Parte 4: Espiral.

118 8 6
                                    

****

Durante esos meses, Izan volvió a recrear inseguridades en mi. Cuando salía de fiesta lo veían con otros chicos. No os mentiré, me encantaba verle feliz, y él era feliz bebiendo y saliendo con sus amigos. Pero ya lo hizo una vez, y mi cabeza solo decía gritando.

"Si lo hace una vez, volverá a hacerlo mil veces más."

Mi mente se convirtió en una espiral.

Mis pensamientos eran una línea curva generada por ideas intrusivas, que se iban alejando progresivamente del centro a la misma vez que giraban alrededor de él.

El chico de pelo rizado.

Esta parte es dura para mi.

Mientras que la escribo, no puedo evitar soltar lágrimas. Jamás superaré todo lo que sentí esos años. Izan solo me decía que era una persona tóxica, por hacerle sentir mal cuando vivía su vida, la típica que quieren todos los adolescentes. Pero cuando salía siempre acababa en ataques de ansiedad. Sentía impotencia, no quería encadenarlo a mi. Pero las inseguridades me estaban matando.

Querido lector, la historia es larga, haré un breve resumen de ese año.

Cada vez que discutíamos, él me dejaba ir.

La primera vez fue en clase de matemáticas.

Recibí un mensaje suyo en horario escolar.
El resultado fue otro ataque de ansiedad, la profesora me dejó salir, Esther me acompañó.
Esther llamó a Izan, unas cinco veces, hasta que lo cogió.

Volvió conmigo.

Volvimos al mismo bucle de siempre, cuando me veía, sus ojos cambiaban, veía amor en ellos. Era tan raro. Era un amor bipolar. Mis notas bajaron, necesitaba estar con él. Él era lo primero, después todo lo demás.  Empecé a pasar todo el tiempo con él, quería ser suficiente. Dejé de lado a Esther. Inconscientemente, pero lo hice.

La siguiente vez fue en la cuarentena.

Me dejó, otra vez, sin razón alguna.
Tuve que suplicarle que volviera conmigo, no podía estar sin él.
Estaba amarrándolo a mi.

Si pudiera viajar al pasado, lo haría sin pensarlo dos veces. Tú, que estás leyendo esto. Un amor forzado no es amor, es obsesión.
No puedes forzar una conexión. No se puede forzar a un corazón a pasar por donde él no quiere pasar.

Efectivamente, volvió conmigo.

Él tampoco podía estar sin mi.
Eran continuos bucles.
Y así un año entero.

Llegó el momento en el que llegué a segundo de bachillerato, y él a tercero de carrera.

Volví a retomar el contacto con Esther. Esther siempre había estado ahí para todo, incluso cuando la aparté un poco de mi, ella siempre se quedaba al lado mía, aunque no la viese, ahí estaba. Sabía la dependencia que tenía en Izan. Y desde la distancia vigilaba todo. Era y sigue siendo mi ángel guardián.

Necesitaba ese año la mejor nota posible para entrar en Medicina. Y todo tenía que cambiar.

Me hice una promesa, mis estudios irían primero.
Durante todo este año, estuve esforzándome todo lo posible.

El invierno fue precioso. Izan y yo volvimos a tener una relación sana.
Siempre recordaré aquella tarde que descansé y aproveché para verle.

— "¿Raúl, sabes que?" – "Dijo Izan mirándome fijamente"

— "Dime" –"Miré a sus ojos, estábamos viendo las estrellas, pero, ellos brillaban mucho más"

—"Escucha esta canción Chiquitín."

"+ - Aitana, Cali Y El Dandee"

Me puse uno de sus cascos, y empecé a escuchar la canción, sin quitar la mirada en él.

¿Qué más te puedo decir?
Si el primer amor durará para siempre
Sobrarán recuerdos, faltará tenerte
Dejas una historia en mí por escribir
Si yo te quiero, te quiero y te quiero
Y por tu culpa febrero me duele de más
¿Dónde guardaré este amor si tú te vas?

— "Es nuestra canción, ¿vale Raúl? "

— "Te quiero muchísimo Izan..." – "Le abracé. Fue el abrazo más bonito que me dio. Siempre lo recordaré"

—No te vayas nunca – "Empezó a llorar"
En ese momento sentí la mayor seguridad del mundo. Izan no quería dejarme ir, y yo tampoco a él. Poco a poco volvíamos a ser estrellas, estrellas binarias.

— Jamás, te lo prometo Izan.

Repetimos la canción unas veinte veces, no nos cansábamos. Él estaba feliz, y yo era la persona más afortunada por estar a su lado. La última vez que sonó la canción, al terminar gritó en medio del campo.

...COMO PRETENDO NO ECHARTE DE MENOS, SI TE AMÉ DE MÁS.

Recuerdo que me dio demasiada vergüenza, me puse rojísimo, había gente cerca, pero fue increíble. Nuestra canción.

Ese día volví a casa feliz, pensaba que ya todo habría vuelto a la normalidad. Además, Izan tenía miedo de perderme, eso significaba que me quería de verdad.

O eso pensaba.

****

200 PULSACIONESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora