Han Lee Soo entre los Kang

Tomo II Parte IV

Después de lidiar con un temperamento que superó al de un ser humano, mi temperamento se parecía al humano y se volvió sucio. Al ver lo que había hecho, estaba aún más convencido.

─Oye, ¿estás vivo?

─...

Traté de patearlo descalzo, pero Kang Ji-hyung, que se había caído debajo de la cama, no se movió. Incluso si tuviera una cara que probara perfectamente que era el padre de un anciano violento y un cuerpo fuerte y musculoso, habría sido demasiado para él controlarme a mi vuelto loco.

Marcas de dientes, mordidas y huellas de manos rojas y azules marcadas las nalgas saltarinas decoradas como un árbol de Navidad con mis pies. Aún así, Ji-hyung parecía no estar dispuesto a moverse. ¿Qué? ¿Tú? Me acomodé entre sus largas piernas postradas y se pasé las manos por los muslos y los tendones de sus muslos y rodillas. Me deslicé a lo largo de la textura de su piel temblorosa, luego la empujé hacia la arriba. Luego, volví a levantar los dientes y mordí las nalgas tensas y suaves.

─ ¡Uh!

El hombre alto, que estaba inmóvil como un cadáver, de repente levantó la parte superior de su cuerpo y se dio la vuelta. Kang Ji-hyung, que tiró de una sábana apilada a su lado para cubrir sus genitales sobre-trabajados en exceso, me miró con sus hermosas cejas fruncidas.

─ ¿Qué estás haciendo?

El tono de la voz estaba apagado por la dura historia de amor. El novato que ascendió al cielo porque no podía pulir su espada era tan sexy que rompió las alas de una grulla milenaria que cabalgaba sobre el peso de su entrepierna y cayó verticalmente al suelo. Tenía miedo de que la sangre que fue conducida a mi centro fluyera hacia atrás y fluyera por mis fosas nasales.

─Mordiendo este hermoso trasero.

Me arrastré sobre mis extremidades y me acerqué lentamente a Kang Ji-hyung. Esperaba que si tenía la energía para enojarse, la vertería en sí mismo. Los ojos de la persona atrapada en la sombra creada por mi pasaron por mi hombro y se dirigieron al aire como si estuvieran ansiosos.

─Has cambiado.

─Si te dan un golpe por la espalda, y no cambias ¿eres humano?

Al insinuar traición, Kang Ji-hyung cerró la boca como una almeja. Ante el gesto de tirar de la sábana sobre su cuerpo, su autocontrol, del que no tenía mucho en primer lugar, se evaporó.

Agarre la barbilla bien desarrollada del oponente, quien le giró la cabeza con una mano y lo hice mirarme. Luego, lo obligue a abrir su boca cerrada e invadí, superponiendo mi cuerpo. Puso su cuerpo rígido y se resistió, pero finalmente abandonó su resistencia cuando frotó su ingle con fuerza. Las articulaciones se aflojaron suavemente con una larga exhalación.

Guardé la sábana y froté su piel desnuda. Sujeté las muñecas de Ji-hyung, lamí sus labios, barbilla y cuello varias veces antes de susurrarle al oído.

─Ji-hyung. ¿Quieres casarte conmigo?

─¿?

Incapaz de entender mis intenciones, perforé entre sus piernas con las rodillas y las abrí mientras me interrogaba con los ojos. Inquieto, contuve firmemente el cuerpo que cayó hacia atrás. Normalmente, sería difícil para mí someterlo. Sin embargo, Kang Ji-hyung, a quien le había robado la boca y los segundos genitales varias veces mientras llegaba al clímax, no pudo superarme, que solo había ido una vez.

Abrí sus piernas en serio, me acomodé en ellas y bajé la cintura. Kang Ji-hyung, que nunca había estado borracho ni siquiera en una relación larga, me miró con ojos ansiosos.