Llega el viernes, y con él, la expectación por el partido final de la selección de voleibol. El ambiente en la escuela está cargado de emoción y energía nerviosa. Los estudiantes charlan animadamente sobre el próximo partido, hacen predicciones y comparten sus esperanzas para la victoria del equipo. Entre ellos se encuentra Soobin, con el corazón dividido entre su deseo de animar a Yeonjun y su ira persistente.
A lo largo del día, el conflicto interno de Soobin es evidente en la forma en que se mantiene reservado. Es consciente de que ha estado evitando a Yeonjun desde su pelea, alejándose deliberadamente de los lugares que sabe en los que podría estar Yeonjun. La idea de volver a toparse con él, de enfrentar la tensión no resuelta entre ellos, es abrumadora. Sin embargo, debajo de la superficie, hay un anhelo innegable de ver jugar a Yeonjun, de apoyarlo a pesar de todo.
Las clases pasan como un borrón ilegible, su mente es un torbellino de pensamientos. Cuando se acercan las sesiones de tutoría, se siente aliviado y agradecido por la excusa que le dan para evitar el partido. Se concentra en sus estudios, tratando de convencerse de que está haciendo lo correcto y que no debe ceder a sus sentimientos tan fácilmente. Pero a medida que avanza el día, su determinación flaquea.
Durante un raro momento de respiro, el teléfono de Soobin vibra debajo de su pupitre con una notificación de mensaje. Mira la pantalla encendida y se sorprende al ver el nombre de su tutora de matemáticas. El mensaje le informa que ella asistirá al partido final y que las sesiones de tutoría están canceladas por ese día. La noticia lo golpea como un guantazo directo al estómago, y una mezcla de decepción y frustración lo inunda. Había contado con las sesiones de tutoría como una razón legítima para mantenerse alejado del partido.
Cuando suena la última campana de la escuela, señalando el final del día, Soobin recoge sus pertenencias y regresa a casa. Las charlas de sus compañeros sobre el partido llenan los pasillos y él no puede evitar sentir una punzada de arrepentimiento. El conflicto dentro de él se intensifica, dividido entre querer asistir al partido y querer mantener su distancia de Yeonjun.
En su camino a la salida, algunos de sus amigos le dicen que lo verán en el partido, y Soobin sólo asiente con una sonrisa débil, sin tener las agallas de decirles que no planea salir de su casa esa noche, en absoluto.
Al llegar a casa, se encuentra con el ambiente alegre de su familia preparándose para salir a cenar. Su madre, en particular, parece muy animada mientras se prepara para la salida. Cuando nota la presencia de Soobin, le sonríe.
—Soobin, ¿no irás al partido de Yeonjun esta noche? ¡Es un evento tan grande y su madre me ha preguntado si los acompañarás!
Soobin duda, su mirada evita la de su madre. —Tengo que ponerme al día con algunos deberes, mamá.
La sonrisa de su madre flaquea levemente, un atisbo de confusión en sus ojos —¿Tarea? ¿Un viernes por la noche? ¿Te sientes bien?
Soobin fuerza una sonrisa, tratando de sonar convincente. —Sí, sólo necesito hacer algunas cosas que no pueden esperar.
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Cherry soda & strawberry lemonade kisses | yeonbin
Fiksi Penggemar❝ Yeonjun nunca ha besado a alguien. Soobin sólo quiere ayudar a su amigo. Dicen que los primeros besos siempre saben a refresco de cereza y limonada de fresa.❞ fluff ; cakeverse | yeonbin ( 230720 ) mini-story bella portada y...