Los dioses observan desde lo alto a las demás razas y de este delicado equilibrio siempre fue respetado.
El imponente dios de los mares, Poseidón, siempre mantuvo su distancia de las demás divinidades. Sin embargo, su fría indiferencia se ve desafia...
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La chica mantenía su cabeza baja, sumida en sus pensamientos y su sufrimiento , cuando de repente sintió un pinchazo agudo, como si una aguja hubiera atravesado su piel. Instintivamente, cerró los ojos, y de inmediato, se vio envuelta en una sensación abrumadora de ahogo. Era como si estuviera siendo arrastrada por un mar en plena tormenta.
Las olas turbulentas la golpeaban sin piedad, y luchaba desesperadamente por mantenerse a flote. Sus pulmones ardían mientras el agua salada llenaba su boca y nariz. Cada intento por tomar aire era en vano, y la sensación de angustia se apoderaba de ella.
después de una lucha agotadora, sus fuerzas la abandonaron, y se hundió en las profundidades del mar tormentoso. Todo a su alrededor se volvió oscuro y frío, y una sensación de paz y calma la envolvió mientras se sumía en la oscuridad.
- ¡puaj! -
De repente, abrió los ojos y se encontró en la playa, empapada y tosiendo agua salada. La realidad la golpeó con fuerza mientras intentaba recuperar el aliento y orientarse en su entorno.
Al alzar la vista, se topó con la figura del hombre joven que la observaba con una expresión inexpresiva, esperando a que reaccionara.
- Realmente te la vives en el limbo, ¿no? - su voz era tan fría como su mirada, que parecía no mostrar emoción alguna.
___ Miró a su alrededor, sintiéndose aturdida, antes de centrar su atención en el hombre que la observaba con indiferencia.
- ¿Dónde... dónde estoy? - balbuceó la chica, su voz aún temblorosa.
El hombre la observó con detenimiento, como si estuviera evaluando sus palabras antes de responder.
-Tu alma se volvió tan liviana ahora - murmuró el joven, como si estuviera hablando para sí mismo -debido a la bendición que te impide ir al Valhalla ahora. -
- quien eres ¿qué quieres decir? ¿Por qué estoy aquí? - preguntó, sus ojos buscando respuestas en el rostro inexpresivo del joven.
El hombre, sin mostrar emoción alguna, parecía estar considerando si debía proporcionar más información.
- Eso ahora es irrelevante, no consideres esta posibilidad - respondió el hombre, su voz aún tan inexpresiva como antes.
Con un movimiento casi automático, el joven extendió su mano para ayudar a la chica a levantarse. Ella notó una extraña sensación de pesadez en su cuerpo al intentar moverse, como si sus extremidades fueran de plomo. El dolor se agolpaba en sus músculos y articulaciones
El hombre la miró con sus ojos azules penetrantes
- ¿Qué... qué me pasa? - balbuceó, su voz denotando su desconcierto y frustración.