IV

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JACK


Hace 3 años atrás...

Estaba sentado en un sillón de la sala de estar con las manos en mi cabeza tirando de mi cabello frustrado.

Estaba harto.

Harto de la sensación de no ser nadie, de no servir para nada y sin saber cual es mi camino en este mundo.

¿Y lo peor de todo?

Ahora tengo poderes. Malditos poderes de mierda que no sé controlar. Siempre que me enfado acabo destruyéndolo todo.

Justo en ese instante llegó mi padre, borracho como siempre, metido en sustancias tóxicas inexplicables y lo peor es que apestaba a vodka y a meado de perro. Me miró de reojo y se sentó en una silla del comedor. 

Fije la mirada en el suelo entrelazando mis dedos y suspiré. Estaba harto de aguantar todo esto.

En ese instante salió mi madre del baño, estaba muy arreglada, más de lo habitual y no miento, pero le sentaba bien, se veía guapísima con ese pelo largo y rubio y sus ojos azules los cuales los robó Robert. En cambio los míos eran marrones igual que mi padre.

Odio parecerme tanto a él.

Mi padre fijo la mirada en mi madre, Adriana y la miró como si la fuese a asesinar.

- ¿A dónde crees que vas vestida así? - gritó tirando la botella de la cual bebió al suelo rompiéndose en pedazos y mi madre sobresaltó asustada.

- Al trabajo, Richard... - dijo ella nerviosa. - ¿Puedo salir?

- No vas a ningún lado. - puso su mano deteniéndola. - Y menos vestida como una puta. - dijo escupiendo el suelo. 

Miré la escena sin decir nada, aunque no podía dejar que esto se quedará así. Odio que mi padre la trate así, prefiero que se desquite conmigo. 

- Tengo que ir a trabajar... - dijo mi madre suspirando.

- No, te falta limpiar esto. - dijo Richard con una sonrisa de burla y tirando café en la alfombra recién limpiada.

Mi madre se quedó boquiabierta. Ya no podía más así que me levanté de golpe.

- Déjala en paz. - mascullé cabreado mirando fijamente a mi padre.

- ¿Sino qué? - dijo agarrándola fuerte de la muñeca y vi a mi madre hacer una mueca de dolor.

- Suéltala. - ordené y mi padre sonrío de forma en burla. - He dicho que la sueltes. - le grité formando con mis manos círculos amarillos de tal forma que lo agarré con mis poderes y lo pegué contra la pared.

- ¡Jack! - dijo mi madre asustada llorando.

- Mamá vete... - dije mirando fijamente a mi padre que lo tenía sostenido con mis poderes.

- ¡Jack suéltale...! - suplicó ella. - Tú no eres así... No eres como él. - dijo sollozando.

La miré mientras tenía a mi padre agarrado. Tenía el rímel corrido y manchas negras por todas las caras. Sin darme cuenta deje mis manos para limpiarle las lágrimas.

Grave error.

Mi padre me había metido un puñetazo en toda la cara. Uno demasiado fuerte que me dejó descolocado. Caí de culo al suelo recuperando la vista nublada que tenía.

Vi a mi madre tirar de mi padre para que me dejará en paz, pero la empujó y cayó en el sofá. Vi a mi padre sacar una espada del margen. Vino apuntándola hacia mi, pero enseguida lo retuve con mis poderes.

INHUMANOS: Apocalipsis zombiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora