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No le tomó mucho tiempo llegar a la casa de los Díaz, solo vivían a 10 minutos máximo de su loft, por lo que ya estaba frente a la puerta luego de hacer sonar el timbre

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No le tomó mucho tiempo llegar a la casa de los Díaz, solo vivían a 10 minutos máximo de su loft, por lo que ya estaba frente a la puerta luego de hacer sonar el timbre.

— ¡Hola Buck! —una brillante sonrisa le recibió apenas la puerta se abrió. Chris, aun en pijama, camino los cortos pasos que los separaban y le abrazó con fuerza.

Negando divertido, colocó su bolsa con comida en su brazo derecho y con el otro cargó al niño entrando a la casa, no se le hizo dificil, Chris era liviano y la bolsa tampoco estaba tan pesada.

— ¿Dormiste bien, amigo? —le preguntó, dejando su bolsa encima de la mesada.

— Yup.

— No le mientas, Christopher —Eddie hizo su aparición desde el pasillo, caminando hacia ellos—. Estuvo con pesadillas, y por tu cara podria decir lo mismo. —palmeó el hombro del rubio, pero mantuvo la mano ahí esperando una respuesta.

— No puedo tener pesadillas si no duermo —se encogió de hombros, restándole importancia, para luego regresar la vista al pequeño, ignorando la pronta mirada de preocupación del ex-militar—. ¿Esta todo bien?

— Ahora si, papá dijo que traerias postres —dijo, intentando mirar la bolsa desde los brazos de Buck.

— Y eso hice, revisalos tu mismo —bajó a Chris y dejó que este se acercara a la mesada y registrara la bolsa.

𝗛𝗢𝗪 𝗟𝗜𝗙𝗘 𝗖𝗔𝗡 𝗘𝗡𝗗 𝗜𝗡 𝗔 𝗦𝗘𝗖𝗢𝗡𝗗 ━ 𝖡𝖴𝖣𝖣𝖨𝖤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora