Capítulo 5. Aprendiendo a matar

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Cuando la fiesta terminó, la familia Cullen se dispuso a recoger el desorden creado por los estudiantes. La limpieza no llevó más de dos horas por lo que la casa quedó reluciente. Al finalizar, Aurora subió a su habitación para cambiarse la ropa. Se dio un baño relajante y al salir se colocó algo cómodo. Se tumbó en la cama, no sin antes tomar uno de los libros que había estado leyendo, Carrie de Stephen King. Tendrían al menos unas cuantas horas antes de ir al claro para entrenar. Dicho entrenamiento se enfocaría en aprender a matar neófitos.

Por la tarde, Alice fue por Aurora para ir de cacería y después hacia el punto de encuentro con los lobos de la Push. Con la ropa deportiva y el cabello atado, salió al porche donde estaba el resto de la familia a excepción de Edward. Corrieron unos kilómetros al norte de la casa, olfateando un grupo de ciervos y un par de osos. Dejándose llevar por sus instintos, olfateó el cálido olor de los ciervos. Se adelantó con pasos ágiles a sus hermanos.

Su cuerpo cambió automáticamente de postura hasta agazaparse en el suelo para no asustar al animal. Como había llegado primero, se concentró en el macho que tenía una maraña de cornamenta que coronaba su cabeza. Se centró en él, en su cuello peludo donde el pulso era más fuerte. Los separaba una distancia de treinta metros de distancia que con tres saltos exactos lo alcanzaría. Sin pensarlo más, se lanzó en su contra. Estaba sedienta y quería aplacar el dolor de su garganta. La cálida sangre le ayudó a deshacerse de esa punzada que pedía a gritos más y más sangre.

No duró más de 7 segundos, el cuerpo del ciervo ya no se movía ni luchaba. Dejó el cadáver sobre el suelo, se limpió la boca con elegancia antes de notar que su familia se había unido a ella para alimentarse. Después de dos ciervos más, se sintió satisfecha. Al terminar se dirigieron al claro para entrenar. La noche era oscura, sin luna. A lo lejos, Aurora escuchó a Edward aproximándose con Bella.

Habían estado jugueteando mientras esperaban a que los lobos llegaran. Emmett soltó una gran carcajada que resonó en el espacio abierto. Ella también rio al ver el cabello despeinado de Rosalie, quien les dirigió una mirada envenenada y después sonrió. Edward y Bella se acercaron, ella parecía cansada pero dispuesta. Justo en ese momento, Aurora percibió el hedor de los lobos acercándose a ellos. Arrugó la nariz con desagrado, obligándose a no respirar. Edward se burló de su hermana y ella, como una persona madura, le sacó la lengua. "Tú ya estás acostumbrado al perfume de lobo" pensó ella en su dirección. Edward frunció el ceño, haciendo reír a Aurora.

De reojo, pudo observar el malestar de Alice. Los lobos estaban cerca y ella no podía ver nada del futuro, lo cual resultaba frustrante. Jasper estrechó a su esposa contra su cuerpo en un intento de aliviar ese malestar, aunque la verdad fuera dicha, estaba usando su don. Rosalie y Emmett permanecieron junto a Aurora mientras Carlisle y Esme hablan en voz baja.

— Hola Edward —saludó Emmett—. Hola Bella; ¿Te va a dejar participar en las prácticas? —Edward le gruñó a su hermano y Rose y Aurora rieron.

— Emmett, por favor, no le des ideas. —replicó Edward amablemente. Todos rieron.

— ¿Cuándo llegan nuestros invitados? —le preguntó Carlisle a Edward una vez que nuestras risas se apagaron.

— En un minuto y medio, pero voy a tener que actuar de traductor, ya que no confían lo bastante en nosotros para venir en su forma humana. —le respondió Edward.

— Está bien —dijo Carlisle—. Lo importante es que vendrán.

Aurora observó la penumbra del bosque, las siluetas de los lobos eran visibles y contaba diez que se acercaban a ellos. La manada había crecido bastante. Edward asintió ante su pensamiento. Después, tanto él como Carlisle se pusieron al frente mientras el resto escuchaba atentamente la amable y fría traducción de Edward.

Nox Sanguinem: Aurora CullenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora