Me retorcí los dedos como por onceava vez en el mismo minuto. Adam iba a estar furioso conmigo cuando se diera cuenta que asistí a la cita de Mason sin él (a pesar de que estuvo recalcándome todo el día que ni loca iba a ir yo sola a verlo). Pero no podía llevar a Adam conmigo, él era capaz de retorcer el cuerpo de Mason sin ningún problema. Le conté a Rita mi plan y ella colaboró para que Adam no se diera cuenta que estaba escapándome por la puerta trasera del restaurante. Pero es que de verdad necesitaba hablar a solas con Mason, y no necesita al señor jodidamente celoso respirándome en la nuca y llamando con nombres de animales de granja al pobre de Mason. Él me había citado en un lugar donde preparaban la mejor comida china de la ciudad, se llamaba La Caja Asiática. Procuré cambiar mi ropa de trabajo por cómodos jeans y una camiseta sin mangas; estiré mi pelo en una cola y, como siempre, mantuve mi maquillaje al mínimo. Entré al local ubicado en la segunda planta de un edificio comercial, y una ola de aromas a jengibre, salsa de soya, especias y mariscos me golpeó directo en la nariz. Una chica con genes asiáticos me hizo una reverencia al entrar, y me indicó que pasara. Busqué con la vista el cabello marrón oscuro de Mason y lo encontré casi al fondo del restaurante. Una botella de agua se posicionaba ya en la mesa, a su lado también estaba una botella de vino con una etiqueta en donde se leía: Dry Red Dragon. Frente a la botella, dos copas servidas. -Hola -saludé mientras tomaba asiento frente a él. Su mirada se iluminó y mi estómago se retorció con culpa. -Pensé que no vendrías -se levantó de su lugar y me dio un rápido beso en la mejilla-. Espero no te moleste que ordenara por ti. Negué con la cabeza. -Veo que tu nariz está mejor -regresó a su asiento. -Sí, ya casi no duele mucho -confesé-. Mase, yo...
-Wow. Llevas demasiado tiempo sin llamarme así -su sonrisa parecía no caber por completo en su cara-. Me gusta que me digas Mase. Fruncí el ceño. -Mason creo que ya no podemos seguir haciendo esto. -¿Haciendo el qué, princesa? Princesa. Así me llamaba cuando éramos novios; no era nada agradable recordar esa época en la que creía que era sexy verlo sin camisa y con el estómago cubierto de grasa de automóvil. Solía llevarle agua y limpiar su frente sudorosa con un pañuelo. Entonces él me daría un beso salivoso e intentaría meter su lengua hasta que rascara el punto exacto de mi paladar en donde se provocaban normalmente las arcadas. -Me halaga que quisieras recuperarme -comencé- pero no voy a engañarte... No creo que exista una segunda oportunidad para nosotros. No me gustaba decirle esas palabras, pero era mejor detenerlo ahora y no después cuando fuera tarde. -¿Pero por qué? ¿Acaso hice algo mal? -estaba angustiado, podía escucharlo en su tono de voz-. Anna, aprendí cómo besar bien si eso es lo que te preocupa. Puedo probártelo... Antes de que Mason pudiera seguir hablando más, una chica con un uniforme de camarera se nos acercó mientras cargaba varios platos de comida y los depositaba en la mesa. Todo lucía bastante bien. Mason me miraba angustiado, ni siquiera parpadeó con la llegada de la comida. -No se trata de los besos -dije una vez que la camarera se fue-, es que simplemente no me veo contigo en un futuro inmediato. -Marie te lo dijo, ¿cierto? Lo miré confundida. ¿Qué tenía que decirme Marie? ¿Acaso él sabía lo de Adam? ¿Que Marie pensaba que era un ladrón/estafador? -¡Ella prometió guardar el secreto! -chilló-. Lo siento Anna, te lo iba a decir pero... -Wow, espera ahí. No entiendo de qué hablas. Mason se quedó en silencio por un momento, entonces abrió su boca para volver a cerrarla haciendo un sonido como de PLOP. -Cuando me dejaste me sentí devastado -comenzó a explicar-, no quería perderte. Fuiste lo mejor que me pasó. Entonces le pedí a tu prima... -se detuvo en media frase. ¿Qué? ¡¿Qué?! ¡¿Le pidió a Marie, qué?! -Verás, tu prima me ayudó un poco en el área de los besos y... otras cosas... -Oh no. No, no, no, no. ¿Quieres decir que estuviste acostándote con mi prima para "mejorar tus habilidades" y luego vienes y me pides otra oportunidad? -Tenía que recuperarte de alguna forma y esa era la única manera. La vi hace meses atrás en la calle, le pedí su número para que me mantuviera informado sobre ti... y simplemente se dieron las cosas. Ella se ofreció a ayudarme. -Gran alma caritativa, ¿verdad? -mi apetito se había esfumado por completo.