Capitulo 9

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El reloj marca las 8 PM del domingo

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El reloj marca las 8 PM del domingo.
Wilbur es expectante de la constante procrastinación del docente, quien prefirió pasar horas jugando frente al computador en vez de realizar su trabajo.
Ahora ya hacía estresado y acabado en el comedor de su hogar, el castaño observa desde la puerta, sin ser notado, aunque también logra darse cuenta del repentino cambio del maestro en dejar su estudio de trabajo.

—¿En qué trabajas?

—Ah, uhmn, el concurso ABC.-Vacila.- Wilbur, Tallulah podría participar, representando su grupo.

El contrario se cruza de brazos, acomodando sus lentes, pensativo, la posibilidad se estaba mostrando ante ellos como una espada de doble filo.
Por un lado Tallulah podría mostrar sus habilidades, extendiéndose académicamente, aunque por otro, la presión de aquel tipo de competencias podrá desatar otro ataque explosivo de la pequeña.

—No lo sé Q, ¿No sería mucho estrés?.

—Oh vamos, ¡Estará bien! Yo la supervisare.

Una pequeña mueca de inconformidad se hace visible, el más grande suspira, tomando el hombro del contrario para inclinarse hasta el nivel de su rostro.

Wilbur observa los papeles que Quackity tiene en sus manos, la cercanía lo ponía algo nervioso, últimamente los acercamientos entre ambos se volvían cada vez más íntimos, Alex no sabe si esto es adrede pero tranquila respiración del británico lo ponía inquieto.

—Esta bien.- Suspira.- Pero te harás cargó.

Quackity se toma su tiempo, reacciona tarde, pero comienza a celebrar su victoria palmando sus manos.

—¿Ya es hora de mi cuento?.- Una suave y chillona voz hace que ambos se separen por instinto.

—¡Yo voy, yo voy, yo voy!.- Responde Quackity levantándose rápido de su lugar.

Wilbur observa como ambos se pierden en las escaleras, corriendo a risas y este sentimiento lo hace sentir nuevo.
Era una felicidad distinta, las risas de la pequeña Tallulah se volvieron distintas, su personalidad se hizo distinta, la persona de Quackity cambio a ambos.
Sonríe ante esto, Wilbur ya lo sabe, logra percibir el amor platónico que siente hacia Alex, aunque nuevamente está ahí ese miedo al constante rechazo, ese miedo de confesar su admiración y arruinar la vida perfecta que llevan hasta ahora.
Esto lo deja con un sentimiento de inconformidad y un leve dolor.

Una pequeña Tallulah se mantiene en su cama con un rostro de frustración, tratando de concentrarse en el cuento que esta siendo narrado por su maestro.

—Y dicho esto, el estudiante, una vez en su habitación, abrió un gran libro polvoriento y se puso a leer.- Comento el de gorro con una dramática voz, haciendo un falso chillido.

Querido Profesor [Quackbur]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora