Pudín, pudín, pudín, pudín... -¿Anna? ¿Tierra llamando a Anna? -Marie chasqueó los dedos frente a mí. Ella tenía un recogedor en una mano, y en la otra una escoba. La tía Charlotte no tardaría en llegar a inspeccionar el departamento. Despegué la vista de mi tarea de limpiar las ventanas y, avergonzada, miré hacia el suelo. -Aun no me has contado por qué Adam y tú estaban juntos hoy en la tarde -me reclamó ella. Regresé a mi actividad de rociar las ventanas con Windex y luego limpiar la superficie con una tela delgada. No debo hablar del beso... No debo hablar del beso. -Ya te dije. Cliff lo contrató y luego me mandó a que lo acompañara a hacer algunas diligencias -mentí. -¿Por qué Adam pediría trabajo allí? Si me hubiera dicho, hago que papá lo ponga en algún puesto de ejecutivo. Rodé los ojos. -¿Y por qué dijo que ustedes dos eran novios? Hubiera bastado con que le dijera a mi mamá que eran amigos. Ella frunció el ceño, desconcertada. No le digas del beso... Por favor Anna, mantén tu boca cerrada. -Lo hizo para darte celos. Creo que últimamente lo tienes descuidado -respondí aún sin mirarla. -Tienes razón. Es que estos últimos días Marcus me ha tenido ocupada. No hables del beso, no... Espera, ¿qué? -¿Marcus? -chillé- ¡Pensé que no volverías a verlo! Creí que tú y tu drama lo habían ahuyentado. Marie se mordió el labio inferior. -Él me buscó al siguiente día, me dijo que quería ser parte de mi emocionante vida. Estaba furiosa. Furiosa y ofendida. ¿Cómo era posible que lograra manipular a tantos hombres? ¿Es que acaso todos eran idiotas?
-¿Qué pasa con Eder? -pregunté. -¿Qué hay con él? Tampoco lo he podido ver, pero es porque anda de viaje... -Él habló conmigo el otro día. -¿Por qué de repente todos mis novios hablan contigo últimamente? No sabría decir qué fue lo que me asustó más; si el hecho de que se enojara conmigo, o el que hubiera dicho en la misma frase esas palabras: "todos mis novios". -Ya me cansé de esto -dije tirando el pedazo de tela a un lado-, me cansé de cubrirte siempre. Ella enarcó una ceja, desafiándome. -¿Y qué vas a hacer? ¿Vas a correr a contarle a Eder que estoy viendo a Adam? ¿Vas a contarle a Adam que estoy viendo a Marcus? No, él ya lo sabe... de hecho, los dos lo saben. -Dejar de cubrirte significa que si alguno de tus novios te sorprende con alguien más, yo no voy a mentir por ti. Además me debes un favor. -¿Un favor? ¿De qué? -escupió ella. -De cuando estabas untando chocolate en Marcus... Insististe en que si te ayudaba, me deberías una grande. -Eso ya te lo pagué. Resoplé. -¿Me quieres explicar cómo? Porque yo no lo recuerdo. -Yo fui quien le marcó a Mason para que fuera a buscarte en casa de tu madre -dijo de manera triunfal, como si hubiera hecho la caridad del siglo. Como si se considerara a ella misma la madre Teresa de Calcuta. -¿Qué? ¿Por qué harías eso? -¡Duh! Estás siempre tan solitaria que pensé que una pequeña ayudadita no haría daño. Y como resultado saldremos todos juntos, ¿no? No fue tan malo después de todo. Además créeme, a Mason todavía lo vuelves loco. Uno de tus primeros novios nunca se olvida... -De igual forma no pienso ser más tu tapadera. -Anna, tú y yo sabemos lo mal visto que es una persona soplona. -Ya dije. No cuentas conmigo para cubrir tus relaciones. ¿Sabes acaso lo mal que me sentí pensando que ahora tu madre cree que yo mantengo a todo un harén en mi cama? -Por favor, ambas conocemos lo jodida que es mamá. De igual forma ella se hubiera inventado toda una historia solo por verte con Adam desnudo a mitad de la calle. -No estaba desnudo -protesté patéticamente. -Semidesnudo. Y por cierto, ¿qué hacía él sin camisa? -me miró de manera sospechosa. -Se llenó de salsa. Tuvo que quitársela. -Volví a recoger el paño para limpiar la ventana y me concentré en una mancha imaginaria. -¿Acaso no es bello? Tiene un torso espectacular. ¿Y le viste el tatuaje de la espalda, ese que tiene abajito? Las palmas de mis manos comenzaron a sudar.-No entendí qué decía -dije fallando en no tartamudear. -Pffftt, ¿qué más va a ser? Por supuesto que mi nombre... Y eso bastó para que se me bajara la presión y saliera todo el aire de mi cuerpo. ¿Por qué tenía que ser tan curiosa?
Ósmosis era una banda local que tocaba en un pequeño bar llamado Hipotermia. Aparentemente habían cogido fama y ahora eran bastante conocidos a nivel nacional. Entre la multitud que hacía fila para entrar al concierto se miraban varios fans usando una camiseta con el logo de la banda. Me sentía desubicada en mi corto vestido azul y en mis bajas zapatillas grises mientras miraba a muchas chicas en sus cómodos jeans y leggins. A mi lado se encontraba Marie, usando algo que requería la misma cantidad de tela que un bikini de una pieza. -¿A qué hora te dijo Mason que vendría? -me preguntó ella por enésima vez. Mason llevaba quince minutos de retraso. En poco tiempo estaríamos dentro del local y no quería que nos fuera a perder. -Quedamos en vernos a las tres. No sé por qué aún no ha llegado -respondí, mirando hacia ambos lados de la calle. -Probablemente ordeñar su última vaca lo retrasó -se burló Adam, sus ojos nunca haciendo contacto con los míos. -Pues ordeñar vacas es mejor que limpiar parabrisas en los semáforos. Marie nos miró a ambos, su boca se frunció. -¿De qué carajo hablan? -preguntó finalmente. -De nada -dijimos Adam y yo al mismo tiempo. Miré de reojo hacia Adam y noté que él hacía lo mismo conmigo; sus ojos verdes se clavaron en los míos por un nanosegundo y luego apartó la mirada rápidamente. Desde el día del beso él no había vuelto a verme de la misma manera... ¡Apenas y hacía contacto visual conmigo! ¿Será que yo era una terrible besadora? ¿Tenía, en ese entonces, mal aliento? ¡¿Qué era?! De todas formas parte de su encanto murió al saber que él, entre todas las personas, le había dedicado su tatuaje a Marie. La decepción era abrasadora. -Uff... Lamento el retraso. -Mason apareció frente a mí, frotándose las manos para entrar en calor debido a la repentina oleada de frío que nos cubrió. Le sonreí y me acerqué para besar su mejilla. En su lugar, él me tomó de la barbilla y dirigió sus labios a los míos. Abrí los ojos en sorpresa. El beso fue corto pero vigoroso, antes de poder reaccionar, ya estaba separándose de mí. -Hola -murmuró con un rubor extendiéndose por sus mejillas.
Tragué con fuerza y por más que lo intenté no pude formar ninguna oración coherente. -Vaaaaya -habló Marie-. Veo que las cosas entre los dos han avanzado mucho. Mason le sonrió a mi prima, y luego pasó sus manos por mi cintura, atrayéndome hacia su cuerpo. Tomé un poco de distancia, sintiendo cómo la situación iba demasiado rápido entre los dos. A todo esto, Adam no parpadeó en mi dirección ni una sola vez. -Deberíamos entrar -dijo el susodicho vagamente-, la gente ya está comenzando a disminuir aquí afuera. Tomó la mano de Marie y ambos se adelantaron hacia la entrada del bar, dejándonos atrás a Mason y a mí. -¿Por qué tardaste tanto? -le pregunté casualmente, ignorando la punzada de dolor que atravesó mi sistema al ver la indiferencia de Adam. -Resulta que la dirección que me dieron estaba mala. Fui a dar a un bar gay de mala muerte en medio de la nada; pensé que no saldría con vida cuando un tipo llamado Tarzan me reclamó como su pareja al instante de haber entrado. -¿Qué? Pero si Adam se encargó de mandarnos la dirección... -Dejé de hablar. Mason me dio una mirada significativa. -Tuve que marcar al número de tu prima. Ella me dio la correcta. Suspiré. ¿Por qué Adam haría algo como eso? Después de unos segundos pregunté: -¿Tarzan? -traté de reprimir la risa. -Si -murmuró avergonzado-, lo primero que dijo al verme fue: yo Tarzan, querer primer baile con chico pestañas largas. Sin poder aguantar más comencé a reír. Mason terminó riendo a mi lado también. -Aunque te diré que con sólo ver el taparrabo que usaba, me llevé una idea de que ese no era el lugar correcto; a menos que la banda se llamara "Soy tu papi" porque extrañamente todos tenían eso bordado en la ropa interior... y allí sí que había muchos en ropa interior. Volví a reír con ganas, apretando mi estómago que ya comenzaba a doler de tanto carcajearme. -Ni siquiera estoy seguro que fuera un bar, había una temática rara de disfraces de animales -dijo Mason-. Salí tan rápido como pude. -Lo siento -mi voz sonaba ya más seria. Traté de no reírme nuevamente pero fue imposible sacar de mi mente la imagen de un tipo vistiendo únicamente un taparrabos-. Está bien, dejaré de reírme. Lo bueno es que ahora ya estás aquí. Sonreí apretando la mano de Mason que ahora se aferraba a la mía. -¿Van a entrar de una buena vez? -gruñó Adam secamente mientras sostenía la puerta para nosotros. Sus ojos perforaban a Mason, como queriendo formar huecos en su cráneo.
Mason entró primero para ordenarnos algunas bebidas, yo le seguí después. Adam sujetó mi brazo mientras intentaba abrirme paso entre la gente para llegar hacia donde se encontraba Marie -¿Qué? -pregunté enojada al ver la forma tan posesiva con la que me agarraba. Ahora sí se dignaba a mirarme a los ojos. -Nunca tuve la oportunidad de llevarte a conocer el lugar al que trabajo. -No te preocupes, paso todos los días por ahí. -No hablo de los semáforos. Hablo de lo que hago en realidad. -¿Y qué haces en realidad? Se encogió de hombros. -Quiero enseñártelo. Sus ojos verdes parecían sinceros. Me sentía muy atraída hacia ellos. -¿Por qué? ¿Por qué quieres enseñarme a mí? -Porque... quiero compartir un pedazo de mi vida contigo. ¿Eso está mal? Se miraba tan despreocupado y en calma. -Supongo que no. Somos amigos -me obligué a decir. Si, Anna, metete en la cabeza: Adam y tú sólo son AMIGOS. -Apuesto a que ahora quieres besarme -susurró él poniendo una lobuna sonrisa en su rostro. Lo golpeé en el hombro. -Oye, como que se te está haciendo una costumbre pegarme. Te estás volviendo violenta. -Eso fue por darle una dirección falsa a Mason. ¿En serio, un bar gay? -En realidad era un zoológico de contacto para adultos consensuados. -Ni siquiera sé qué es eso. -Mmm... Digamos que tu ordeñador hubiera sido una perfecta mascota en ese lugar. Tal vez una vaca... -¡Deja de decirle ordeñador! -grité. Pero mis gritos fueron absorbidos gracias a un grupo de chicas que chillaban fuertemente al ver que Ósmosis hacía su aparición en el escenario. Una ola de humo nubló todo el lugar, y el juego de luces estrambóticas comenzó a iluminar a cada miembro de la banda. Un chico de cabello rubio empezó a tocar algunos acordes en su guitarra. Más gritos se fueron escuchando a medida que iban reconociendo la canción. Adam se quedó quieto a mi lado. Mason apareció minutos después cargando dos bebidas en sus manos. Me pasó una y luego me acercó sutilmente a su cuerpo. -Muuuu -mugió Adam en mi oído antes de ir a buscar a Marie y pasar los brazos por sus hombros. Sinceramente no lo entendía. Me besaba... y luego se iba corriendo a los brazos de Marie; me ignoraba por dos días... y terminaba haciendo bromas conmigo. Él era el completo bipolar. Estaba seriamente confundida. Por favor, Anna, no te empieces a enamorar de Adam Walker.
Aunque en lo profundo de mi ser sabía que ya era algo tarde para eso.