Madre de dragones

VIII

"SHE IS A, FRIEND?"
Dany echaba de menos a sus amigos del norte, allí en la capital solo tenía a sus hermanas, pero ahora Nyra no estaba y no confiaba en que Alicent no manipulara a Hel para que le contara sus secretos, asique estaba sola.
Tenía una dama de compañía que se llamaba Ireyne, penso que podrian ser amigas, pero despues vio como la reina pagaba a Ireyne, seguramente para que fuera su espia, asique esa opcion no era viable.
Tal vez por obra de los dioses, hoy había llegado a la capital Dyanna Martell, la segunda hija del primcipe de Dorne, vamos, que estaba allí para buscar un marido porque su padre pensaba de ella lo mismo que el rey de Daenyra, que solo servía para formar relaciones políticas.

En el majestuoso salón de la fortaleza roja, las antorchas arrojaban una luz cálida que iluminaba la sala mientras los nobles se congregaban para dar la bienvenida a Dyanna Martell, la hija del príncipe de Dorne, en su primera visita a la capital. Daenyra Targaryen, se mantenía erguida en el centro de la sala, vestida en su espléndido atuendo de seda y encaje. Su cabello plateado caía en cascada sobre sus hombros y su mirada revelaba tanto autoridad como curiosidad ante la nueva llegada.

A medida que la multitud se abría paso, Dyanna Martell, vestida en los colores ricos y cálidos de Dorne, avanzaba con gracia y seguridad. Su cabello oscuro estaba recogido en una elaborada trenza adornada con gemas y su presencia irradiaba una mezcla de confianza y elegancia. Al acercarse a la princesa Daenyra, una sonrisa amable se formó en sus labios mientras hacía una reverencia en señal de respeto.

"Bienvenida a la capital, Lady Dyanna. Es un honor tener a la hija del príncipe de Dorne entre nosotros"- Le hablo la princesa a Dyanna, con una sonrisa cordial

"La gratitud es mía, Princesa Daenyra. Estoy encantada de estar aquí y agradezco tu amable bienvenida"- le contesto Dyanna, haciendo una reverencia a la princesa

"He oído hablar mucho de la belleza y la gracia de Dorne, y me alegra finalmente tener la oportunidad de conocerte en persona"

"Las palabras son demasiado generosas, Princesa. Vuestra fama como madre de dragones tambien ha llegado a la arída Dorne, asi como vuestra belleza"

"Exageran. Espero tener la oportunidad de mostrarte mis dragones, y que podamos apoyarnos. La vida en la corte real puede ser complicada Lady Dyanna"

"Eso sera maravilloso su alteza"

Y así, entre sonrisas y palabras amables, Daenyra Targaryen y Dyanna Martell comenzaron a forjar una conexión que podría tener implicaciones más allá de su primer encuentro en la capital.

En el vasto cielo sobre las tierras de los siete reinos, Daenyra montaba a lomos de su imponente dragón Caníbal, cuyas escamas negras brillaban bajo los rayos del sol. El viento aullaba en sus oídos mientras se elevaban hacia las nubes, y Daenyra sentía la poderosa energía de su compañero alado vibrando a través de ella.

Sintiendo la emoción en el aire, Caníbal desplegó sus grandes alas y aceleró, deslizándose con una agilidad asombrosa. A su lado, el dragón Syrion, más pequeño pero no menos impresionante, batía sus alas con determinación, desafiando a Caníbal a una carrera en el cielo.

Los tres dragones se lanzaron a una competencia aérea, zigzagueando y girando en un ballet de poder y destreza. Caníbal, con sus alas envergadas, demostraba su dominio del aire, mientras que Syrion, con su agilidad sorprendente, se acercaba cada vez más, desafiando las expectativas de su tamaño.

Dany, sintiendo el viento en su cabello plateado y la adrenalina en su sangre, soltó una risa de pura emoción. Observaba la lúdica rivalidad entre los dos dragones, maravillada por la destreza de sus compañeros alados y por la conexión que compartían.

Mientras la carrera continuaba, Caníbal pareció acelerar aún más, extendiendo sus alas en un esfuerzo final por mantener la delantera. Pero Syrion no se quedaba atrás, demostrando que su velocidad y agilidad no tenían rival. Los dragones surcaron el cielo en una exhibición de poder y gracia, creando una estela de fuego y escamas a su paso.

Finalmente, Caníbal cruzó la línea invisible en el cielo, marcando el final de la carrera. Daenyra redujo la velocidad y llevó a su dragón hacia abajo, seguida de cerca por Syrion, quien aterrizó con elegancia a su lado. Los dos dragones se miraron con un brillo juguetón en sus ojos, como si compartieran una comprensión secreta y amistosa.

Daenyra acarició las escamas de Caníbal, sintiendo la emoción de la carrera aún palpable en el aire. Miró a Syrion, su otro compañero leal, con una sonrisa cariñosa.
Aemond fue a buscar a su esposa, como su madre le había encomendado para ver si el podía descubrir quien era el que tomo la pureza de la princesa

"Daenyra, hay algo que necesito saber y no puedo dejar de pensar en ello. ¿Quién fue el hombre que tomó tu pureza antes de nuestro matrimonio?"

"Aemond, no te lo dire, no para que se lo cuentes al rey. Ya te dije que no es importante"- le dijo Dany frunciendo el ceño

"¿Cómo puedes decir que no es importante? Quiero saber quién es y tomaré las medidas adecuadas"- le repitio Aemond, insistente

"¡No Aemond!, estas acabando con mi paciencia"

"Es mi derecho como tu esposo. Tengo que proteger tu honor y el mío. No puedo permitir que alguien más haya tenido lo que es mío"

"¡No soy propiedad tuya, Aemond! Soy una persona con mi propia historia y mis propias decisiones. Tu eres solo con quien me he desposado, por obligación. No te amo, no te debo nada. Tu tomaras putas como tus amantes y nadie dira nada asique cierra la boca y asume que no has sido el primero"- Dany acabo la conversacion elevando la voz a su hermano.