Capitulo 6.

8 0 0
                                    

P

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

P.o.v Emily

La semana pasaba muy lento, todos los rumores sobre mí seguían acechándome; Alice de cierta manera estaba decepcionada de mí por no poder conseguir amigos, aunque no me lo decía. Siempre repetía las mismas palabras para intentar alentarme.

Un paso a la vez.

Los Black intentaron hablarme, pero desde la fiesta, preferí alejarme de ellos, he ido a pasar mis horas de almuerzo en la cancha, en el salón de música, hasta en el teatro. Siempre cambiaba de lugar; era aburrido no tener con quien hablar; así que estaba llenando mi agenda con cada pensamiento que se venía a mi mente. Si era liberador hacerlo.

Era viernes por la noche y como cada semana, yo seguía en casa, esta vez no acepte salir de mi casa para alguna fiesta o algo por el estilo; yo estaba bien en mi casa y prefería ver películas con mi mamá.

Mi puerta se abre después de un par de toques, dejando a mi vista el largo y estilizado cuerpo de mi madre, quien traía en sus manos su celular.

—Tu padre quiere hablar contigo.

Le había pedido a mí mama que no le contara nada sobre lo sucedido en aquella fiesta, pero seguramente mis primos le contaron a mi tío Kill y este a mi padre; pero hasta ayer, él no me había comentado nada del tema. Puede ser que de este tema me salvara.

Con pesadez me senté derecha en la cama, asintiendo muy poco, ella me pasa su celular con una sonrisa reconfortante.

—Mimi. —Su voz gruesa llena a mis oídos, la imagen de él atreves de la pantalla me sorprende. Lucía feliz, una sonrisa amplia y emocionada; el fondo del lugar no era su empresa y menos nuestra casa.

—¿Dónde estás, papá? —Quise sonar sin mucha curiosidad, pero sé que lucí como una loca obsesiva.

Mi padre agrando mucho más su sonrisa y escuche al fono la voz de una mujer "¿Le piensa decir de una vez?". No reconocía la voz, por lo que era extraño para mí. Intente no enojarme, sentir celos o algo peor, pero mi expresión lo hizo sonreír.

—No pienses mal, cariño. —Giro su cámara para enseñarme la imagen de la señora con la que estaba, una mujer de unos 40 años, vestía con un traje elegante y su cabello rubio estaba recogido en una coleta alta— Ella es la señora que me ayudo a comprar la casa.

Niego un poco frunciendo mi ceño, me encojo de hombros esperando más explicaciones de su parte.

—Compre la casa que está detrás de la de tu mamá.

El calor de las emociones me inunda. Era una noticia que no me esperaba, mi padre acababa de comprar una casa justo detrás de esta, donde estaría cerca de mi madre y de mí, sobre todo de mí. Me estaba evitando el dolor de estar lejos de alguno de los dos o de tener que decidir con quién vivir, porque podría vivir con los dos y turnarme.

La casa de CristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora