➪ CHAPTER SIX

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En una gran casa en Seul Corea del Sur, se encontraba una pequeña Young-sook dormida dulcemente. La niña posiblemente estaba soñando algo tan infantil e inocente, ya que tenía una pequeña sonrisa formada en sus labios mientras dormía.

La niña se había dormido muy temprano con tanta felicidad, pues ese día le habían entregado sus calificaciones y su hermano mayor le había explicado que todos esos 10 que tenía era realmente buenos. Ella se había dormido sin saber que ese día sería el último día feliz y normal que tendría.

Eran aproximadamente las 02:00 de la madrugada y la niña se había despertado porque sentía su garganta seca. Normalmente iría a la habitación de su hermano mayor para pedirle que él fuese a buscarle un poco de agua, ya que ella le temía a la oscuridad, pero lastimosamente esa noche su hermano se había quedado a dormir en la casa de un amigo.

Young-sook camino cuidadosamente dirigiéndose hasta las escaleras, ya que la cocina estaba a bajo. Lamentablemente Young-sook no era sorda y pudo escuchar sonidos que para ella eran "extraños" y provenían de la habitación de sus padres. La pequeña pensó que tal vez su padre ya había llegado de aquel viaje de negocios y estaba con su madre.

La pequeña Young-sook sonrió de felicidad al pensar que tal vez su padre estaba esperando hasta mañana para darle una sorpresa, camino rápidamente hasta aquella habitación y noto que la puerta estaba media abierta.

— ¿Papá? — murmuró la pequeña, abriendo un poco más la puerta.

— ¡Arriba! — grito Tatta, interrumpiendo el sueño de Raku.

— Tatta, de haber sabido que eras tan ruidoso no hubiese dicho que sería tu amiga. — gruño la pelinegra.

— Lamento interrumpir tu hermoso sueño, pero ya es tarde. — contesto Tatta, quitándole las sábanas a Raku.

— Ni siquiera era tan lindo, de hecho, era horrible. — Raku se sentó en la cama, recordando el horrible sueño que estaba teniendo sobre su primer trauma.

— Bueno, eso no importa, vamos, levántate. — insistió Tatta.

— No quiero, no estoy de buen humor. — La pelinegra volvió a acostarse en su cama, mirando el techo. — Me siento sola y me encantaría poder estar sola también en mi habitación.

Y en unos pocos segundos sintió como el costado de su cama se hundía de a poco. Raku miro a su costado y pudo ver qué Tatta estaba acostado a su lado, mirando el techo.

— ¿Por qué quieres estar sola? Es aburrido...pero bueno, estemos solos. — hubo un pequeño silencio de unos cuantos minutos después de que Tatta dijese aquello, pero luego volvió hablar. — Ya me aburrió estar solos, ¿Vamos a pasear?

Le fue inevitable para Raku sonreír. Se sentía muy cómoda con Tatta, él hizo despertar un sentimiento en ella que no había sentido hace mucho tiempo...

No lo había sentido desde que su hermano murió...

— Vamos a pasear. — acepto Raku levantándose de la cama y dirigiéndose al baño.

Se veía bien recién despierta, seguía siendo atractiva, pero de igual forma tenía aquel pensamiento que se podria ver mejor si se peinara un poco.

— No tardarás una hora allí adentro, ¿Verdad? — pregunto Tatta, quien seguía acostado cómodamente en la cama de Raku.

— Por solo preguntar eso me tardaré más de lo normal. — respondió la pelinegra desde el baño, sonriendose al espejo por escuchar el suspiro de frustración que venía de Tatta.

— Seguro eres de esas chicas que tardan en maquillarse lo mismo que tardo yo en el baño haciendo mis necesidades. — Él menor tomo uno de los colines de Raku que estaban en su cama para jugar con el, estirando lo y soltando lo hacía arriba, para que chocara con el techo y cayera de nuevo hacia él.

𝐃𝐈𝐄𝐓 𝐌𝐎𝐔𝐍𝐓𝐀𝐈𝐍 𝐃𝐄𝐖 ⁿⁱʳᵃᵍⁱ ˢᵘᵍᵘʳᵘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora