❝ Yeonjun nunca ha besado a alguien.
Soobin sólo quiere ayudar a su amigo.
Dicen que los primeros besos siempre
saben a refresco de cereza y limonada
de fresa.❞
fluff ; cakeverse | yeonbin
( 230720 ) mini-story
bella portada y...
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Soobin ve a Rowun en clase el jueves y se siente incómodo por alguna razón. A medida que avanza el día, la inquietud de Soobin en torno a Rowun crece, supurando como una picazón persistente que no puede rascar. Esa fea sensación en su estómago lo único que hace es empeorar cuando llega el almuerzo, cuando, a diferencia de la mayoría de los días, Sungjae no se levanta y sale del salón de clases para ir por Yeonjun; la atmósfera se siente tensa y la atención de Soobin se divide entre la animada discusión de sus amigos sobre el próximo festival de mitad de año y la inquietante visión de Rowun rodeado por su grupo de amigas. Es como si se sintiera atraído magnéticamente por la situación, aunque sabe que no debería estarlo.
Observa cómo las chicas preguntan sobre la decisión de Rowun de quedarse en el aula en lugar de visitar a Yeonjun. Las palabras atraviesan el aire como una flecha, golpeando el corazón de Soobin con una desagradable mezcla de celos y confusión. El nudo en su estómago se aprieta cuando Rowun responde, su voz con un toque de decepción. Los dedos de Soobin se mueven sobre su escritorio y se encuentra acercándose cada vez más al borde de su asiento para captar cada palabra.
—Oye, Rowun, ¿no irás hoy a la clase de sunbae de Yeonjun a llevarle dulces? —pregunta una de ellas.
—Ya no —murmura Rowun y le sigue un suspiro, cargado con un peso tácito— Se siente incómodo al recibir tantos dulces.
—Mmh, eso tiene sentido —medio susurro otra de las chicas. El corazón de Soobin da un vuelco y puede sentir el calor subiendo a sus mejillas; incapaz de resistir la tentación de escuchar a escondidas, finalmente se levanta y finge tirar algo a la basura, usando la excusa para acercarse a la conversación. Los comprensivos arrullos de las chicas hacen que le ardan los oídos y su corazón se acelera mientras se aferra a cada palabra que sale de los labios de Rowun.
—Pero está bien, ahora tengo su número de teléfono —continúa Rowun.
El agarre de Soobin se aprieta alrededor del papel arrugado en su mano. Necesita salir de allí, lejos de las emociones asfixiantes que se arremolinan en su interior. Sin pensarlo dos veces, escapa y sale del aula para buscar consuelo en el ruido y la conmoción del pasillo.
Es hora de recreo, así que hay mucha charla fuera de la clase y Soobin se distrae del ruido.
Mientras está allí, solo con sus pensamientos, no puede escapar de la inquietud que se ha instalado en lo más profundo de su interior. Es como si el tejido de su mundo se estuviera deshilachando ante sus ojos y él fuera incapaz de detenerlo. Observa a las parejas susurrarse palabras dulces, a los amigos reunidos frente al teléfono y la energía caótica de los estudiantes corriendo de un lado a otro. Todo parece normal, pero Soobin sabe que debajo de todo, se avecina una tormenta dentro de él.
Se siente raro.
Un tira y afloja se desata en su mente. Los besos de ayer se repiten como un disco rayado, su intensidad ahora lo persigue. Había querido ayudar a Yeonjun, ser un buen amigo, pero ahora no puede deshacerse de la sensación de que ha cruzado algún límite invisible. No puede negar la chispa eléctrica que surgió entre ellos durante esos momentos robados.
