PARTE IV - Capítulo 1: Bosque a Demeter

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-Me están gustando cada una de las historias Demeter, me impresiona todo lo que has pasado madre.
-Asi es, pero no creas que soy sólo una Diosa dócil, cuando me hacen molestar soy capaz de todo. Esta historia que te voy a contar es una muestra de eso.

Hace unos años, en una antigua ciudad griega, una ciudad que era muy devota a mi sembró a sus afuera unas arboledas en mi honor, era un espacio mágico, había todo tipo de árboles; robles, pinos, sauces, acacias. Era un lugar perfecto para pasar el tiempo, había un pequeño lago en una colina de la arboleda que desembocaba una pequeña quebrada, había una gran cantidad de pájaros y fauna que me hacían sentir bien. En ese bosque estaba la mejor madera del Atica, pero nadie la podía agarrar o se las veía conmigo.

Me gustaba ir a esa arboleda con Persefone el primer mes que estaba conmigo, era primavera y todo estaba florecido, tengo un recuerdo de Persefone corriendo entre los árboles jugando con las ninfas que también vivían ahí, ya que también era hogar de ninfas y driades, los espíritus de los árboles.

En bosques así también se llevaban a cabo rituales en mi honor, y yo los bendecía con frutos y abundancia en sus tierras, siempre voy por el mundo repartiendo bendiciones a aquellos que me honran y me veneran, y en esa arboleda yo bendecía alimentos y la tierra de los habitantes que vivían cerca.

Un día, yo estaba en mi cabaña y las driades vinieron a mi veloz a avisarme de un peligro que corría mi arboleda, no sabía lo que le esperaba a ese que se creyó capaz de agarrar de mi madera.

Me contaron que mientras estaban dándose un baño en el río con las ninfas escucharon un estruendo, pensaron que era algún habitante de la zona que fue a visitar mi preciado bosque, fueron a revisar y se dieron cuenta de que alguien estaba cortando los grandes robles, enseguida acudieron a mi.

Mi Historia: DemeterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora