Capítulo 3. Intruso

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El lunes no se presentaron en la escuela. La sed la estaba matando y no podía acudir en esas condiciones a clases. Edward había sido el único en ir a la escuela y ya estaba de regreso en casa. Sin embargo, Bella lo acompañaba en esa ocasión y aunque no era algo extraño, su actitud resultó preocupante.

— ¿Qué sucede? —pregunto Esme al ver el rostro de Edward.

— Alguien estuvo en casa de Bella. —informó Edward. Reconocieron que el fin de semana habían olvidado que Charlie se encontraría solo en casa. La preocupación invadió a todos, inclusive a Rosalie.

— Si el rastro sigue ahí, iremos detrás de él. —dijo Jasper y acompañado de Emmett salieron de casa. Bella se sentó junto a Alice, esperando a que los vampiros regresaran con noticias.

— ¿Cómo es posible? —inquirió Carlisle con evidente preocupación. Nadie tenía respuestas así que hubo un silencio en el que solo se escuchó el corazón de Bella. Aurora carraspeó, pensando que olía demasiado bien.

— Ni lo pienses. —susurró Edward en señal de advertencia.

— No he cazado Edward, lo siento. —se disculpó. Intentó guiar sus pensamientos hacía otra cosa que no fuera la yugular de Bella.

— Aurora... —le regaño Edward.

— Deja de meterte en mi cabeza. —replicó. Edward rodeó los ojos, pero asintió. Los minutos pasaban lentos y tortuosos. La vampiresa se cruzó de brazos, pensando en la letra de una canción para distraerse, evitando en la medida de lo posible pensar en sangre. Nunca había pasado tanto tiempo sin beber sangre pues usualmente en cuanto sentía la necesidad, se alimentaba. Al cabo de una hora, sus hermanos volvieron a casa.

— ¿Quién era? —preguntó Carlisle al verlos entrar en la sala— ¿Alguien conocido?

— Un extraño —respondió Jasper—. No reconocí el olor.

— ¿Un nómada que iba de paso? —inquirió Esme. Aurora negó con la cabeza, los nómadas no tenían esa clase de comportamiento.

— Nunca hubiera dejado vivo al padre de Bella. —contestó Rosalie.

— El rastro desapareció a cinco millas de la casa de Bella. —informó Jasper con expresión seria.

— Alguien está tramando algo. —dijo Carlisle con gesto pensativo.

— ¿Victoria? —intervino Bella preocupada.

— Hubiera visto su decisión. —Alice desechó la idea de Bella.

— Deben ser los Vulturi. —se lamentó Edward.

— Tampoco creo que sean los Vulturi —replicó Alice—. He visto las decisiones de Aro.

— Seguiremos buscando. —dijo Emmett

— Están jugando con los puntos ciegos de tu visión, Alice —comentó Aurora, haciendo que Alice arqueara una ceja—. Quizás Victoria o los Vulturi están detrás de esto.

— ¿Una alianza? A eso te refieres. —intervino Esme.

— No, los Vulturi solo vieron una vez a Victoria, cuando era parte del clan de Hilda. —explicó Aurora

— Pero es imposible que los Vulturi no intervengan aún. Esto ha llamado demasiado la atención. —murmuró Rosalie.

— Se puede escapar de ellos, créeme —Aurora hablaba desde la experiencia—. De todas formas, son ellos los únicos que tienen algo en contra de nosotros.

— Sea como sea nos turnaremos para cuidar a Bella en su casa. —sugirió Carlisle.

— ¿También la protegeremos a ella? —se quejó Rosalie.

Nox Sanguinem: Aurora CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora