Pov. Emily
Mi primer día no salió para nada como lo esperaba, ni siquiera esperaba que algo bueno saliera de esta locura de comenzar en una nueva escuela, sobre todo cuando en esta escuela yo no era nadie para las personas; escuche muchos rumores, muchas historias sobre mí, que en cierta manera deseaba que fueran real. Pero la etiqueta que más resonaba eran el de "es la hija de un Gallace" Claro que todos sabían de quien era hija, mis primos estaban en esta misma escuela y era seguro que de sus bocas llego a salir mi nombre y un par de comentarios sobre mi personalidad tan esquiva.
Nunca fui amante de compartir con mis primos, solo me llevaba bien con Jared y porque fuimos solo él y yo por muchos años, hasta que mis tíos Killion y Shia decidieron adoptar a Adam, pero nunca me llevé bien con él, somos dos polos opuestos y ni que decir de mi prima Phoebe, era menor que nosotros por unos años, pero era tan manipuladora, lograba que mis tíos y su hermano hicieran lo que ella deseaba y ahora que ella hace parte de ese grupo de amigos tan... peculiar, suponía que era igual de atrevida a mi tío Killion o peor. Pero no venía a esta escuela a ser amiga de ellos, ni de nadie, yo no merecía la amistad de nadie, yo no pude conseguir lo que quería, a pesar de que todos en casa y en mi familia juraban que yo era la niña consentida de papá, mis padres jamás me dieron lo que más deseaba; mi familia unida.
Pero esto era algo a lo que estaba acostumbrada a que se me negara, nada de lo que hiciera o dijera cambiaria lo que ellos querían, me amaban; eso si no lo podía negar, me amaban tanto que mi locura de hace semanas los había hecho reunirse, solo para darme algo de estabilidad en mi vida, ahora me hacía sentir culpable el obligarlos a estar cerca del otro, de tener que dejar nuestra vida en Gresyt, donde mi abuelo aún estaba viviendo, en sus últimos años de vida, que a decir verdad, desconocía cuantos años más estaría de la manera en la que lo vi por última vez.
Ahora, en Seattle, la vida para mi padre se volvería un poco más compleja, por mi culpa, por ser tan débil y caprichosa, porque yo no valía la pena, los Madsen tenían toda la razón, yo solo era egoísta y por mi necesidad de tener a mis padres juntos, solo los hacía infelices.
—¿Necesitas algo, Emily? —La voz cantarina de Phoebe me hace sobresaltar en el asiento del inodoro. No recuerdo cuanto tiempo estuve aquí encerrada luego de escapar de la cafetería, seguramente me salte el resto de clases que tenía durante el día; pero luego de mi espectáculo en este lugar, el baño era una mejor opción que ir a darle la cara a todas esas personas que creían conocerme solo por mi apellido— Mi tía Liss ya llego, puedo decirle que ven...
Antes de dejarla completar esa frase, mis manos se deslizaron por la manija de la puerta y abro esta con mucho cuidado, esperaba no tener que dar explicaciones por mi rostro y su expresión de dolor, sin embargo, al ver como el rostro de Phoebe se transforma en una mueca de espanto, sé que no estoy bien; como no lo he estado durante meses.
—Ya voy con ella, no te preocupes.
—¿Puedo ayudarte en algo, Emily?
Camino a el lavado para mojar mis manos y con ella mi rostro, humedeciendo mis mejillas. Mi rostro en este momento estaba más pálido que el de Phoebe y eso que su piel era la más pálida de la familia; su cabello rubio la hacía más propensa a verse como si el color hubiera abandonado su cuerpo en algún momento de su vida; pero ahora yo lucía más una muerta en vida, a pesar de estar arreglada y lucir como a mí me gusta; no veía absolutamente nada bueno en el espejo, había bajado una gran cantidad de peso, mis pómulos se marcaban como un pequeño bulto en mis mejillas y mis ojeras, a pesar de la gran cantidad de maquillaje que llevaba encima, notaba la lucha entre el morado y el azul por lucirse bajo mis ojos.
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La casa de Cristal
RomansaLa Casa de Cristal ¿Qué sucede cuando la casa de cristal que te construyeron se comienza a romper y sus cristales te hacen sangrar? Emily Gallace no había conocido el dolor y mucho menos la traición, a pesar de que presencio el divorcio de sus padre...