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Finalmente llegó el día de volver a trabajar, se levantó media hora antes que sonara su alarma solo por la emoción de hacer cualquier otra cosa que no sea quedarse en su sofá viendo películas o cocinando hasta acabar sus ingredientes

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Finalmente llegó el día de volver a trabajar, se levantó media hora antes que sonara su alarma solo por la emoción de hacer cualquier otra cosa que no sea quedarse en su sofá viendo películas o cocinando hasta acabar sus ingredientes.

Preparó su café matutino, junto con un sobre de galletas horneadas del día anterior, y salió de su loft cerrando su puerta con llave.

Quedaban dos horas aún para que su turno comenzara, pero tenia que pasar a la casa de sus chicos.

Desde días atrás tenían esa rutina, Buck llegaba a la casa de los Diaz, desayunaban juntos, luego iban a dejar a Chris a su escuela y se iban a la estación, donde Eddie entregaba su camioneta a Evan para que volviera a su casa y se quedaba hasta que el niño regresara de la escuela.

Pero esta vez esa rutina cambiaria, porque esta vez se quedaría trabajando junto con el moreno.

Llegó en menos de veinte minutos a la casa, y trotando por las escaleras principales, abrió la puerta de esta entrando.

— ¡Buenos días! —bramó con voz cantarina, cerrando la puerta detrás de el y dejando la bolsa con galletas junto con su café en la alacena.

No tardó en escuchar las muletas de Chris acercarse por él pasillo. — ¡Buck! —saludo él alegremente al verlo.

— Hola amigo —se acercó y lo atrajo en un abrazo, besando su cabeza—. ¿Dormiste bien? —preguntó, recibiendo un sonido de afirmación.

— Yo también quiero un abrazo —sonrió y volteó a ver a Eddie, que venia arreglando su camisa del trabajo. Buck solo negó divertido—. ¿No puedo tener uno?

𝗛𝗢𝗪 𝗟𝗜𝗙𝗘 𝗖𝗔𝗡 𝗘𝗡𝗗 𝗜𝗡 𝗔 𝗦𝗘𝗖𝗢𝗡𝗗 ━ 𝖡𝖴𝖣𝖣𝖨𝖤 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora