P.O.V Arthur
El jardín de los hermanos Gallace era enorme, una vista espectacular de mi ciudad, la piscina estaba iluminada por luces internas de color morado, reflejando las baldosas del fondo de este mismo color. El lugar estaba acomodado con una larga mesa a un costado, repleta de comida y dulces —que seguro eran para Phoebe— y en una esquina estaba el alcohol que había comprado mi hermano y su amigo; no pude decir nada, era su problema y solo esperaba que no se metieran en problemas por aquello, no había nadie mayor de edad para vigilar que esto no saliera mal de ninguna manera.
Aria estaba acostada en un camastro, con su copa de coctel, observando la perfecta vista que teníamos. Ella siempre ha sido alguien que es feliz estando sola, dice que, si nadie se mete en su vida, ¿Por qué debe de meterse en la vida de los demás? No veía nada malo en aquel comentario, por el contrario, lo compartía. Aunque a veces se le olvidara, pues amaba criticar a las personas.
—¿A qué hora llega su prima? —Aaron se quita su camisa tirándola a los pies de Aria.
—No quiero tus sucios trapos sobre mí. —Con su pie mueve la camisa al camastro de su lado derecho.
—Eso seguro no se lo dices al idiota de tu amante. —murmura en un gruñido.
Aria solo sonríe entrecerrando sus ojos, sus cejas se elevan con arrogancia, imaginando una y mil cosas para contestarle; pero sabía que cualquier respuesta sería igual de estúpida.
—Mejor no respondas, Aria. —Interfiero con rapidez, a lo que ella solo rueda sus ojos en respuesta.
La relación de mis hermanos era basada en peleas sin sentido, muchas veces discutían por el simple hecho de que Aria comiera algo distinto a nosotros, pero a mí no me importaba, igual a nosotros se nos hacía lo que quisiéramos comer, pocas veces los tres comíamos lo mismo; nuestros gustos eran variados y más de una vez mi madre nos regañó por aquello, se culpa por criarnos de esa manera, cada uno con su manera peculiar de comer.
—Mi prima no debe tardar en llegar, mi tía Lissa dijo que la traería.
Mi joven amiga se inclina sobre la mesa para tomar un dulce, amante de las paletas y los sabores completamente ácidos; nadie se metía con su cuarto de dulces; su amor por las paletas y sabores raros, logro que sus padres le construyeran un cuarto de dulces para que ella pudiera almacenar los dulces que se le antojaran.
—Sigo diciendo que no va a venir. —Advierte mi hermana con una sonrisa burlona— Piénsenlo así, ¿Por qué vendría esta chica sola? Los Madsen siempre están detrás de ella.
Phoebe frunció el ceño para luego hacer una mueca de desagrado, se acercó a su hermano quien estaba sentado en una silla, pasando un brazo por sus hombros, dejando su barbilla apoyada en su cabeza.
—Ahora que lo pienso, ¿será que los trae?
Adam gira de golpe a ver su hermana menor, el horror en su rostro aparece. Que no se note que nadie le agrada los Madsen, tal vez afrodita podía tener buen gusto en ropa, pero en elegir amigos...
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La casa de Cristal
RomantikLa Casa de Cristal ¿Qué sucede cuando la casa de cristal que te construyeron se comienza a romper y sus cristales te hacen sangrar? Emily Gallace no había conocido el dolor y mucho menos la traición, a pesar de que presencio el divorcio de sus padre...