Capítulo 4

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A la vista.

Dakota.

El sol se cuela por los ventanales de la habitación de Joon, tanto que han logrado calentarme la espalda. Tengo las sábanas blancas cubriendo mi cuerpo y los brazos de Joon rodeando mi cintura mientras su rostro descansa en la suave almohada.

Me muevo un poco y me acerco a su cuerpo, con cierta delicadeza y lentitud me escondo entre su cuello y oigo claramente el latir de su corazón; calmado y normal. Alzo un poco mi rostro para ver la mesita de noche que se encuentra en el lado de la cama de Joon. "7:15 a.m." apunta el reloj.

Debo levantarme, a las ocho tengo mis clases de lenguaje de señas (cosa esencial para mi personaje de mi próximo rodaje). Llevo cinco meses tomando mis clases y he aprendido lo suficiente como para poder realizar mi papel, pero considero que aprender un poco mas no vendría nada mal.

Mi mano viaja a su cabello y juega con los mechones rebeldes que le caen por el la frente. Es cuando siento como se comienza mover anunciando que esta por levantarse. Me quedo quieta a la espera de que pueda levantarse. Entonces, abre los parpados poco a poco y se los frota luego. Sonríe cuando me mira y se acerca para sujetar con más fuerza mi cintura que está siendo cubierta por una de las camisas de Joon.

Levanto una de mis piernas y las coloco sobre las suyas. Acaricio su rostro y detallo su rostro soñoliento. Acerco un poco más mi rostro y le planto y apasionado beso en las comisuras de sus labios. Me toma del mentón y relame mis labios recordando mi sabor mientras los acaricia.

—Buenos días —le digo.

—Así quisiera levantarme todos los días —menciona para luego bostezar apartando la cara.

—Pues vendré más seguido, me encanta dormir a tu lado —le confieso sonriendo.

Aparta las sabanas solo un poco de su torso y las acomoda en su cintura. Me deja ver de nuevo su gallardo cuerpo. Mis ojos se pierden en sus pectorales y cuadritos definidos. No puedo negar que esta mucho degustable visualmente. Agradecida con el servicio militar.

—¿Por qué despierta tan temprano? —me pregunta con la voz cansada.

—Debo ir a mis clases de lenguaje de señas —me remuevo en la cama para recostarme sobre su pecho.

—¿Ah?

—Lo que escuchaste. Es algo esencial para mi próximo proyecto. Soy la antagonista y la chica es una persona con esta discapacidad, entonces debo aprender lenguaje de señas para lograr comunicarme —ladeo la cabeza.

—Joder, que interesante. Necesito ver ese drama —me vuelve a ver.

—No te preocupes, estarás invitado a la premier y te verás conmigo el drama una vez que tenga un poco de espacio en mi agenda.

Me levanto y dejo caer todo mi peso en mis brazos que se encargan de alzar mi cuerpo.

—¿Desayunas conmigo? —levanto una ceja.

—¿Cuenta desayunarte a ti? —juega con mi cabello mientras sigue hablando.

Tomo la almohada en la que antes estaba recostada y se la arrojo a la cara.

—¿Eso es un no o como está la situación?

Me levanto de la cama y camino fuera de la habitación para dirigirme a la cocina. Cuando cruzo el vestíbulo las puertas del ascensor se abren haciendo que me oculte detrás de la puerta de la cocina casi inmediatamente.

Mis ojos viajan por el lugar intentando descubrir de quien se trata. Cuando miro el traje que porta, que es como un enterizo color café claro, descubro que se trata de una señorita parte de la servidumbre.

Ojos De Avellana [Libro II]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora