57.

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◎Nate's Pov.

Bostecé, abriendo los ojos lentamente. Me había quedado dormido en el sofá, y un sónido me estaba quebrando el tímpano y estaba interrumpiendo mi amado sueño.

Inspeccioné el lugar, en busca del aparato. Al ver la luz de este, tomé mi celular. Fruncí el ceño, era Diana.

Deslizé mi dedo por la pantalla, atendiendo la llamada.

-Hey bebé, ¿que pasa? -miré el reloj en mi muñeca- son las 12 am, es algo tarde.

-¿Puedes venir a mi casa? -su voz se escuchaba temblorosa, así que me senté y tomé mis botas.

-Claro, ¿por donde entro? -pregunté sosteniendo el aparato contra mi oído con mi hombro, mientras ataba las cuerdas.

-Por mi ventana, es tarde y papá me mataría. -murmuró, y asentí aunque no pudiera verme.

-Estoy allá en 5 min. -espeté, y colgué. Me levanté del sofá y caminé por el largo pasillo hasta estar en frente de la puerta de la habitación en la que se quedaba Stew.

Abrí esta, y él estaba allí con la boca abierta, murmurando "culos" y roncando a la vez. A su alrededor había montones de comida chatarra.

Revoleé los ojos, y tomé un zapato y se lo lancé.

-¡No te vayas Nicki! -gritó, cayendo en el piso.

Carcajeé, y él levantó la cabeza, mirandome con los ojos entrecerrados.

-¿Eres tú Nate? -preguntó, medio dormido.

-No imbécil, soy Jennifer Aniston. -reí. -no volveré hasta dentro de unas horas, adiós.

-Por mi te vas a la mierda y vuelves cuando quieres. -murmuró, y cayó estampando su cabeza en el suelo, totalmente dormido.

Mi hermano es muy extraño, en verdad.

No le tomé importancia, y salí de la habitación. Tomé mi chaqueta de cuero y las llaves de mi apartamento y auto.

En unos minutos, ya estaba abajo, caminando por el estacionamiento lleno de autos, pero todo silencioso.

Mis pasos hacían eco entre la noche y el vació de esta calle. Era algo normal, eran casi la 1 am. Quité el seguro de mi auto y me adentré a este prendiendo el motor. Salí de allí, directo a casa de Diana.

Aparqué el auto unas casas antes de la de Diana, para que no se dieran cuenta de que algo pasaba o algo por el estilo. Me bajé de este, y con sigílo, caminé hasta estar a un lado de la casa.

Miré la ventana, que se encontraba en el segundo piso. Me trepé en la planta enredadera que estaba entre unos huecos de madera pintados de blanco. Trepé hasta estar a un lado del balcón, y salté a este. Me sacudí un poco la tierra, y toqué con cuidado esta.

Unos segundos después, una Diana en ropa interior y con el cabello hecho un desastre se apareció en frente de mi.

-Hola... -me regaló una sonrisa cansada.

Amaba ese tipo de sonrisas que ella me regalaba. Pero más amaba, aquella que transmitía tanta alegría pura que ya no cabía en ella.

Me acerqué, y besé sus labios en forma de saludo. Y ella me correspondió. Al separarnos, junté nuestras frentes.

-Deberíamos entrar, debes estar congelandote. -murmuró, entrelazando nuestras manos.

-¿Yo? cariño, tú eres la que está en ropa interior. -reí levemente y ella se sonrojó.

-Entremos. -asentí. Pasé un brazo por su cintura y la alcé, entrando a la habitación.

Cerré con cuidado la ventana/puerta del balcón, pero dejé las cortinas abiertas un poco para que entrara el resplandor de la Luna.

Sentí a Diana temblar bajo mi tacto, y fruncí el ceño.

-Cierra las cortinas, e-es mejor a-a-así... -murmuró entrecortadamente.

Negué.

-¿Pasa algo? -pregunté, acostandome con ella.

Ella guardó silencio, mirandome. Negó luego de unos segundos, dejandome algo desconcertado.

-Por favor, cierra las cortinas Nate. -espetó, con seriedad.

¿Que pasaba con eso? Dios.

Bufé, y me levanté y me quité la camisa mientras caminada hasta esta. Miré hacia afuera y no había nada. Cerré esta y me dí la vuelta.

Caminé hasta la cama y me acosté junto a ella. Le abracé, ya que ella se puso de espaldas. Tomó mis manos y se acurrucó más contra mi como un pequeño gatito.

Sonreí a medias besando su cabeza; apoyé mi mejilla contra su cabello cerrando los ojos.

-Nate... -murmuró, y pude saber que estaba a punto de dormirse. -no dejes que me dañen.

Abrí los ojos, y alejé mi mejilla de su cabeza, mirando esa área. ¿Qué quería decir con aquello?

Su respiración era tranquila y bajó la fuerza en mis manos. Algo pasaba, estaba más que seguro.

Pero esta chica era una terca, así que no me diría nada.

Tendría que averiguarlo de alguna forma. Y estos días ha estado muy rara. Ya no se arregla como siempre lo hace, está más callada y siempre lleva unas grandes bolsas bajo sus hermosos y apagados ojos, dando a saber que casi no ha dormido.

Miré la pared, ya que no tenía mucho sueño ahora.

Y debía idear algo, debía saber que ocurría.

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-Nate... -abrí los ojos lentamente, viendo un poco borroso.

Parpadeé y miré a Diana mejor, ella me regaló una leve sonrisa. Se acercó y depositó un beso en mis labios.

-Buenos días, preciosa... -espeté, con la voz ronca.

-Buenos días, skate. -murmuró.

Miré el reloj en mi muñeca. 9:15 am. Abrí mis ojos de golpe.

-No fuimos al instituto. -le miré. Ella rió.

-Cariño, hoy es sábado. -fruncí el ceño.

-¿No deberías ya estar en el trabajo? -pregunté, y ella negó.

-Empiezo a las 10 am, y ya estoy lista. -se encogió de hombros. Le mire bien, estaba sentada ya con el uniforme puesto.

Pasé una mano por mi rostro, y reí levemente.

-Antes de irme deberías irte bebé, sino papá te matará. -soltó una risa. Le seguí.

-No, hará algo peor que matarme, lo sé. -hice una mueca. Ella se encogió de hombros.- Mejor salgo, y te espero como si me hubieras llamado para llevarte al trabajo, y listo. -sonreí.

Ella asintió.

-Entonces, esperame abajo. -espeto y besó mis labios.

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JELOU

KWNXOADIA COMO ANDAN?

TODO FINUSHO?

QUE BIEN

LAS AMO AKXOAJD CHAO

LA DIVAZA SE VA, PPPPAAAAZZZZ

Omaha Bad Boy.   -Nate Maloley-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora