Cap 9 °No seré gentil°

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Me acosté en mi cama, los eventos del día repitiéndose en mi mente como un disco rayado. El momento íntimo con Andy de nuestra "pelea" había dejado una marca en mí, y no podía evitar la oleada de emociones que inundaban mis sentidos. La atmósfera cargada, la vulnerabilidad compartida: todo parecía un sueño, un sueño del que no podía escapar. Cerrando los ojos, traté de obligarme a dormir intenté que esos pensamientos dejaran de inundar mi mente. Pero a medida que comenzaba a dormirme, la imagen del rostro de Andy, sus ojos fijos en los míos, invadió mi conciencia. Parecía materializarse en mis sueños haciendo que fuera imposible dormirme, ya que, en el sueño, estábamos en la sala y nuestros movimientos eran fluidos, una danza de comprensión y conexión. Vi como los labios de Andy se curvaron en una sonrisa, mientras se lanzaba en mi dirección y me derribaba en el suelo con su mirada de suficiencia, pero justo cuando el sueño se sentía cálidos, sentí un cambio en la atmósfera. El sueño comenzó a desdibujarse, desvaneciéndose y despertándome. Fuera del sueño podía sentir pasos, suaves y deliberados, descendiendo las escaleras. Mi corazón se aceleró y me obligué a quedarme quieto, fingiendo estar dormida no quería hablar con nadie en este momento solo descansar.

El aire pareció cambiar a medida que los pasos se acercaban, y luego lo sentí: un suave roce contra mi piel. Dedos suaves se arrastraron a lo largo de mi brazo, dejando un rastro de sensaciones de a su paso. Se me cortó el aliento en la garganta mientras luchaba contra el impulso de reaccionar, de reconocer el toque que envió escalofríos por mi columna vertebral. Los dedos se retiraron, dejando un dolor agridulce a su paso. Mi corazón latía con fuerza, y no pude evitar mirar a través de los párpados ligeramente abiertos. La vista ante mí me dejó sin aliento: Andy, su expresión serena acomodándose en el sofá con una gracia que era únicamente suya.

Andy se acomodó en el sofá y se cubrió con una cobija que estaba cerca, estiro su cabeza y la vi cerrar los ojos, mientras ella yacía allí, con los ojos cerrados en un reposo pacífico, sentí que mi pecho se inflaba. La intimidad del momento, la conexión que había sentido, era algo extraño pero agradable. Cerré los ojos de nuevo, permitiendo que mis pestañas descansaran contra mis mejillas mientras sentía como si sus dedos volvieran a recorrer mi mejilla. El sonido rítmico de nuestras respiraciones llenó la habitación, una canción de cuna reconfortante que sirvió como telón de fondo para los pensamientos y sentimientos que se arremolinaban dentro de mí. Eventualmente el sueño me alcanzo dejándome absorta en mis sueños.

A la mañana siguiente cuando me desperté, el suave resplandor de la luz de la mañana se filtraba a través de las cortinas, creando un ambiente cálido y acogedor en la habitación. Me senté, estiré mis extremidades y permití que el sueño se fuera de todo mi cuerpo. Y luego, cuando dirigí mi mirada hacia el sofá, una sonrisa afectuosa apareció en mis labios. Andy yacía allí, todavía perdida en el sueño, sus rasgos relajados y pacíficos. Me invadió el recuerdo de la noche anterior, una mezcla de ternura y nostalgia. No pude evitar apreciar la tranquila belleza del momento, la forma en que la luz de la mañana bailaba sobre los rasgos de Andy, acentuando las líneas de su rostro era exquisito y una obra de arte que solo yo estaba contemplando.

Con un suspiro de satisfacción, bajé las piernas por el costado de la cama y me dirigí a la cocina, dejando a Andy con sus sueños. Coloqué la cafetera en el mostrador, el rico aroma del café recién hecho llenaba el aire. La luz de la mañana entraba a raudales por las ventanas, arrojando un brillo cálido y acogedor sobre la cocina. Cuando me di la vuelta para sacar una taza del armario, mis pensamientos se consumieron sintiendo como si todavía tuviera los dedos de Andy sobre mi mejilla. Perdida en mis pensamientos, no noté la presencia que había entrado silenciosamente a la cocina. Pero cuando me di la vuelta, mi corazón saltó a mi garganta y dejé escapar un grito involuntario de sorpresa.

Allí, parada a solo unos centímetros de distancia, estaba Andy, con un brillo juguetón en sus ojos mientras se reía de mi reacción de sorpresa. Mi mano voló a mi pecho, mi corazón se aceleró por una combinación de sorpresa y vergüenza.

°Dame tu corazon° Andy x lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora