Los dioses observan desde lo alto a las demás razas y de este delicado equilibrio siempre fue respetado.
El imponente dios de los mares, Poseidón, siempre mantuvo su distancia de las demás divinidades. Sin embargo, su fría indiferencia se ve desafia...
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La chica entró en la habitación con pasos pesados, sus ojos empañados por las lágrimas que luchaban por escapar. La tristeza y la ira se reflejaban en su rostro mientras la puerta se cerraba suavemente detrás de ella, como si el mundo exterior se hubiera desvanecido por completo.
- hermano...-
El ambiente en la habitación parecía tenso, y el silencio era roto únicamente por el suave sollozo de la chica.
Poseidón, de pie detrás de ella, parecía completamente desinteresado. Su mirada distante se dirigía a cualquier lugar excepto a la joven que estaba sumida en una tormenta de emociones. Sus ojos azules, fríos como el mar en una noche estrellada, se centraban en algún punto invisible en el cuarto
La chica se dio la vuelta bruscamente, sus ojos inyectados en lágrimas encontrando la figura inmutable de Poseidón. La frustración se apoderó de ella
-¿Acaso seguirme en silencio y observarme es algún pasatiempo para ti? - la chica soltó con voz entrecortada mientras se seca las lagrimas - ¿No tienes nada más interesante que hacer?-
El dios del mar no pareció inmutarse por las palabras de la chica. Su rostro permaneció inexpresivo, como una máscara de indiferencia.
-Los asuntos de los mortales son efímeros y cambiantes, al igual que sus emociones - respondió en voz baja, su tono tranquilo y gélido.
poseidón suspira
-Mis acciones no son motivadas por el aburrimiento, mortal - dijo en voz baja y pausada - Estoy aquí porque es necesario, no por elección propia.
La chica apretó los puños, sintiendo una oleada de impotencia.
-Así que... ¿así fueron los dioses todo el tiempo? - la chica murmuró mientras se giraba para darle la espalda
El silencio reinaba en la habitación, solo roto por el sonido del viento que se filtraba por las rendijas de la ventana entreabierta. La chica era consciente de la presencia detrás de ella. Aunque no giró la cabeza para mirar, podía sentir la mirada de Poseidón en su nuca, su presencia fría y distante que parecía seguir cada uno de sus movimientos con atención.
- ¿Los dioses son tan egoístas? - preguntó en voz baja, su tono cargado de un profundo escepticismo.
La voz de Poseidón, aunque seca, se filtró como un suspiro gélido en el aire.
- Los dioses son inmortales y su perspectiva es diferente a la de los mortales - respondió Poseidón con su voz serena pero firme - Nuestras acciones están moldeadas por un propósito mayor. No se trata de egoísmo, sino de cumplir con nuestro papel en la existencia.
La chica giró lentamente, enfrentando la mirada de Poseidón con una mezcla de desafío y curiosidad
- en palabras fáciles - Poseidón no rompió su mirada, sus ojos azules como el océano profundo mantenían una seriedad que raramente se desvanecía - Somos seres con motivaciones y perspectivas que a menudo trascienden la comprensión humana -
