos antiguos y usados, sobre todo jarrones, budas... También hay cuadros un tanto macabros. Si miras al techo, hay estrellas dibujadas en él, pero lo que más llama la atención, es la puerta que hay al fondo, es una puerta con cortina.
-¿HOLAA?- digo, no muy segura de que haya alguien.
Nada. Silencio
-¿HOLAA?- digo una segunda vez.
Bueno pues tendré que gastarme el dinero en otra cosa.
Me doy la vuelta, dispuesta a marcharme. Vuelvo sobre mis pasos, que son pocos, y abro la puerta. Hay una mujer de mediana edad fuera, haciendo el amago de abrir la puerta.
-¡Aaah!- grita la desconocida, echándose hacia atrás.
-¡Perdón! Lo siento, no fue mi intención asustarla!- digo acercándome a ella.
La mujer se toca el corazón, para ver si lo sigue teniendo, después de eso, adopta una postura seria.
-¿Se puede saber que hacía dentro de mí tienda?- dice la señora.
-Perdone, no sabía que era suya, solo quería que me leyera las cartas.
-¿No ves que pone que está cerrada?- dice la señora chasqueando los dedos.
-¿Qué? No, no está cerrada, o por lo menos no había ningún cartel- digo, girándome hacia la puerta, ahora cerrada.
Cuando me quiero dar cuenta, si que hay un cartel de CERRADO , pero, ¿cómo puede ser posible, si antes no había nada?.
-Pe-pero,¡si no había nada!¡lo juro!- digo excusándome.
-La próxima vez, estese más atenta señorita- dice la señora abriendo la puerta- Buenas noches.
-¡Espere! Por favor, podría leérmelas, solo serán unos minutos- digo, con un deje de desesperación.
Justo antes de que me cerrara la puerta en las narices, decide escucharme.
-¿Por qué tanto entusiasmo querida?- dice interesada.
-Es simplemente que quiero saber que me depara el futuro, me he quedado sola y...
-¡Vale , vale! Te las leeré, pero no empieces a lloriquear- dice la señora mirándome de arriba a abajo y con un poco de ¿desprecio?.
¡Pero si no iba a llorar!
La señora me coge del brazo y me tira hacia dentro.
¡Qué manía con agarrarme del brazo!.
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Blood of kings
FantasyCuando Harper tiene una vida llena de complicaciones viviendo en un orfanato no le queda otra que irse y buscarse la vida . ¿Qué pasaría si por una mala decisión cambia su vida entera? Una vida a la que ahora está en peligro de poderes.