El oveja y la dragona puerca [+19]

Capítulo 3: Reencuentro.

Después de regresar a la cueva, Deborah acostó a Rubén en el suelo y se convirtió en un ser humano. Luego, levanté su hombro inconsciente y revisé su rostro nuevamente.

La piel más fresca y más blanca bajo la lluvia fría, pestañas largas que brillan como ojos soleados por la mañana, una nariz suave y elegante, labios rojos y gruesos como una camelia, e incluso una barbilla más suave que las rocas en el arroyo. No puedo decir que es exactamente igual, pero ciertamente se parece a Barabius.

—Sí, eres mi Barabius.

Deborah se inclinó junto a él con una mirada amorosa en su rostro. La sangre que brotaba de la espalda de Rubén y se acumulaba en el suelo, estaba tiñendo de rojo su largo dobladillo, pero a Deborah no le importaba.

Acariciando con cuidado su cabello plateado húmedo, bajó la mano y la puso sobre su pecho izquierdo.

[Bum, bum, bum.]

El sonido de un pequeño y lindo corazón resonó en la palma de su mano.

Puse su oreja en el pecho esta vez. El sonido del corazón se escuchó con más claridad. Su artículo preciado estaba vivo y respirando. A su lado como antes, y aún hermoso.

Una ligera sonrisa se extendió rápidamente por la boca de Deborah. Lo extrañó mucho porque le importaba mucho, y estaba incontrolablemente enojada por haberlo perdido, así que este momento en que lo recuperó fue increíblemente abrumador. Además, toda la ira hacia él procedía de un malentendido.

Tal vez es porque lamentó no poder ir a buscarlo de inmediato. El afecto de Deborah por Barabius era más profundo que antes.

—Lástima.

Deborah cerró los ojos mientras escuchaba los latidos constantes de su corazón. Mientras tanto, el piso estaba aún más embarrado con la sangre que derramó. La frente de Deborah finalmente se arrugó debido a que la sangre se seguía espesando.

Lo que ya era pequeño y débil se volvió más delgado. Ahora que lo miraba de cerca, su cuerpo estaba desgarbadamente seco y áspero, y su espalda estaba llena de feas imperfecciones.

Fueron los humanos quienes lo hicieron así. Barabius, quien incluso le dio su alma para salvar a su especie de los caballos, se estaba muriendo por culpa de los humanos que podían sobrevivir. Sin volver a ella, a quien extrañaba tanto que no podía olvidar su vida anterior, estaba en dolor, dolor, dolor y dolor una y otra vez

—Ah, ah.

Tenía una sensación punzante en el pecho. Era una sensación familiar que siempre había sentido por él, oscura y nada desagradable. Compasión.

Deborah comenzó a elevar su energía desde lo más profundo de su cuerpo, acariciando el área alrededor de su pecho con la agradable sensación que había sentido durante mucho tiempo.

Pesada y lenta como una niebla al amanecer, la neblina de color rojo oscuro se levantó de todo su cuerpo y se hundió suavemente. Luego, tan pronto como llegó al suelo, fue succionada por la espalda de Barabius según su voluntad.

¿Es suficiente? Deborah levantó lentamente la cabeza. La sangre en el suelo se había endurecido. El horrible olor a sangre se había desvanecido bastante. La temperatura corporal, que se había enfriado con la lluvia, volvió, y una tez de color rosa pálido apareció en la piel pálida.

Deborah susurró dulcemente a él, que se había vuelto más cómodo.

—Levántate, Barabius.

Entonces los dedos blancos y largos de Rubén se estremecieron y temblaron como si escucharan su voz. Su brazo, que estaba estirado como una muñeca de papel, estaba tenso y su muñeca doblada hacia adentro. Quizás el sonido de la cadena arañando el piso de piedra era fuerte, los delgados párpados se distorsionaban y las pestañas plateadas comenzaban a moverse lentamente.