Cuando era pequeño las personas siempre felicitaban a mamá por lo tranquilo que podía llegar a ser. Ella agradecía los cumplidos y respondía que era natural en mí, <<nunca me da problemas, siempre ha sido un buen niño>>. Pero yo solo quería quedarme a su lado, mi primer amor estaba sola la mayor parte del tiempo, tanto en casa como en el parque.A la misma hora en que las otras mamás se quedaban en una ronda amistosa discutiendo sobre sus vidas suburbanas, mamá leía sus libros en el sofá y limpiaba la cocina escuchando canciones de Elvis Presley. Era como si tuviese una burbuja para sí misma, una en la que a veces entraba papá y de la que yo jamás quise salir. Fui su sombra en ese entonces, la hubiese seguido hasta los confines del universo porque no era nada sin mi mamá.
Una vez dijo que me convertiría en un príncipe azul, dijo que era lo suficiente apuesto y tan pero tan bueno que debía cuidar mi corazón, este era tan grande que podría escurrírseme entre los dedos.
Y entonces crecí.
El primer amor se convirtió en desesperanza, en una vista amarga que no podía reparar porque mamá no era más que un fantasma que deambulaba por la casa. Luego, se marchó.
Supongo que si me viese ahora estaría tan decepcionada de mí como lo estoy de ella. Freud podía tener varios tornillos sueltos, pero tuvo razón en la mierda del Edipo.
El libro de la segunda hilera del género terror en la biblioteca pública cayó, dejando espacio suficiente para que pudiese ver al chico alto y torpemente carismático entrando a los tropezones en el pequeño apartado de anatomía. Sus ojos grandes y esperanzados siguieron la línea de personas hasta que me encontraron a mí y a mi nube negra de malas sensaciones. Una sonrisa endeble se coló en sus labios al avanzar. Debió haber estado lloviendo como en los días anteriores porque su chaqueta de deportista popular tenía algunos parches oscurecidos y brillantes.
No había orejas, ni cola, ni pelos por todos lados, ni colmillos afilados que no fuesen más que los suyos relativamente humanos. Contuve la respiración sin darme cuenta, asustado en gran medida por mi propia forma de pensar. Por supuesto que el tipo no iba a venir en cuatro patas o ladrarle a la bibliotecaria.
Aún así, por un segundo temí que fuese descubierto.
Miré a mi alrededor, a los ojos desinteresados de las pocas personas a nuestro alrededor. Nadie lo sabe, me dije, nadie podría saberlo.
Yo lo sé.
Una sombra grande, rebosante de energía, me cubrió.
—Hyung— es todo lo que dijo, Lovecraft en el piso estaba entre nuestros pies, y si mi corazón apenas entraba en mis manos entonces el suyo se le derramaba por los costados de sus enormes palmas abiertas.
–No quiero hablar contigo.
Le di la espalda, siguiendo los viejos tomos de clásicos aterradores.
Todo el cuerpo gigante de Mingyu me siguió por detrás, amotinándose demasiado cerca, como si por mi mismo no fuese lo suficiente claustrofóbico. Sostuve una edición de cuentos de Bécquer en pasta dura y sobrecubierta de cuero sintético, el aroma de Mingyu se cerró a mi alrededor y tuve el impulso de gritarle ¡Aléjate!, o preguntarle si toda su especie tenía la capacidad de olor naturalmente como algo... así.
Inexplicable.
Denso.
No malo.
Nunca malo.
Más bien... abrumador.
–Necesitamos hablar de ello.
Contuve el aliento.
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Where the wolves hide... -MinWon/Meanie
FanfictionHay un lobo en el bosque. Hay un chico nuevo en la ciudad. A Wonwoo no le gusta como parece encontrarlo en todas partes. No le gusta las cosas extrañas que dice, sobre instintos e impulsos, sobre secretos familiares que poco a poco comienzan a devor...