El llanto no suluciona nada- II

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Al llegar a casa, solté un largo suspiro y me despoje de mi calzado.

Las luces estaban apagadas, había mucho silencio, la verdad no me gusta este ambiente tan solitario y deprimente, pero no puedo cambiarlo.

Me adentre más en el interior de mi hogar, y solo pude pensar en que tenía razón, no había nadie, estaba solo y me sentía solo.
Muchos dirán que no estoy solo, que siempre me encuentro acompañado por multitudes, que tengo amigos en el trabajo y los demás también me acompañan en mi ambiente laboral, que cuando salgo, la gente me saluda con una sonrisa de oreja a oreja y yo se la devuelvo. He llegado a la conclusión de que las personas que dicen o piensan eso, no distinguen lo que significa "estar solo" y "sentirse solo".

Me he culpado por estar solo, me dicho a mi mismo que soy un inútil por no pedir ayuda, por no tratar de socializar. Que cuando mis compañeros y/o conocidos me invitan a hacer actividades junto a ellos, yo solo evado negarlo afirmando que tengo mucho trabajo. Los rechaze tanto que ya ni siquiera me ofrecen ir, pero, también, quiero que me pidan que este con ellos, que sin mi no seria lo mismo. Sé que suena egoísta, pero esas simples palabras me hacen sentir como si fuera uno de ellos, como si les importara, como si yo cambiara el ambiente del lugar. Pero al final de cuentas, soy un omega depresivo y sin importancia.

Las lágrimas volvieron a salir, llenando mis ojos con ese líquido salado y que con abundancia se desplaza.

Pensé que estos momentos ya habían empezado a disminuir, que ya no tendría esos pensamientos tan tristes y de melancolía, que ya no iba a llorar hasta que el dolor de cabeza me esté matando de dolor y que abrazar la almohada y gritar como un maniático.

Esto seguía y, parecía ir empeorando, pero aún así mi arrogancia me impedía pedir la ayuda que desde mis adentros gritaba hasta hacer doler mis cuerdas vocales, mostrando la parte más " decente " de mi ser, haciendo apreciar mi aspecto formal, hablando con gran vocabulario y con carisma, y con la más grande de las sonrisas posando en mi rostro.

Chillaba y absorbía los mocos, parecía uno de esos niños en el primer día de clases sin intención de alejarse de sus madres. De alguna manera, siempre quise ser parte de esos niños, pero no fue así.

Ahí estaba, arrodillado y con los libros en brazos, llorando sin cesar, recordando a mis padres, a mi madre cuando lloraba por el miedo y ella me acariciaba el cabello y con sus dulces palabras , me consolaba.

-M-mamá, mamá te extraño tanto, sigo siendo el mismo niño llorón y miedoso...- tartamudo sin dejar de llorar- necesito tus palabras tan sabias, tan hermosas como tu...Te necesito mamá

...

-M-mami, tengo miedo, los niños me van a lastimar, Buaa- reprochaba el niño

-De donde sacas eso mi niño, nadie te lastimara- le secaba las lágrimas con el pulgar la mujer adulta-y si lo hacen, llorar no sulucinara nada, ya te lo he dicho iruka.

...

-Lo siento...No soy tan fuerte como creías, perdóname...-

¿Y Si Realmente...? - KakaIruDonde viven las historias. Descúbrelo ahora