El comienzo de todo.

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Un Taehyung de diez años veía muy feliz como su madre decoraba la mesa para esa noche de navidad, mientras que su padre se encontraba sentado mirando la televisión como si no tuviera nada que hacer. 

Y él no podía ayudar por más que lo deseaba, su linda mami no le dejaba tocar nada diciendo que si lo hacía se convertiría en un niño malo, y el es bueno por eso la obedece. 

--- Mami, ¿No puedo ayudar? --- Preguntó por décima vez. 

Su madre con un delantal verde con rayas rojas se dio vuelta para mirarlo con el ceño fruncido y apuntándole con un cucharón. 

--- Te dije que no Taehyung, deberías, No sé… ¿jugar con tus juguetes? --- El niño negó --- No quiero que toques nada con tus manos, puedes estropear y hoy vendrá tu tío Kibum por lo tanto todo debe estar impecable… ve a hacer cosas de niños y no molestes. 

El menor con un puchero de derrota se bajó de la silla alta con cuidado, el era un niño obediente por lo tanto iría a jugar en otro lado para no estorbar a su histérica progenitora. 

Pasó por la sala de estar donde su padre estaba medio dormido en el sofá con la televisión prendida donde estaba pasando un canal de fútbol al parecer. Sé quedó mirando por unos minutos, pero se asqueo al ver como una mujer mostraba sus pechos descubiertos a un jugador. 

Así que volviendo a lo que iba a hacer, subió las escaleras de dos en dos para llegar más rápido a su habitación e ir por sus juguetes y bajar para salir a jugar en el patio delantero. 

Su puerta estaba abierta así que se adentra sin más preámbulos teniendo en la mira su primer juguete que era en realidad un peluche que tiene desde que era un bebé o eso le había dicho su mamá.

Lo toma en un brazo, inspeccionado que no esté sucio por ningún lado, cuando ve que todo estaba en orden pasó su mirada por toda su habitación verificando que más podría llevar afuera. 

En la cama había varios soldados regados, se decidió por jugar con esos y el peluche. 

Con sus pequeñas manos de bebé como su padre decía que las tenía tomó todos en sus manos para irse de allí. 

Abajo nada cambio, solamente su madre agarrándose de los pelos por el estrés por dejar todo tan impecable y hermoso, tal y como le gustaba a su tío Kibum. 

El no entiende y quizás nunca lo haga, él porque su madre se empeña tanto en dejar la casa al gusto de aquel tío que solamente los visita en navidad cada año. 

--- Voy a jugar afuera mami --- Avisa antes de desaparecer por la puerta principal para salir al exterior. 

Su casa no era muy grande, pero era acogedora y muy hogareña, el patio delantero era lindo, tenía un césped a la mitad verde ya que él se había encargado de podar solito la otra parte y por ello tuvo un buen regaño de su madre. 

No sabe porque ella estaba tan enojada  ese día con él cuando fue tan amable de dejar limpito el patio así como el vecino hacía todos los miércoles a primera hora de la mañana con la podadora. 

El sol de ese medio día estaba un poco caliente por lo que optó por jugar debajo del único árbol que tenía en ese patio. 

Feliz dejó que su imaginación vuele esa tarde, creando una hermosa burbuja para él solito. 

--- Comandante oso, ¿está listo para capturar al enemigo y salvar al teniente Sio? --- Imito una chillona voz para uno de sus soldados --- Si mi coronel, estoy más que listo para salvar el día y convertirme en el héroe.

Mis deseos para esta navidad  KOOKTAE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora