Manual de como ser un buen omega - Minsung

⌗ regla diecisiete

Regla #17: Haz lo que tú alfa dice.

— Quítame ese desagradable aroma, Omega.

Jisung se quedó sin saber que movimiento hacer, solo se dedicó a mirar cómo al Alfa le brillaban los ojos en dorado.

"Alfa hablaba en serio" Chilló su Omega muy emocionado ante la idea de marcar con su aroma al mayor.

Y como si fuera por arte de magia, o como si su Omega hubiera tomado el control de su cuerpo, se levantó y tiró del mayor para levantarlo y sacarlo de ahí mismo.

Sin decir una palabra el Omega caminaba por los pasillos tirando de la muñeca del Alfa que sumisamente y divertido lo seguía detrás suyo admirando como se le marcaba el trasero en esos ajustados pantalones.

Cuando los ojos del Omega captaron la puerta que tanto había estado buscando tiró con las fuerza al mayor y lo arrastró hasta ahí, para luego abrirla y empujar al Alfa adentro cerrando detrás suyo con seguro.

En el momento que Minho iba a decir algo con respecto a toda la situación, el se tensó y éxcito sobre manera al sentir como el Omega que tenía frente suyo emanaba más feromonas de exitación y emoción.

Todo eso sin hablar de lo desesperado que estaba su Alfa por tocar ese hermoso cuerpo del menor.

Sus pupilas se dilataron con solo aspirar la dulce y drogante cereza de su Omega.

Y sin poder evitarlo su miembro de endureció ante la idea de tenerlo.

— Oye, Hannie...

— Alfa.

Holly Shit.

Minho se petrifico encantado al tener a su Omega presente.

— Alfa ese aroma es asqueroso. — Exclamó risueño, acercándose hasta el más alto que se había apoyado contra la pared detrás suyo.

— Ya te dije que me lo quitarás Omega. — Murmuró tomando la valentía en apoyar su mano en la cálida y sonrojada mejilla del menor el cual ronroneo con gusto ante la caricia.

Jisung aún mirándolo a los ojos se acercó hasta acorralarlo con su pequeño cuerpo y sin quitarle la vista de la mirada contraria de dedicó a desabrochar un par de botones del principio de la camisa que traia y quitando la corbata dejándola caer al suelo.

No espero aprobación ajena cuando aserco su rostro al cuello del Alfa dejando salir un suspiro más similar a un gemido olfateando como el aroma a chocolate de hacía más intenso y más fuerte.

Y sin esperarse más posó sus labios en el cuello de su Alfa regando por todos lados dónde sentía aroma a algodón de azúcar su saliva.

Minho por su parte tenía los ojos fuertemente cerrados dejando salir un par de vagos suspiros de su boca entre abierta.

No, nunca se iba a esperar a que el Omega estuviera lamiendo y besando su cuello con tanta suavidad que tenía que hacer un esfuerzo sobre humano para no girarlo y estamparlo contra esa misma pared para tomarlo ahí mismo.

— Alfa~

Eso no ayudaba.

— Sung no. — Exclamó danse cuenta que esto no terminaría bien si seguian así. Tomo con suavidad al Omega por los hombros y lo alejo de su cuello escuchándolo gruñir molesto.

Cosa que se le hizo sumamente adorable.

Cuando lo tuvo un poco lejos vió y realmente tuvo que morderse el labio inferior y contener el gruñido al ver como su Omega se encontraba tímido, con las mejillas sonrojadas pero a la vez tenía una mirada oscura de exitación.

Se tuvo que recordar a si mismo donde se encontraba y que ni soñando la primera vez con su Omega iba a ser en el asqueroso y pudrido armario del consejer.

Por más caliente que este no iba a hacer éso.

Vió las intenciones del Omega al querer besarlo en los labios y nuevamente negó girando su rostro haciendo que su mejilla sea donde el menor apoyase sus labios.

— ¿A-Alfa? — Preguntó el más bajito haciendo que Minho se quisiera golpear a si mismo.

¿Por qué empezó todo eso?

"Por qué lo deseas igual que yo" Se quejó su lobo haciendo que este quisiera dar vuelta los ojos.

— No pequeño. — Exclamo serio haciendo que el Omega instantaneamente se separe de el y lo mire con los ojos acuosos. — Aquí no te haré nada... No quiero que nuestro primer beso o lo que sea que pase sea aquí.

Y aunque muy avergonzado por pensar que realmente algo iba a ocurrir con el mayor el Omega asintió levemente mirando sus pies mientras jugaba con sus manitas.

— Entiendo Alfa. — Habló bajito y se agachó para tomar la corbata del mayor que había dejado caer antes.

Bajó la atenta mirada del Alfa se la estiró para que el mayor la agarrará, pero el Omega no contó con que el Alfa lo tomará de la muñeca y lo volteaste para que quedara está vez, el contra la pared con Minho frente suyo mirando con detenimiento.

— No creas que solo tú me marcarás con tu aroma. — Exclamó con una sonrisa ladina y apoyó su frente con la del Omega aspirando su aroma. — Es mi turno de marcarte con el mío Omega.

Y como si fuese un hechizo el menor se quedó callado y sumiso haciendole caso a su Alfa.

¡Sorpresa!